LOCALIDAD DEL DESEO (O DE LO SIDÉREO). TIEMPO INFINITIVO.

21 1 0
                                    

¿Y mientras todo lo que os habría acabado de relatar ocurriera a Ariadna y a Patrici@, que le sucedería por su parte al duende de ocho años de edad (o mas bien de sabiduría) Diego? Pues bien, Diego habría apenas presenciado el ataque acontecido a una leona hasta matarla ignominiosamente (llamada Inés y de carácter impresionante) a garras de otras muchas en cuyo territorio por hache o por be Inés se habría acabado de introducir. Ahora bien, después de dicho asalto, Diego el duende habría sido testigo ocular de la secuela: como las leonas -tanto la heroína como aquellas otras que la asesinaran-, habrían de inclinarse luego de salir de detrás de las bambalinas de un teatro de operaciones quirúrgicas (estas últimas representarían al Más Allá, a la Trascendencia, a la muerte física eventual de las leonas y de todos en general por añadidura) a fin de agradecer las ovaciones de su audiencia de ángeles por el descrito programa telereal (titulado 'Álgebra de Matrices' o 'la Matriz de la Diosa'; es decir, la vida encarnada [entretanto que el astral habría quedado apodado como 'la Armazón Número Dos']). Inmediatamente después de este episodio, Inés habría rugido desde su asiento, Santa Sede o Cátedra de Moisés (mitad silla de paciente de odontólogo y mitad de cliente de peluquero): "¡Es requerido que yo necesite tu apoyo, Diego!"; a lo cual el duende niño  respondería: "¿Cómo así?" y en consecuencia le hubiese explicado Inés: "¡Es un verdadero castigo que yo me encuentre, después de que me acaeciese la muerte, en un area del astral sin parafernalia; y, dado que sea yo leona de negocios -activa-, que me aburra! Es pues menester que me precise tu ayuda para salir de aquí". Replicara Diego: "¡Por supuesto! ¡Que ya vayamos!" Montaría Diego en la cola de la felina Inés puesto que el lomo de ella habría sido translúcido, tenue (la rabadilla de la 'panthera leo' Inés, en cambio, erguida y/o erecta -enhiesta y tiesa- a la manera de una catapulta, y el hopo de la misma prendido con fuego griego mientras que los írises de sus ojos pareciendo fuegos fatuos de San Telmo). El propósito a seguir por ambos debería o debiera haber sido conducir a la reina de la jungla -Inés la rugidora- a otra parcela del astral, del estado de ultratumba (el mundo que soleríamos visitar durante el sueño y nombrado astral debido a que titilarían sus objetos lo mismo que las estrellas; en sánscrito denominado "Kama Loka'  -'Localidad del Deseo'- lo cual igualmente apuntaría al modo en que los luceros alumbran, visto que 'deseo' habría provenido del vocablo en latín que significaría 'sideral': una parcela o estado de existencia con bibliotecas de ākāśa rebobinado y de pinturas pinceladas con luz -a semejanza de las mostradas en una pantalla de computadora- [dijera Mme. Blatvasky de Satán, el dios inverso: "Él es la Luz Astral"], y de párvulos difuntos atendidos por Nodrizas Rollizas). Debajo, o hacia lo más denso de ese nivel de ser -el astral- en donde la emoción, y no ya ni la materia ni la energía, reina, habría vislumbrado Diego las almas purgantes: carentes de vigor cuandoquiera que trataren de satisfacer sus apetencias concuspicentes. Entretanto se esforzaría el chaneque o duende o trasgo en sacar a la fiera de su situación anímica desanimada con el siguiente testimonio: "Haya observado yo un tigre joven, confiado, hermoso, a quien un disparo -algo ajeno a su experiencia- derribe y le apague la vida. ¡Peor que tu caso!". En el proceso de encaminarse, toparíanse con una dama apodada Rachel (queriendo su apelativo de pila decir en alemán algo así como 'La Castigadora') quien habría estado jugando Solitario por medio de recurrir a una baraja la cual incluiría entre sus cartas los Arcanos Mayores del Tarot; y luego cortaría estos naipes la dicha Raquel -lo cual sería equivalente a aderezarlos con caos- para entonces, extraño como parezca, reorganizarlos como mejor pudiese y por ende venciendo el aludido caos: en ello consistiría el entretenimiento. Rezongaría: "Vayais a mi escondrijo -el matorral en medio del distrito comercial- y encontraos seguros". Empero Jesús, soldado en fatigues sucísimas y de fina puntería pues habría sido entrenado en la caza desde temprana juventud por sus adoptivos (antes de robarse él una llave de parques públicos con la resolución en mente de allí pernoctar), con remordimiento se hallaría por los alrededores en busca de un muchachito cuya calavera habría resultado quebrada y abierta delante suyo por la metralla de la guerra y molestada por moscas, ya que durante la vigilía Jesús no se habría permitido socorrerlo dada su ocupación del momento: un ejercicio militar serio en zona enemiga acérrima. Lo habrían seguido leona y duende y a fin de cuentas arribado al descanso del subplano astral de los párvulos difuntos y las bibliotecas y los retratos lumínicos. Allá se desposarían duende y leona, ella con la sortija de compromiso en un colmillo pues dedo anular no tendría.

EL DUENDE Y LA BRUJAWhere stories live. Discover now