Pecador de magia negra

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Por Jonathan-Black


Había escuchado la alarma del móvil cuando la hora marcó las tres de la madrugada. Me encontraba en la sala de mi casa, nervioso e impaciente por iniciar el ritual, todos los objetos estaban preparados y colocados como se había especificado. En la pantalla se veía el logo de DVD. También me había asegurado de despejar toda señal de cristianismo.

Estaba completamente solo, mis padres se habían ido a visitar a mis tíos y había puesto la excusa de que tenía muchas tareas para no ir, fue una gran idea. Afuera no se escuchaba el ladrido de un perro y tampoco el viento raspando las paredes. La sala era la única que no tenía ventanas, por lo cual me había quedado con la luz de la pantalla de una televisión de cuarenta y dos pulgadas.

Con inquietud volvía a acomodar un poco más la tierra de cementerio que tanto me había costado conseguir, me sentía intranquilo al pensar que, si no hacía bien las instrucciones, algo malo llegase a pasar. O soportar el hecho de que no era real o que la primera vez no se presentase algún ente.

No perdí más tiempo y toqué nueve veces la campana y, al encender las velas con un encendedor mientras iba diciendo "Hail Satan" en los momentos que habían sido especificados, agarré la copa y bebí la mitad de un jugo de naranja con mucha azúcar. Luego había levantado el CD y, al decir "Shemhamforash" tres veces, acerqué el CD a mis labios y lo besé para luego ponerlo dentro del reproductor DVD.

Eso era todo.

Esperaba a que el demonio llegase, pero los segundos parecían ir tan lentos que estaba pensando que no iba a presentarse. No obstante, algo en la sala se sentía extraño, diferente. Estaba sentado y sentía una especie de peso sobre los hombros y la espalda, una incomodidad que me había inquietado y que nunca había sentido, era un peso extraño como si cargase una pesada mochila. Era como si mi cuerpo se inclinase hacia el frente. De repente, había dado un respingo cuando escuché que algo hacía presión en el suelo, pues este era sólo de tablas y fue como si alguien caminara. No me moví, ni siquiera giré la cabeza, me sentía como de piedra y lo que moví fueron mis ojos esperando ver algo. Pero con el rabillo del ojo no pude ver que nada se moviera, aunque por el sonido, lo identifiqué cerca de la televisión.

Posé la mirada sobre la pantalla y de un instante a otro, las letras de "DVD" se desfiguraron, por consiguiente, la pantalla quedó totalmente en blanco. La sensación de soledad en la sala se había ido, de cierta manera, podía sentir la presencia de alguien, como cuando uno tiene un mal presentimiento.

De repente, en la pantalla emergieron manchas negras, pero se veían como si fueran gotas de tinta al caer, sin embargo, eso era dentro del televisor. La mancha negra se fue tiñendo de un color piel e iba tomando forma, como si hubiese sido modificado con un pincel. La figura que se vio en la pantalla no era un demonio con cuernos de color rojo como la mayoría piensa. Sabía de antemano que podían ser entes multiformes porque había buscado sobre demonología.

Lo que vi había sido una mujer desnuda que debía rondar entre los veinticinco y treinta años.

La mujer era rubia, de facciones afiladas y muy hermosa. El cabello estaba por detrás de sus hombros, permitiendo la vista de los firmes pechos de un tamaño moderado, un abdomen blanco y plano, su sexo, unas largas piernas esbeltas y pies medianos. Ella tenía la cabeza un poco ladeada hacia la izquierda, los hombros encogidos y la boca con ambas comisuras levantadas. Una sonrisa encantadora acompañado de un cuerpo excitante. Contemplaba todo detalle con completo detenimiento. Pensé que podía tratarse de un demonio de lujuria.

Tragué saliva y solté una risita tonta, había sentido calor en las mejillas y dureza en la entrepierna.

La mujer en la pantalla permaneció muda.

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