" C O M I E N Z A "

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— Se caminar y comer perfectamente Karma, ya ha pasado una semana desde que salí del hospital, el doctor dijo que estaba perfectamente bien.— suspiré al ver que en su rostro no mostró ninguna emoción y seguía con la cuchara a unos cuantos centímetros de mi boca. Un sonrojo apareció por todo mi rostro mientras abría un poco la boca y Karma aprovechaba para meter la cuchara y sacarla completamente limpia. Gruñí por lo bajo al ver su cara de satisfacción y comencé a masticar a un ritmo lento.— Puedo comer solo, ¿me podrías...? — hice una seña hacía la cuchara, Karma alzó una de sus cejas y giró su mirada de nueva cuenta a la computadora que tenía a un lado de nuestros platos. Fruncí el ceño y me crucé de brazos mientras refunfuñaba por lo bajo.

— ¿Y así esperas que me intimide? — me miró burlón mientras tomaba un poco de agua.— Al gran sucesor del dios de la muerte se le acaban las ideas, eh.— Rodé los ojos y suspiré.

Había salido del hospital una semana atrás después de estar mes y medio en el hospital sin tener derecho a levantarme y salir de mi cama, a menos que no estuviera Karma presente.

Después de una rápida y exhaustiva recuperación; logré salir en poco tiempo. El doctor quedó maravillado con mis resultados así que no hubo problema en salir del hospital, el único problema era que Karma no estaba satisfecho y el doctor casi termina con una daga en el cuello por no darle a revisar mis resultados a Karma, tuve que tranquilizarlo y al final mis resultados fueron puestos en sus manos al hablar de sus tantas influencias políticas y sobre que posición tenía. Sinceramente seguía sin saber cómo personas de casi todo el mundo le debían favores a Karma, por primera vez en mi vida veo que si llena su apodo de la secundaria: "El demonio Karma Akabane", aunque sabía que todo ello era una máscara de intimidación, Karma podía ser la persona más amable y humilde cuando de verdad se requería, lo había visto ayudar a tantas personas sin tener nada a cambio, una de las verdaderas razones por las cuales se metió al mundo de la política.

Aunque de verdad no lo quiera aceptar, Karma quiere acabar con toda la corrupción que hay desde arriba, por ello tenía que llegar a involucrarse en la política, aún sabiendo los riesgos que conllevaba; Karma es lo suficientemente listo como para no dejarse pisotear y lo suficientemente fuerte como para tener todo bajo control, aunque eso no evita que me preocupe por él.

Poco después de que saliéramos del hospital, Koro-sensei había programado un vuelo para el día siguiente y finalmente regresarnos a Japón; pues la misión ya estaba terminada. Aún así, Karma logró, de alguna manera, convencer a la pareja de que aún no estaba bien y que necesitaba un poco de descanso y que por ello necesitaría quedarme unos días más en Canadá para una recuperación segura, la cual ya había tenido; la herida ya había cicatrizado y me habían quitado los puntos y sólo había quedado una pequeña cicatriz. Aún así, Karma tenía miedo, ¿a qué?, no lo sabía, pero lo sentía en su frecuencia. Cada vez que comenzaba a caminar o a hacer algún tipo de actividad física para regresar mi movilidad, su corazón se aceleraba y su frecuencia se alteraba a tal grado que tenía que abrazarme con fuerza y verme sentado en algún lugar seguro, no entendía nada de ello.

Aquello había sido los primeros días, ahora comenzaba a comportarse más normal y solo se preocupaba con que no cargara cosas pesadas e hiciera mucho esfuerzo.

Después de unos cuantos bocados más, terminamos nuestro almuerzo y Karma llevó nuestros platos a el fregadero. Me levanté de la silla y comencé a caminar hacia nuestra habitación, en el camino me acomodé bien la camisa que tenía puesta de Karma que por alguna extraña razón me la había dado y ahora yo la utilizaba para dormir. No nos habíamos levantado de la cama hasta el medio día y yo no había tenido tiempo de cambiarme y ducharme.

Bostecé un poco y me senté en mi cama una vez estuve dentro de la habitación. Mordí mi labio inferior y comencé a pensar en la misión, justo en el momento en el que me encontraba en sus brazos y desangrándome, pensando en que esa sería la última vez que lo vería y que no podía irme sin confesarle todo lo que sentía.

Devuélveme el CorazónWhere stories live. Discover now