Charlas múltiples

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Matt miró a su madre molestó.

— ¿Por que?

La Diosa de la sabiduría suspiro y pensó en un válido argumento para apartarlo de la hija del mar.

— Matt, hijo. Debes entender que hay mejores personas que esa cría del mar.

Detrás de las puertas se encontraban los demás, que estaban comiendo. Cassidy apretó los puños y gruño molesta. Poseidón abrazo a su hija y negó molestó, no es que le agradará que su hija estuviera con el, pero... Ella era Feliz.

— Alguien mejor— repitió Matt— Esa chica es la mejor del mundo, es atrevida...

— Demasiado para mi gusto. — masculló la diosa. Matt la ignoro.

— Es inteligente, y no lo niegues mamá, que tú lo sabes. Es talentosa, una líder y una guerrera y rendirse no forma parte de su vocabulario— finalizó Matt con las mejillas rojas.

— Hijo...

— Madre... La amo, ¡Por amor a los Dioses! No espero que lo entiendas, por que nunca has amado más allá del cerebro, casi muero por tratar de decirle que la amo. No tienes idea de lo que he echo con tal de estar con ella. Y no lo entenderás, nunca.

Matt estaba a punto de Hablar de nuevo pero Cassidy salió y le sonrió.

— Déjame hablar con ella.

— Pero...

— Ve a comer.

Atenea miró a la chica y ella le sonrió.

— No quiero problemas, ya tengo los suficientes. Y no quiero que Matt la odie, al menos no por mi causa.

Atenea asintió— Si tú lealtad llega a flaquear— Cassidy asintió.

— Debe de saber que ese no es mi defecto fatídico.

— ¿Qué?

— Exacto, es no es mi defecto, mi defecto es algo conocido como el mil defectos.

Atenea se puso pálida.

— Eso, mi defecto son las personas, si le quieres llamar así. Lealtad, Rencor y el Orgullo desmedido. Pero no como el de Percy o el Nico o Anabeth. Quiero salvar a Todos, quiero Perdonar a todos y no quiero rendirme. Eso es mi defecto.

Atenea asintió y ambas entraron al salón. Ignorando cada mirada con la mirada en alto se sentaron una junto a la otra.

— Dejen de mirarme— Demandaron ambas.

— Es de mala educación escuchar pláticas ajenas.

Hestia le sonrió y Atenea rió ligeramente.

— Tregua.

— Tregua— confirmo Cassidy, Matt le sonrió a ambas y beso la frente de la pelinegra.

En otro lugar.

Danna miró a Albus.

— Alb, yo...

— Calla— dijo mientras la besaba. — Siento haberme ido, pero tenía una misión.

La rubia le sonrió y asintió.

Y los dos se fueron tomados de las manos a la sala de tronos.

Sus amigos sonrieron.

— Ya era hora.

— Cállate James/ Cassicopeia— dijeron a la vez ambos.

— ¿Quien lee?

— Yo— dijo Atenea.

Cassidy Riddle y el tridente perdido (Pausa)Where stories live. Discover now