Mi vista se encontraba en el techo, mi mente estaba en blanco, solo quería que esos resultados llegaran rápido.
Ibrahim me miró de reojo, para luego suspirar y mirar el techo
— Tú resultado llegará mañana a las 6 am
— ¿Cuánto tiempo llevo encerrada?
— 3 días
Silencio absoluto.
Me senté posicionando mis brazos sobre las rodillas y mi cabeza apoyada en mis brazos mirando la pared gris. Ibrahim se acomodó a un lado de las rejas dejando de darme la espalda, sentí su mirada por largos minutos hasta que se dignó a hablar.
— Si quieres te acercas...
— ¿Para qué? ¿Para qué me trates mal?
— Estoy siendo amable contigo — habló molesto frunciendo el ceño
— No pedí tu amabilidad, a veces es demasiado tarde para remediar las cosas
— Como digas
Mi mirada seguía fija en la pared, pero de repente empecé a sentir culpabilidad; el matón había sido "amable" conmigo y yo lo he tratado mal...
Mire de reojo a Ibrahim y este seguía molesto
Cerre los ojos y pensándolo bien, quizás esta sea mi última conversación... me levanté de aquel cartón y me senté al lado de Ibrahim, por supuesto una reja nos separaba.
— ¿Que sucedió con los hombres que iban a violarme?
— Están encerrados en otro calabozo esperando los resultados del exámen de ADN, deben estar pidiéndole hasta al diablo que salga negativo — soltó una risa
— ¿Por qué eres matón?
— No soy un matón
— ¿Entonces qué eres?
Me miro un par de segundos dudoso, analizando cada parte de mi rostro, pensando si era seguro contarme...
— Mi padre es narcotraficante, soy su hijo mayor y... él tiene cáncer terminal así que alguien tiene que seguir con el negocio, y como él no puede enseñarme, Lorenzo lo hace. Ellos son muy buenos amigos
— ¿Por qué tu padre quiso que siguieras su camino? — pregunte dudosa. ¿Que padre quiere que sus hijos sigan sus malos pasos? No creo que mamá quiera que sea una prostituta como ella en algún momento lo fue
— Él no quería, yo elegí serlo
Pasos se escucharon bajar las escaleras que conllevan a donde me encontraba, mi corazón se agitó... ya era hora.
— El patrón quiere que la lleve arriba
Ibrahim se levantó, cogio la llave y abrió la reja. Tome una bocanada de aire y lo fui botando poco a poco para lograr tranquilizarme. Salí del calabozo y el hombre que había venido a buscarme me agarró del brazo. Caminamos hacia la salida mientras sentía en mi espalda la penetrante mirada de Ibrahim, me detuve y volteé mi rostro hacia Ibrahim.
— Gracias por tu compañía — dije dedicándole una sonrisa.
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Hija del narcotráfico
ActionAntonella se había cansado de todo, se había cansado de ver llegar a su madre agobiada en las madrugadas, cansada de vivir en la miseria y desesperación. Sus amigas habían tomado el camino equivocado de la prostitución y ella estuvo a punto de hacer...