Moon and back (Jeon Jungkook)

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Pedido de  jungkapplee

We may fall but we'll keep on going.
We may break but we won't say broken.
Through the cracks in the road the flowers grow.
Before you see our storm clouds formin'
and the sun don't rise in the mornin',
you should know.
Baby to the moon and back,
i will love you more than that.
When your skies are grey and your world is shakin'.
To the moon and back,
I love you more than that.

**

Caminaba por la casa, de una habitación a otra. Iba despacio, con la mirada velada de pensamientos que le marcaban el trayecto. En la mano sostenía una taza de café que poco a poco había comenzado a sustituir al vaso de leche con galletas que tomaba desde niño.

A medio vestir, con la camisa desabrochada y descalzo, se detuvo a mirar por la ventana y, entre sorbo y sorbo, contaba en su mente cada una de las pequeñas casualidades que se sucedían frente a sus ojos. Un semáforo que se ponía en verde en el momento en el que un hombre se disponía a cruzarlo, otro tropezaba con una grieta de la acera, un soplo de aire hacía volar un sombrero y, de repente, todas las farolas se apagaban al mismo tiempo.

Volviendo en sí, se dio cuenta de que la música aún estaba sonando.

Su reflexión se centraba en que las casualidades son actos independientes que encuentran un punto de interacción fortuito, provocando una coincidencia inesperada. Pero si te paras un segundo a observar a tu alrededor te das cuenta de que es un mecanismo constante, que nace de la libertad de millones de decisiones que son tomadas cada segundo por millones de personas.

Algunas pueden resultar catastróficas, la mayoría pasan desapercibidas pero, cuando surge una que es maravillosa, te das cuenta de que todo lo que has hecho en tu vida, hasta el más insignificante de los actos, te ha conducido hasta allí y sientes que ese es el lugar y el momento en el que tenías que estar. Y así le había ocurrido a él.

Dejó sonar el despertador quince minutos más y no le dio tiempo a desayunar, eso conllevó una parada en el Paris Baguette de la calle Apgujeong para comprarse unos donuts y pérdida consiguiente del tren que solía coger. Se subió en el siguiente, después de que un hombre le golpeara con el hombro al salir y ni siquiera se disculpase. En su asiento encontró una carpeta que alguien había olvidado y, curioseando en su interior, descubrió que pertenecía a una chica, estudiante de Biotecnología, que tendría problemas si no entregaba ese día un trabajo sobre Ingeniería Tisular. Se bajó en la siguiente parada y, decidido a obrar su buena acción del día, se dirigió a la facultad.

Recorrió los pasillos y las aulas durante dos horas sin éxito hasta que, cansado y desmotivado, decidió tomarse algo en la terraza de la cafetería. Un zumo y unos huevos revueltos después, se dispuso a pagar, pero no encontró su cartera en el bolsillo del pantalón. Desconcertado, se planteó la posibilidad de salir corriendo, pero vio que el camarero, vigilándole con desconfianza, se estaba acercando a su mesa.

Volvió la vista y se encontró con una chica sentada frente a él, sujetando un billete de diez mil wones, que entregó al camarero en cuanto llegó. Él trató de justificarse, pero ella, anticipándose, le dijo que podía devolverle el favor invitándola a cenar el viernes. Después escribió su número en un billete de metro, recogió la carpeta, que todavía estaba encima de la mesa, y se marchó.

Ya era sábado por la mañana y, mientras apuraba el último trago de su café, seguía sin dar crédito al misterio oculto en esa frase que todavía se repetía en su cabeza: «tienen que ocurrir tantas cosas para que dos personas se conozcan...»

Dirigió la mirada al dormitorio, acababa de despertarse.

BTS: one shots, imagines, reactionsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora