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—Jungkook... Puede que Taehyung regrese.

Su semblante cambió, denotando alegría, tras un "pero" por parte de Namjoon, su alegría fue decayendo a medida que sus palabras avanzaban.

Una lágrima escapa de sus ojos y su mano, la cuál era sostenida por su madre, ahora cubría sus labios, los cuáles temblaban.

—No sabemos aún que tan grave puede que esté... Solo, debes mantener fuerzas, JungKook, hasta que vuelva.

—Taehyung va a volver...—musita, levantando su rostro, lágrimas amenazan con salir de sus ojitos, más este no puede evitar sonreír, estaba dolido, pero alegre—Lo veré antes de irme...

Un sollozo ahogado por parte de su madre dejó ser escuchado tras las últimas palabras del niño. Saber que JungKook tarde o temprano simplemente cerraría sus ojos era de saberse, más sin embargo, que él mismo lo dijese era algo que resultaba aniquilante.

La chica abrazó a la madre, mientras Namjoon, simplemente calló.

—Mi diario... ¿D-Dónde está...?

Namjoon se levanta, caminando hasta las cosas del azabache, trayendo con él un pequeño libro de color amarillo.

—Yo... Debía escribir cien razones para cuando Taehyung volviera, tuviera algo con qué recordarme.—su voz ronca le hizo detener—Algo qué... Le hiciera sonreír incluso al recordarnos—aclarando su garganta, se acomoda un poco—Pero ya no será necesario... Nos veremos una última vez.

Limpiando aquellas lágrimas que se acumulaban en sus párpados, dejó el libro a un lado, débil, siente sus ojos rogar por ser cerrados, sonriente, recostó su cabeza nuevamente, respirar le costaba, aún; a su vez, era más que doloroso, pero aquella sonrisa no quería desaparecer.

Su rostro, pálido, desprendía el brillo de una sonrisa sincera. Sintió la felicidad volver a él y cerrando sus ojitos, concilió tranquilamente aquél anhelado sueño, nadie lo impidió, nadie lo despertó.

Simplemente lo vieron marcharse feliz. Con una sonrisa en su rostro, y con la esperanza de que al despertar sería Taehyung quién sostendría su mano.

El corazón de su madre se estremeció, queriendo simplemente despertar a su hijo, abrazarle y decirle lo tanto que lo amaba, sonrió... Sonrió porque su hijo se iba con una sonrisa en su rostro. No pudo llorar... Simplemente apreciar lo hermoso que se veía su pequeño. Sostuvo su manita, mientras Namjoon en un rincón, luchaba por contener sus lágrimas. Ella observaba, mientras sin quererlo, lloraba desde sus adentros de manera desesperada.

Se reunieron los tres al rededor de JungKook, y dejando un beso en su frente, se despidieron de ese pequeño rayito de luz.

JungKook por fin descansaba... Eso expresaba aquél monitor que dejaba en el aire aquél doloroso pitido.

Se había marchado sin estar consciente de que sus ojitos no se volverían abrir. No pudo decir adiós... No pudo dar un último abrazo a su madre... No pudo... Dar aquél último beso a su prometido.

No logró cumplir su parte del trato. No caminaría al altar, donde Taehyung prometió esperarle. Más sin embargo... Aún estando lejos, aquella promesa se mantendría hasta el día en que estos dos volvieran a encontrarse.

No pudo lograr escribir cien razones... Pero todas y cada una de las que dejó, ahora se volvían en una canción. Y el más preciado tesoro... Qué Taehyung tendría hasta el día en que volviera a ver el brillo que tanto adoraba ver en la mirada de su amado.

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—I'm here for you, Jungkookie...

100 Razones para volvernos a ver - K.TH x J.JK ©Onde histórias criam vida. Descubra agora