Me siento cada vez mejor, con más vida, con más ánimos y todo se ve brillante, más hermoso de lo que había estado en años.
Hoy al hablar con Alina, Paola y el colado de Fernando me siento más ligera, más en paz y así ha sido desde aquel día con Alberto.
En la comida no quise decirles mucho, no quería lastimar más a su hermana, ella sufre con él y en mis manos estuvo evitar un poco de dolor, pero ella tenía derecho a saber que por nuestro bien dejamos todo atrás, debí contárselo de inmediato pero no quería que más cosas se rompieran, estoy segura que destruí muchas cosas en Alberto, y una parte de mi corazón también se agrietó, todos los sentimientos que estaban ocultos al fin decidieron salir, me dolió mucho tener que reprocharle pero era lo que tenía que hacer, a eso fui. Era nuestra oportunidad para soltar todo nuestro dolor, terminar con todo —como él dijo— lo que contamina nuestras heridas, con eso di paso al perdón más sincero, por ahora él quizá no lo vea pero más adelante una vez que todo este en calma descubrirá que en mi ya no hay un ningún resentimiento, nada que aún pueda despertar algún sentimiento negativo.
Justo por eso decidí presentarle a Antonio, no quiero que de alguna manera Alberto pueda llegar a odiarlo, yo quiero que todos estemos libres de resentimientos, pensé que si Alberto sabía gracias a quien me recupere lo asimilaría mejor, es mucho mejor que de una vez se haga a la idea de mi con otro. La verdad fue algo que me saque de la manga, llevé a mi marido solo para no sentir que de alguna manera lo estaba traicionando, sin embargo a él tampoco le gustó lo qué hice, me regaño por hacerlo, dice que me comporte muy inmadura pero no podía quedarme más tiempo sentada frente a él, ya que en cualquier momento alguno de los dos íbamos dar paso completo a las lágrimas, sólo una se hizo presente y eso fue porque mis intentos de reprimirlas no podían funcionar al cien por ciento, llegó el momento en el que me vi acorralada, no podía permitir que Antonio viera tal espectáculo, mi marido es en extremo comprensivo pero ninguna gracia le haría viéndome llorar en brazos de otro, porque eso era lo que en realidad quería hacer, abrazar a Alberto y que los dos pudiéramos unir los pedazos de nuestros corazones, eso quizá nos hubiera atado de nuevo y esa posibilidad a nadie le conviene.
Yo solo deseo que pueda poco a poco salir del estado de ánimo en el que se encuentra, espero que encuentre un motivo para ser feliz.
Mientras tanto yo sigo teniendo un compromiso con Alexandra y Camila, que no llegaron a comer con nosotros, ahora estoy en casa de Alina esperándolas. Eso me da tiempo para que ella me facilite la historia que les tendré que contar, ahora sé que es exactamente lo que tengo que decir para justificar mi ausencia y también el desmayo que tuve al ver a Alberto; es tan buena y ahora está en mi que la crea, por lo menos hasta que sus padres sean capaces de contar la verdad, yo por mi parte me quedo tranquila al saber que no voy a alterar nada en sus vidas. En la comida Fernando me dejó ver qué nadie está feliz con la idea de mentir, sabemos que no es lo correcto pero si es muy necesario ya que Marisela no sabe nada de mi, nadie le ha puesto sobre aviso y nadie desea hacerlo.
No tendrían porque, Marisela y yo no tenemos que vernos las caras nunca. De solo imaginarme lo que hará al verme y saber que ya tuve una plática con su marido estallaría y solo Dios sabe cómo va a responder. A ella no puedo perdonarla —no creo que me pida una disculpa tampoco—. Ella no tenía motivo alguno para herirme, eso es lo que precisamente nunca he podido entender, ¿Si sabía que Alberto se casaría con ella para que interponerse en lo que teníamos? ¿Por qué no simplemente esperar? ¿Qué de malo tenía darle un respiro a Alberto? Con los años me ha tocado asimilar que Marisela ganó la guerra incluso antes de iniciarla.
Mis sentimientos me gobiernan y por eso siempre supe que a Alberto le perdonaría todo, absolutamente todo. Sin embargo Marisela era mala conmigo porque tal vez le divertía serlo, o de plano sus celos la dominaban, ¿era tan difícil entender que yo no tuve la culpa de que él se fijara en mí? Ese fue mi único delito, que él me amara, y por ese amor yo fui una estúpida, nunca hice nada para defenderme, nunca le conteste ninguno de sus insultos y afrentas, soporte cada uno de sus desplantes para encajar en su círculo social, cada humillación valía la pena; y todo para que al final no sirviera de nada.

YOU ARE READING
No será culpa mía [Saga Amores Incesantes #2] || Completa
RomanceDos personas que aún esperan que el viento se lleve las cenizas de sus corazones destrozados... Aviso importante: aunque es el segundo libro de la saga no es para nada necesario leer el primero.