Sonó una, dos, tres, cuatro veces, y de nuevo dio al contestador. Volvió a marcar el mismo número por cuarta vez y esperó nuevamente.
—Por favor, contesta.—Murmuró mientras sostenía fuertemente el teléfono contra su oreja, con la esperanza de que lo coja.
Cuando estaba a punto de colgar y darse por vencida, los pitidos dejaron de sonar y se escuchó una respiración entrecortada en la otra línea.
—Tamara...
Ella guardó silencio, sin saber que decir. No le salían las palabras.
—¿Necesitas algo?—Le preguntó a punto de colgar.
Su voz se escuchaba en eco, ya que estaba en el baño, y hablaba en un tono bajo. _________ se encontraba en la otra habitación esperándolo desnuda, lista para otra sesión de sexo.
Tamara se dio cuenta de eso por su respiración. Sollozó.
—Quiero hablar contigo, Justin.
—No tenemos nada de que hablar.
—Sí que lo hay, nunca me dejaste aclarar las cosas.
—Es que está todo claro, joder.
—No puedo hablar contigo en la escuela porque siempre está ella—siguió hablando, refiriéndose a __________—y admito que tengo miedo de que me haga algo si nos ve juntos. Sé que ahora estás con ella...
Él guardó silencio. Tenía razón.
—Pero por favor, si alguna vez sentiste algo, lo más mínimo por mi, déjame verte. Te necesito ahora.
—Está bien—suspiró. Le dio lástima—¿Dónde te veo?
—Ven lo más rápido que puedas, por favor—dijo esperanzada—mi padre no está, así que...Espérame en la puerta de mi casa,
—Bien, te veo a las ocho.
—Te espero, gracias.
—De nada.—Pronunció en un susurro casi audible y colgó.
Seguidamente, salió del baño y sus ojos vagaron directamente al cuerpo desnudo que yacía sobre su cama. Inmediatamente la devoró con la mirada. Quiso hacerle tantas cosas juntas en ese momento, y pronto las cumpliría.
—¿Por qué tardaste tanto?—Frunció el ceño.
—Mmh, estaba haciendo mis cosas, nena.
—Estabas hablando con alguien—corrigió—te escuché hablar. ¿Quién era?
