𝓙𝓾𝓻𝓸 𝓢𝓸𝓵𝓮𝓶𝓷𝓮𝓶𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓺𝓾𝓮 𝓶𝓲𝓼 𝓲𝓷𝓽𝓮𝓷𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼 𝓷𝓸 𝓼𝓸𝓷 𝓫𝓾𝓮𝓷𝓪𝓼
𝐁𝐈𝐄𝐍𝐕𝐄𝐍𝐈𝐃@ 𝐀𝐌𝐈𝐆@ 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑𝐇𝐄𝐀D
Una pregunta:
¿Alguna ves has querido que tú shipp favorito se haga realidad?
O que TÚ o TU OC est...
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Snape pasó al lado de la poción de la chica oji gris y frunció el ceño. El profesor nunca había tenido una buena relación con sus estudiantes, pero realmente llamaba toda su atención lo impresionantemente astuta que era la pequeña Raven.
— Dígame señorita Davis. ¿A que le huele su poción?
En su mente, tuvo que ingeniárselas en crear un plan. Debía cumplir con los requisitos de su casa y no quedarse como una tonta, menos si la persona que quería estaba a unas cuantas mesas de distancia.
— En realidad profesor. Tengo la nariz muy tapada. Sufro de Rinitis. Pensaba buscar a la profesora Pomfrey más tarde. Me da una poción cada cierto tiempo. Lamento no poder contestarle.
Bajó un poco su cabeza, realmente deseando que cayera en su pésima actuación.
Snape la mira con desagrado, como si fuera un chicle abajo de una mesa. Suelta un suspiro y asiente.
— Su amortentia está perfecta señorita Davis. 10 puntos para Ravenclaw.
Todos los alumnos miraron atónitos al jefe de los Slytherin, que parecía no prestar atención a los comentarios que corrían entre las mesas.
— ¿Snape dando puntos a otra casa? Creo que tiene fiebre.
Flor se volteó, solo para encontrarse con los ojos de Draco que la miraban con una sonrisa deslumbrante.
— Estoy de acuerdo contigo Malfoy. Aunque deberías prestar atención a tu poción. Puede estallar en cualquier momento. Tu sabes... hay que ser precavidos.
El profesor, que seguía rondando por allí, lanzó una pequeña bola de papel Justo alado de la chica, para que le prestara atención.
— Davis debería no hablar en clase. A menos que quiera que le baje el doble de lo que se le dio hace unos momentos.
Rueda los ojos, al mismo tiempo que vuelve a su puesto, mientras el rubio platinado se reía por lo bajo, en su asiento.
(...)
Mientras subía al aula de adivinación en el séptimo piso, en la torre norte, ya exhausta de subir tantas escaleras, logró ver por el espacio de las escaleras y las paredes la figura de Harry, que subía con pereza.
Este me hizo un ademán con la mano y subió más rápido para alcanzarla.
— Hola Harry. ¿Listo para una nueva clase de adivinación?
— La verdad es que no. Hoy falto Ron. Amaneció con fiebre y se va a quedar en la enfermería toda la tarde descansando. ¿Quieres compartir puesto conmigo? No quiero quedarme solo.
