𝓙𝓾𝓻𝓸 𝓢𝓸𝓵𝓮𝓶𝓷𝓮𝓶𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓺𝓾𝓮 𝓶𝓲𝓼 𝓲𝓷𝓽𝓮𝓷𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼 𝓷𝓸 𝓼𝓸𝓷 𝓫𝓾𝓮𝓷𝓪𝓼
𝐁𝐈𝐄𝐍𝐕𝐄𝐍𝐈𝐃@ 𝐀𝐌𝐈𝐆@ 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑𝐇𝐄𝐀D
Una pregunta:
¿Alguna ves has querido que tú shipp favorito se haga realidad?
O que TÚ o TU OC est...
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La guerra al fin había culminado y eso tenía gran importancia para su vida, pues no volvería a preocuparse en mantener una fachada oscura, huyendo y ocultándose hasta en las sombrías esquinas, con el mayor miedo de ser capturado. Podía comenzar a vivir la vida como siempre quiso: libre y con la persona que que amaba con locura: su mejor amiga, Rosaline Jimenes.
Esa chica le recordaba al océano cada vez que oía su nombre, la miraba o simplemente pensaba en ella.
¿Por qué?
Por que su personalidad y actitud ante todos los presentes y la gente que la conocía. La muchacha que le había robado el corazón le transmitía paz, como el sonidos de las olas del mar. Todos pensaban lo mismo: Afortunado el que contrajera nupcias con ella y despose a esa belleza sin igual.
Pero esta chica no podría ser tan perfecta, al menos un error debía existir en la matriz, a pesar de no ser ella la que lo tuviera.
Vivía con los Malfoy, lo que era enormemente caótico.
Era parte de esa familia, en pocas palabras. El gran apellido decidió acogerla en su hogar, después de la desaparición de sus padres. La vieron crecer, madurar y convertirse en una persona maravillosa, con una mentalidad impresionante y un temperamento que podía dejar sin palabras a cualquiera. Era de las mejores Slytherin's que había pisado Hogwarts, y el platinado lo notó en el ultimo año que estuvieron en clases, antes de la gran catástrofe.
En su sala común había dado un discurso tan conmovedor, que todos los presentes quedaron con ojos cristalinos, incluso quien tuviera la coraza más fuerte, esa noche, se vio invadido por la calidez que la narradora transmitía
(...)
— ¡La cena está lista, familia!
Lucius, Narcissa y Draco salieron de sus dormitorios rumbo al comedor. Los elfos domésticos terminaron de acomodar los platos y el banquete sobre la mesa, esperando a que los amos tomaran asiento.
— Rosa, cariño, no tenías que molestarte en preparar la comida. Alguien del servicio se hubiera encargado de esto- se puso la servilleta sobre sus piernas, después de sentarse, para no ensuciarse su preciado y lujoso atuendo.
— Al menos tendremos una comida que valga la pena. No como la de aquel falso chef — dijo mirando de reojo a la cocina, con desprecio en su gesto y la soberbia desbordaba de sus ojos.
—Señor Lucius, no tiene que hablar así. ¿Recuerda lo la conversación que tuvimos sobre ser más gentil con las personas de bajos recursos?
El señor Malfoy sólo se digno a asentir y resoplar. Quería tanto a esa niña que lo único que quería hacer era verla feliz. Draco soltó una pequeña risa y se llevó el primer bocado de comida a la boca, degustando la gloria.
