Hogar

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( POV Amaia)
Pasaron los días, más bien la semana en sí y por fin hoy ya era viernes.
Mi madre se volvió a España el martes, y los de Alfred el lunes, así que nos volvimos a quedar los cuatro solos.
Estos dos días, la verdad es que habían sido un poco extraños, desde que volvimos del viaje, no volvió a ser lo mismo.
A mi me venía de repente el mal humor al acordarme de todo, se me hacía como muy complicado.
No hablábamos casi, simplemente compartíamos palabras cuando estaban las niñas de por medio.
No hubo ni un solo roce de cariño.

Hoy estaba muy ilusionada, bueno yo creo que Alfred y Helga también, Vega no se enteraba, porque cogíamos el viaje hacia España, Madrid, ya que Aitana nos había invitado al primer añito del pequeño Mateo.
Teníamos muchas ganas de volver a casa, de ver a toda la familia, bueno más bien a todos nuestros amigos, ya que íbamos a Madrid.
Helga no paraba de pronunciar el nombre de Alba, la estaba echando mucho de menos.
Yo tenía muchas ganas de ver Aitana, pasar de vernos todos los días, a vernos nada, era un cambio que me estaba costando mucho superar, hablar tras una pantalla no era lo mismo.
También de ver a Ana, Miriam, Mimi, Roi, a Cepeda quedar o no también, en verdad a todos.

Cogíamos el vuelo, hoy pero muy pronto, para así poder exprimir al máximo los días que íbamos a estar.

En el avión, nos tocaron asientos separados, por el simple echo de coger los billetes a última hora.
Teníamos que ir dos y dos, íbamos a ir turnando, pero sobretodo Vega conmigo por el tema de la leche.

Llegamos al aeropuerto, donde rápidamente pasamos al vuelo, como siempre íbamos con el tiempo muy justo.

Pasamos dentro del avión y nos acomodamos, nos esperaba un viaje de doce horas, ya que lo habíamos cogido directo, hasta llegar a Madrid.
Sólo pedía que el viaje no se nos hiciese muy cuesta arriba, sobretodo por las niñas.

Fue un viaje muy intenso,no como queríamos, sino que todo lo contrario, llegamos al aeropuerto de Madrid más que candados, sobretodo yo que iba con la pequeña.

Estuvimos esperando las maletas.
Helga estaba tan cansada que quería ir en brazos, pero Alfred ya tenía a Vega cogida y yo no podía más con mi vida, el viaje que me había dado Vega, había sido sin duda el peor de todos.
La subí en la maleta, se agarró bien y la lleve hasta el taxi que nos dejaría en casa.

Llegamos a casa, a la puerta y una sensación extraña me invadió, no sabía cuánto la estaba echando de menos.

Dejé todo en el suelo, y me fui a tirarme al sofá, solo quería dormir y dormir.
Mientras estaba en en sofá, empecé a mirar todo y mi mente se inundó de recuerdos, el primer día de Helga y de Vega en casa, los primeros pasitos de la primera, cada trastada de Helga en el salón, cada celebración, reunión, conversación, esa casa me había visto crecer como persona y convertirme en lo que soy ahora.
Sólo de pensarlo se me salían las lágrimas de los ojos, eran demasiadas cosas.

Me eche una mini siesta de 20 minutos y al levantarme estaba toda la casa en silencio, me aproxime a mi habitación, a la de Alfred y mía y vi a los tres tumbados en la cama descansando, Alfred, Vega en el centro y al lado de la pared Helga, eran tan bonitos.

Decidí dar una vuelta por toda la casa, por cada una de las habitaciones y cada rincón, que si la habitación de Helga, que si su sala de juegos, que si la boardilla, el baño, la terraza...
Me quedé en esta última viendo y pensando en cosas, hasta que una voz me saco de mis pensamientos, las manos de Alfred tocando mi cintura, fueron las culpables.
- ¿en que piensas?- me preguntó
- en lo feliz que soy- dije yo- en la suerte que he tenido en todo- termine
- ¿hasta conmigo?- soltó
- claro que sí, que pregunta es esa- respondí
- no se, últimamente estamos muy distanciados- me comentó
- ya Alfred, entiende que es complicado, no se me va a pasar de una noche a las mañana, déjame mi tiempo- respondí
- todo el tiempo que necesites - respondió- pero porfi que no sea mucho
Empezamos a reírnos

la niña de mis ojos ~ALMAIA~Where stories live. Discover now