Capitulo 3

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¿Qué pasa cuando una persona loca por el control se encuentra a alguien con la intensidad de desastre?

Porque eso le había pasado a Christopher, se caracterizaba por ser siempre una persona controladora, posesiva y ególatra, pero cuando una chica especial llegó a su vida por una casualidad, le cambió la jugada, Christopher se convirtió en una persona más posesiva, celosa y odiosa, aunque no se lo dijera directamente a su esposa, él la quería demasiado, la amaba cuando la conoció, cuando se mostró ante él como ninguna otra chica, ganándose así un espacio en su mente y corazón...




|Hace 6 años|

Me paseaba por los pasillos de aquella tienda de ropa, en busca de una camisa  para la firma de libros.
No sabía de cuál escoger, tenía un gusto muy simple, todas mis camisas son exactamente iguales, pero Erick me sugirió cambiar un poco
Observaba una camisa color vino de una percha, cuando sentí una mirada sobre mi, era muy intensa.
Al otro lado de la tienda había una chica, muy linda por cierto, cabello castaño, ojos marrones, sonrisa bonita y mejillas adorables
Pagué la camisa y salí de la tienda, mientras caminaba por el pasillo, escuchó pasos apresurados tras de mí y me detengo de golpe, siento como alguien choca con mi espalda

—Auch —Dije, aunque apenas y me tocó, me di la vuelta para observa a esa chica de la tienda

—Ah, yo... Lo la-lamento —Respondió, estaba muy nerviosa y se notaba a kilómetros, era un manojo de nervios —Ah... Usted es, bueno, ¿Eres Chris..topher Vélez? —Preguntó, asentí y ví como ella sonreía al instante, era tierna en esa situación

—Si, soy yo.

—Ah, yo soy una gran fan tuya y... Me gustan tus libros, amo la literatura y tus libros son fantásticos —Confesó tremendamente rápido, solté una pequeña risita al ver como ella se sonrojaba, sus manos temblorosas y note que tenía uno de mis libros "Una Y Mil Palabras De Amor", tenía no más de 6 meses publicado y había sido muy bien recibido por el público —Te admiro mucho y también quisiera ser escritora, pero aún soy muy amateur para eso y también me gusta mucho la pintura...—Decia, pero interrumpí

—¿Quieres que te firmé el libro? —Le pregunté

—Ah, si... De hecho por eso venía, pero siempre que me pongo nerviosa no puedo parar de hablar, suelo hacerlo siempre, estoy hablando y hablando, pareciera que no puedo cerrar la boca por más que lo intento, mi madre dice que es porque en otra vida debí ser muda y... —Dijo ella, pero mis cabellos ya estaban de punta, ya me estaba doliendo al cabeza de tanta habladuría, está chica si que tenía ganas de hablar

—¿Puedes guardar silencio un segundo en lo que terminó de firmar el libro? —Pedí mientras tomaba el libro de sus manos y abría la pasta, ella apenada simplemente se quedó callada, me sentí un poco grosero al haberle dicho tal cosa, se que no es su culpa —¿Cuál es tu nombre? —Pregunté

—_______ —Dijo casi en un murmullo, sonreí ante su timidez y después de acabar de firmarlo, dejé mi número ahí y cerré el libro —Ah, lamento haber sido grosero, pero soy muy sensible ante el ruido y tú eres muy parlanchina —Dije tratando de suavizar las palabras, ella asintió y tomo el libro entre sus manos

—Gracias —Respondió con una sonrisa que parecía iluminarle el rostro, eso me agradaba mucho

Sin más, seguí mi camino, pero por el rabillo de mi ojo mire hacia atrás y la ví leer mi dedicatoria

Un escritor ama el reconocimiento por sus obras, pero disfruta aún más de alguien que ama leerlo
Gracias por leer mi libro, parlanchina
Me gustaría volver a hablar, llámame

Con una sonrisa en el rostro, volví a mi solitario departamento, tenía que continuar escribiendo y prepárame la cena.
Aunque no lo creyeran, amaba mi soledad, tenía mi espacio para escribir y para inspirarme, aunque ahora me encontraba en un bloqueo horrible, como jamás me había pasado

Con forme pasaban los días, miraba mi celular constantemente, jamás había sido apegado al aparato pero, simplemente me esperaba un mensaje o alguna llamada de aquella chica rara de la plaza, pero pasaban los días y no había nada.
Decidido a que quería conocerla, todas las tardes me dirigía a esa plaza y la buscaba, estuve como dos semanas así, buscando a esa chica, pensando encontrarla por casualidad
Y no fue hasta que un día volví a verla, está vez con otra chica caminando mientras bebían café, por fin había encontrado a la parlanchina.

Una y Mil Palabras de Amor ||C.V.&TÚ||CORRIGIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora