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Una vez que tengamos los elementos necesarios, podemos proceder a realizar la invocación.

El ritual debe ser realizado entre las 3 y las 4:30 de la madrugada, ni antes ni después. Debe llevarse a cabo en una habitación cerrada, en lo posible sin imágenes o elementos cristianos cerca (cruces, figuras de santos, biblias, etc). Si llevan en su cuerpo alguna figura propia del cristianismo como rosarios, colgantes con cruces o cualquier cosa similar, es muy necesario que se lo quiten, lo mismo si llevan cualquier objeto que sea de oro; el oro está asociado con el reino celestial, por lo que impide la manifestación de presencias de naturaleza oscura.

Salvados estos detalles, lo primero que haremos es conectar el reproductor de DVD a la televisión, encendemos esta última y apagamos las luces de la habitación, de modo que el lugar quede iluminado únicamente por la luz del aparato.

Frente al televisor, colocamos el espejo con la cara reflectiva hacia el techo y trazamos un círculo de tierra de cementerio encima (es necesario que sea de cementerio porque está directamente ligada a la muerte, es decir, contiene las energías propias del sufrimiento de los muertos y de las penas de los vivos que lloran a aquellos). Dentro del círculo (es decir, sobre el espejo), vamos a colocar el CD y las velas, estás últimas alrededor del CD en forma de triángulo (apagadas).

En el lado izquierdo, fuera del círculo de tierra, colocaremos la copa (llena) con la bebida dulce y en el lado opuesto la campanilla (o elemento que cumpla la función pretendida).

Es hora de empezar.

Tomamos la campanilla y la hacemos sonar 9 veces, de este modo indicamos el inicio del ritual. Luego procedemos a encender las velas; pronunciamos la frase «Hail Satan» cada vez que prendemos una, es decir, saludaremos al rey de la noche tres veces.

Una vez prendidas las 3 velas, beberemos la mitad del contenido de la copa y, acto seguido, tomamos el CD con las dos manos (es muy necesario que sea quitado del centro con las dos manos) y lo levantamos, con los brazos bien extendidos hacia arriba, al tiempo que repetimos las palabra «Shemhamforash» 3 veces.

Una vez hecho todo lo anterior, le damos un beso al CD y lo introducimos en el aparato reproductor de DVD, como si fuéramos a reproducir un disco cualquiera. Si lo hicimos todo bien, no debería tardar en manifestarse en la pantalla alguna entidad. Tengan en cuenta que, dado que se trata de un ritual oscuro, lo que sea que vaya a aparecer frente a nosotros no tendrá una naturaleza bondadosa, sin embargo, no significa que vaya a hacernos daño o que tenga el poder de hacerlo, el único propósito por el que está allí es porque ha sido invitado para responder 3 preguntas. Puede que nos diga la verdad, puede que nos mienta o incluso que nos juegue una broma, sea cual sea el caso, sean prudentes a la hora de preguntar, hay cosas que es mejor no saberlas.

Si se apaga alguna vela, deberán encenderla rápido, la luz indica un camino pero también ahuyenta a la oscuridad, las 3 velas cumplen una doble función: mostrarle el sendero a la entidad y, una vez en su destino, marcarle un límite infranqueable; por eso no puede hacerle daño al invocador, siempre que el ritual se lleve al pie de la letra.

Una vez realizadas las 3 preguntas y obtenidas las respuestas, debemos invitar cordialmente a la entidad a retirarse, le agradecemos y nos despedimos. Si insiste en quedarse, volvemos a agradecerle por su presencia y volvemos despedirnos, más allá de cualquier reacción con la que podamos encontrarnos, es muy necesario que mantengamos la calma y la cordialidad, eventualmente se irá.

Cuando el televisor vuelva a emitir una imagen vacía, quitamos el CD y lo ubicamos, de nuevo, en el centro de las velas, sobre el espejo; vamos a sellar la entrada que abrimos. Bebemos el contenido restante de la copa y apagamos una a una las velas.

Finalmente, tintineamos 9 veces la campana marcando el final del ritual. Todo ha vuelto a la normalidad.

Tengan presente que, para que funcione, es muy necesario respetar cada paso del ritual. También es importante mantener la compostura, ya que alterar el procedimiento puede ser peligroso; seguir los pasos uno a uno, de principio a fin, no solo asegura la eficacia de la experiencia, sino también nuestra seguridad, no queremos permitir la entrada de un ente del más allá a nuestro hogar o nuestro cuerpo.

Incluso si nada se manifiesta en el televisor debemos realizar de principio a fin cada paso. Puede suceder que algo haya acepado la invitación y no quiera mostrarse, quizás, esperando que la puerta que se le abrió no se cierre (porque el invocador creyó que el ritual falló y no lo concluyó como es debido) y, de esa forma, poder quedarse de este lado. Siempre que hagamos invocaciones estamos  estableciendo un nexo entre dos realidades, una «posibilidad de pasar», el propio ritual va a marcar la forma y también los límites. Los viejos maestros del ocultismo eran, ante todo, precavidos, eran conscientes de que buscaban conocimiento en fuentes que podían ser peligrosas, por eso el método era importante, porque era un camino seguro.

Crean o no, si van a realizar esto háganlo con responsabilidad, permítanse la posibilidad de que exista algo más allá de nuestros sentidos, de nuestra realidad, al menos para no tomarse esta experiencia como un jueguito de terror para niños más.

El CD virgenWhere stories live. Discover now