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Roma

Me desperté sobresaltada por una alarma que había puesto. Observe a mateo en la cama de arriba, todavía seguía en el quinto sueño.

Me cambie rápidamente, me dirigí al baño y arreglé un poco mi pelo y el maquillaje que se me había corrido, además de lavarme los dientes ya que había llevado mi cepillo en mi sobre.

Salí y fui directo a despertar a Mateo para poder regresar a mi casa ya que ya eran pasadas las 9 y necesitaba dormir cómoda en mi cama y comer algo.

— euuuu — solté zarandeándolo

— mmmm — se quejó él sin abrir los ojos

— Mateo la puta madre... levantate — dije ya enojada

— ¿qué pasa ? — cuestionó dándose vuelta

— me tengo que ir —

— al lado de la puerta está la llave, abri — dijo dándome indicaciones con las manos sin ni siquiera mirarme a la cara

— ¿y como cierro?

— decile a mi hermano que cierre

— ¿a tu hermano? — pregunté nerviosa, la realidad es que no tenía intenciones de conocer a ningún miembro de su familia

— sii, se llama Emilio, decile a él

— pero... no es más fácil que te levantes dos minutos — trate de convencerlo

— no alta paja, nos vemos — dijo dandose vuelta rápidamente para encajarme un beso en el cachete y prácticamente echarme de la habitación.

— Ufff que insoportable que le costaba levantarse un segundo — pensé mientras bajaba las escaleras dudosa a lo que me podía encontrar y me tranquilicé al ver un nene pequeño de unos 7-8 años mirando la tele.

— emmm hola, vos debes ser Emilio — lo salude con una sonrisa

— hola, si decime Emi — me correspondió el saludo él analizándome con detenimiento

— bueno hola Emi, ¿no me queres abrir la puerta para que me pueda ir? — le pregunté

— si dale, ¿vos sos Mich? — cuestiono mientras buscaba las llaves con la mirada

— ¿Mich? — solté confundida

— ahhh entonces... ¿Bianca?

— no me llamo Bianca

— no sos la que vino el otro día... como se llamaba... ahh ya se Sol

— no, no soy ninguna de esas, me llamo Roma — le expliqué cortando su cascada de preguntas porque a este ritmo no iba a terminar, al perecer la lista que de mujeres que habían pisado esa casa era bastante larga

— ahh como la capital de Italia — exclamó él contento

— ehh si claro — asentí sonriéndole, se me hacía un nene muy tierno

— ahhh bueno Roma, ya te abro

Se bajó del sillón de un salto y caminó hasta la puerta donde giró dos veces la llave y me sonrió mostrándome los dientes.

— chau Emi, gracias

— no de nada, nos vemos

— nos vemos — dije saliendo por fin de esa bendita casa

El sol me pegaba de frente, la resaca se hacía notar y el sueño que tenía era insoportable.

Active los datos de mi celular y al instante me llegaron mensajes de mi mamá y Pia además de notificaciones de otras redes sociales.

Primera regla: NO engancharse (editando)Where stories live. Discover now