53.- Como es el amor

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-Dame la mano -me dice Alberto al bajar de la camioneta, por alguna extraña razón estamos a una cuadra de distancia, no entiendo para qué si de todas maneras entraremos voluntariamente a la guarida de un loco-, Vanessa por favor no vas a ir sola.

-Pero tampoco quiero ir de tu mano-respira profundamente y se coloca frente a mi para impedirme el paso.

-Por favor déjame ir solo, los voy a traer -curiosa y extrañamente confío en él pero este asunto es solo mío.

-No, es mi hija y la quiero conmigo, si tengo que dar mi vida por la ella así será y no me lo vas a impedir -ese es mi propósito en esta vida, protegerla de todo y contra todo-. Te lo advierto, ella vive yo muero si no hay otra opción.

Por eso quería venir sola, sé que él va a intentar impedirlo, que va a hacer hasta lo imposible porque no sea así pero quizá no pueda hacer nada, vamos a un lugar con un criminal peligroso y no tengo esperanza en que vamos a salir completamente ilesos.

-¿Crees que yo me resignaría tan fácil esa idea? -por eso no debió acompañarme, si él se pone a pedir por mi corro más peligro, él solo va a lograr que me maten más rápido.

-Es que no te pedí que lo hicieras Alberto -en primer lugar no quería ir con ellos pero son los únicos que tienen los contactos para hacer un operativo como el que se supone está en marcha, la policía no sabe que nos entregamos voluntariamente-, o acatas eso o te largas aquí y yo veo cómo le hago pero te puedes apostar lo que sea a que la recupero.

La verdad es que no me convence que Marisela vaya ayudarme pero como ya dije antes ella era la única que podía acercársele a Octavio sin levantar sospechas y si es su cómplice puede que ya me haya jodido, pero por lo menos sé en donde está mi hija y si nos traiciona y tengo la oportunidad no voy a dejarla ir viva, le voy a apretar el cuello hasta que deje de respirar y si no me dejan matarla confío en que la policía va a llegar y la van a meter aún agujero del cual no voy a permitir que salga, y no solo yo, porque Fernando podrá ser su primo pero mi hermana no dejará que una loca como ella ande suelta por ahí. En este asunto no hay nada seguro, no puedo confiar en nadie y tampoco es necesario, sólo necesito una oportunidad para salvar a las dos personas que más amo en esta vida y si muero en el proceso sé que Antonio le dirá a nuestra que la ame tanto que di mi vida por ella. De esa manera mi paso por este mundo no será en vano.

-Está bien sólo... ¿me puedes prometer algo? -mientras no sea un imposible- Júrame que vas a ser feliz si yo muero -esa soberbia a veces lo hace insoportable-, ¿crees que eres la única que viene dispuesta a todo?

Debe de dejar de hacerme esto, no puedo enfocarme en él, en mi hija y en Antonio, ahora solo me está deteniendo, no entiendo para qué si ya confirme algo que me negaba a creer... pero ya basta de pensar en ellos, no ahora que mi hija es lo más importante.

-Alberto si tú mueres por esto nunca voy a poder ser feliz -esta bastante sorprendido-. Cuando la gente está cerca de la muerte se pone sería y dice la verdad y yo voy a ser sincera muy contigo -para que sepa por lo que está dispuesto a morir-. Me hiciste dudar, te confieso que por momentos sentí ese impulso estúpido de dejar todo atrás y seguirte pero cuando vi a mi bebé en esa incubadora y a Antonio desvivido por ella me di cuenta de que ya no se puede Alberto. Lo siento. Además hace rato vi algo que... me dio la impresión de que tú quieres más a Marisela de lo que dices.

Y está bien, después de todo eso es lo que quería todo el mundo, que él la amará, y eso me calma el alma porque por fin va a encontrar la felicidad que necesita y con la mujer correcta para él.

-Si la quiero pero no la amo, no así -me dan muchas ganas de sonreír y burlarme pero la situación no lo amerita, no volveré a sonreír hasta que mi bebé este conmigo.

No será culpa mía [Saga Amores Incesantes #2] || CompletaWhere stories live. Discover now