VI (1)

61 15 201
                                    

LEE - VOTA - COMENTA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LEE - VOTA - COMENTA

LEE - VOTA - COMENTA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—NO PUEDO CREERME que me haya acostado con una diosa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—NO PUEDO CREERME que me haya acostado con una diosa. Una diosa asesina que ha intentado hechizarme.

—Eso último no lo tengo tan claro.

—¿Por qué?

Los ojos de Hunter miraron a Red con ansiedad. Había perdido la cuenta de las veces que se había pasado las manos por el pelo como un desesperado.

Pero claro, descubrir que un aquelarre de chicas con poderes divinos y su diosa han intentado matarte y que, además, tu única amiga en el pueblo se encuentra en paradero desconocido no es fácil de llevar.

Red esperaba más gritos y nervios, aunque lo único que sentía ahora era la irremediable sensación de querer abrazarle.

—Si oyes tan poco como dices, es probable que no haya funcionado contigo. Así que supongo que me defendías porque de verdad pensabas que era inocente.

«Algo que nadie ha hecho nunca», pensó.

Hunter le ofreció una sonrisa torcida y suspiró, resignado.

—Pero no lo eres —dijo con tristeza.

—No —contestó Red con la cabeza gacha.

Había matado a un gran grupo de hombres, se había alimentado de su sangre y, encima, al despertar a una diosa ancestral había ocupado un cuerpo que no era el suyo, haciendo que el alma de Aramis se desprendiera y vagara sola por el mundo, en busca de otro recipiente al que unirse.

KatharsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora