No será culpa mía [Saga Amores Incesantes #2] || Completa

21.- Con lazos de tul

Tengo bastantes llamadas perdidas de Alina y Fernando, también hay algunos mensajes que no me dejan tranquilo: “Llámame” “Contéstame” “Te necesito” “Me urge que nos veamos”. No entiendo porque tanto misterio, Fernando siempre procura ser muy directo, el no es un hombre que se ande con rodeos, odia el suspenso. Aunque ahora por más que me quisiera ir a verlos para que me expliquen que demonios está pasando no puedo, tengo un compromiso más importante; está tarde antes de entrar a la pesada junta con los ejecutivos Marisela me llamó y me dijo que me quería en la casa en cuanto saliera de trabajar, me dijo que por favor no faltará, que no le hiciera ningún desaire porque me tenía un regalo y la verdad es que en su estado no quiero hacerla esperar, por ningún motivo quiero que algo le quite la paz, por ahora mi prioridad es mi esposa, más tarde veré que se traen mis hermanos, no sé si deba preocuparme. 

Estacionó el auto y veo que no está la camioneta que usa Alexandra, entonces supongo que está con Camila y si está con ella no creo que le haya pasado, de otra manera Fernando me lo hubiera dicho inmediatamente y Marisela no estaría esperándome dentro de la casa, por esa aparte puedo estar tranquilo mientras Alexandra esté bien todo lo demás se puede desmoronar a mi alrededor. 

Entró y no veo a Casilda, no veo a nadie. Todo está demasiado silencioso voy directamente a la sala y ahí está mi mujer sentada con los brazos cruzados, hoy se ve muy linda trae el cabello suelto y un bonito vestido vino con el cual se le nota que está embarazada, estos primeros meses son importantes, en el primer ultrasonido nos dijeron que todo está en perfectas condiciones, nos aseguraron que no hay de que preocuparse. Eso me alegra muchísimo, mi bebé estará bien. Tiene los ojos tiene los ojos cerrados, así en calma se ve más bonita, aunque en realidad Marisela siempre ha sido muy hermosa, mamá alguna vez insinuó que si nunca hubiese conocido a Vanessa todo sería diferente, quizá hubiera casado por amor con ella, con gusto y sin necesidad de un contrato. Lamentablemente no escogemos nuestro destino; muchos dicen que ya está escrito, que ya no podemos hacer nada para librarnos, ojalá no sea así, quiero y decido creer que somos dueños de nuestra vida, que escribimos nuestra propia historia, que aún puedo cambiar las cosas.

Toco suavemente la puerta y de inmediato abre los ojos y la expresión con la que me ve no me gusta ni un poquito, ahora finge una sonrisa una que se desmorona en un segundo, mi esposa no sabe aparentar felicidad o la siente o te hace sentir mal porque no lo hace. 

—¿Todo bien? —le pregunto sin moverme.

—Claro —le da palmaditas al sillón—, ven siéntate te tengo un regalo.

Nosotros nos damos regalos en ocasiones especiales y como nunca sabemos que regalarnos terminamos por hacer lo mismo, yo mando a hacerle una pieza original —aretes anillos, gargantillas, cualquier joya— la mayoría son diseños de mi papá, la cadena que le regale en nuestra boda es uno de los más bonitos que he visto en toda mi vida. En cuanto a ella insistió en hacerme una colección de relojes, los más caros por supuesto aunque eso no significa que tengan algún valor emocional para mí. 

Se levanta y va directo a la mesa que está a nuestra espalda, de un cajón saca una caja dorada con lazos de tul azules, es idéntica a la que me entrego su padre con su anillo de compromiso —ya que no me dejó escogerlo, me dio el mismo que uso su madre—, mi destino me fue entregado en una caja con los mismos lazos de tul. Se acerca a mí y me ofrece la caja, la tomo y me quedo con ella en las manos, ahora que lo pienso bien no es igual está es mucho más grande, definitivamente no es un reloj, mi imaginación limitada no me permite hacerme una idea de lo que puede ser.

—Gracias pero no tenías que darme nada —me quita la caja y empieza a deshacerse de los lazos.

—Es… hoy fue un día raro, pasaron muchas cosas y lo vi y decidí que era lo que merecías —su tono de voz me causa un poco de miedo.