Campania (Provincia de Italia, Nápoles).
Tres semanas después....
Ha pasado un tiempo desde que llegamos a Campania, las cosas no han sido del todo buenas, seguimos sin pistas que nos lleven al paradero de esos hombres y las actitudes distantes de Salvatore me empiezan a asustar. La mayoría del tiempo llega tarde y no cruza palabra conmigo para explicarme lo que está sucediendo. Las chicas y yo nos hemos quedado en el pequeño complejo de apartamentos protegidas por Eduardo y Raffaelle. Pero tanto para mí como para las demás todo es totalmente extraño.
- No puedo seguir otro día mas aquí sin salir – gruñe molesta Julieta mientras se asoma por la cortina de la ventana de la habitación en las que nos quedamos-. ¿Porque ellos si pueden ir y nosotras quedarnos aquí como unas tontas sin poder hacer nada?
Suspiro.
- Salvatore ha dicho que es lo mejor.
Julieta bufa y cierra la cortina y se encamina hasta donde estoy.
- Esa eres tú, que vive haciendo caso en cuanto dice – responde enojada-. Hasta ideas locas se te cruzan por la cabeza – rueda los ojos y sé a qué se está refiriendo.
- Estaba desesperada.
- Pues vaya idea la que se te ocurre.
Ambas nos quedamos con vistas a la puerta en cuanto esta se abre de par en par revelando a los chicos. Sus atuendos lucen mojados por la lluvia, Salvatore es el primero en cruzar de largo sin mencionar nada, arroja su chaqueta a un lado y puedo apreciar un enorme moretón en la parte de su espalda.
- Santo Dios, ¿Que te ha pasado? – me acerco alarmada hasta su lado y él me esquiva.
- No es nada serio.
- Deja de ser un idiota – le respondo.
- No me voy a morir Daniela ¿contenta?
Aprieto fuertemente mis manos y lo empujo a un lado.
- Eres un imbécil – me quejo mientras le doy la espalda y me acerco hasta la puerta para irme de allí.
- ¿A dónde crees que vas? – levanta el tono de voz, giro mi vista y lo desafío.
- No soy tu prisionera, quiero salir de estas cuatro paredes, porque me siento peor que una presa.
Julieta aplaude desde una esquina.
- Al fin una de nosotras tiene los ovarios para decir lo que sucede – se cruza de brazos y se mete en medio de su hermano y yo.
- Quítate Julieta - la aleja y camina hasta donde me encuentro.
Niego con mi cabeza.
- No te atrevas a acercarte – respondo segura de mis palabras.
- Daniela no hagas una escena.
- Tú eres el menos indicado para decirme que hacer. Ya no comentas nada desde hace dos semanas.
- Dije que te lo iba a decir todo.
- No deseo saber nada ahora, me devuelvo a Seattle.
Aquello lo deja sin palabras.
- ¿Tú qué?
- Me devuelvo.
Niega con la cabeza varias veces y pasa sus manos por el cabello. Los chicos nos miran a ambos como si fuésemos protagonistas de una película de drama.
- No vas a devolverte tu sola a Seattle. ¿Qué hay.. ¿qué hay de lo que prometimos?
- Me olvide de esa promesa en el mismo instante en que te largaste sin decir nada.
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Inevitable Atracción
قصص المراهقينSalvatore Lombardi, el niño con el que jugaba a las escondidas, el mismo idiota que me pego un chicle en el cabello en mi cumpleaños número seis, la persona más fastidiosa, odiosa y orgullosa del mundo. Un narcisista de primera. Y para colmo el mejo...