Capítulo 63

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Nada puede hacerme sentir como tú lo haces.

JungKook salió de la guarida de bangtan ignorando los llamados Jin. Toda esa información que NamJoon le había dado, debía ser procesada por su cerebro si es que no quería tener cortocircuitos.

Toda su carrera empresarial se había echado por la borda, aunque poco le importaba, él odiaba trabajar en esa empresa, más no le quedaba de otra, pues era la empresa de sus padres y él la había heredado.

Pero se sentía vacío. Le quedaba poco tiempo para que toda la verdad sea revelada y él fuese buscado por todas las naciones. Ya no estaría en bangtan, ya no iría a la empresa, esa misma noche tenía pensado visitar a BaeMin por última vez. Sólo le quedaría un mes de descanso, un mes en donde él podría ser alguien normal o tal vez podría imitar una vida normal.

¡Cuanto odiaba todas las atrocidades que había cometido! Pero esa fue la única forma de mantener su cordura, o tal vez lo poco su quedaba de ella. JungKook se había perdido en la oscuridad, había estado tan sólo todo ese tiempo y una vez que encontró a alguien especial que le hiciera sentir todo lo contrario. BaeMin había sido la luz en su camino y sin darse cuenta, ella lo había guiado al camino del bien. Sin embargo JungKook estaba confundido, ya no sabia a dónde pertenecía o tal vez se negaba a saber dónde pertenecía.

JungKook detuvo su auto a un lado de la carretera. Eran las cuatro y cuarto de la tarde. Tenía pensado visitar a la pelirrosa esa misma noche, pues sabía perfectamente que ella se quedaría sola. Pero primero, iría a algún lugar solitario para pensar un poco.

Todo se estaba yendo al caño como él iría al infierno.

— No debo dejar que las malas emocionen desborden. — se aferró del volante del auto y golpeó su frente con este. — ¡Pero no puedo, maldición! BaeMin, ¿Qué carajos me hiciste? — se quejó y cerró los ojos para que las lágrimas que querían caer de sus ojos no lo hicieran. — ¿Desde cuando... Me hice tan débil...? — su voz terminó lo romperse. Sentía en su pecho un calor bastante conocido y sus emociones comenzaban a desequilibrarse. Si eso llegaba a pasar, sus instintos asesinos le ganarían y lo que menos quería JungKook en ese momento era matar a alguien. — Ya no, ya no lo favor... — llevó sus manos a su cabeza. Esas voces otra vez. — ¡Basta, ya basta. Déjame en paz! — gritó hasta desgarrar su garganta. JungKook estaba luchando contra sus impulsos y pareció funcionarle, ya que segundos después, la cordura volvió a él. Suspiró ante ello. Ya no quería seguir siendo Tokki.



La noche había caído en un parpadeo y JungKook se encontraba en la puerta de la casa de BaeMin. Sus nervios estaban presentes en todo su cuerpo y, en tan sólo pensar que Bae se encontraba detrás de esa puerta, las manos le sudaban, su pulso se aceleraba y una electricidad se paseaba por su estómago.

Tocó el timbre y, segundos después la puerta fue abierta por BaeMin quien tenía un delantal de cocina puesto. Al ver a JungKook una sonrisa adornó sus labios, dándole un vuelco al corazón del contrario.

— ¡JungKook, ven, pasa! — la menor lo tomó de la muñeca y lo hizo entrar a la casa. — Que raro que toques la puerta. Siempre entras como un ladrón.

— ¿Debería ofenderme? — preguntó el pelinegro tratando de comportarse de manera normal.

BaeMin rió negando.

— Tómalo como quieras Jeon. — soltó la muñeca de JungKook y la menor se encaminó a la cocina.

— ¿Estabas preparando la cena? — preguntó JungKook tratando de entablar conversación con la menor.

— No, estaba jugando a las damas con el delantal puesto. — contestó sarcástica BaeMin quien se dirigió a cortar las verduras nuevamente.

— Y después soy yo el que comienza las peleas. — rodó los ojos el pelinegro y tomó asiento.

♣ 𝕯𝖊𝖕𝖗𝖊𝖉𝖆𝖉𝖔𝖗𝖊𝖘 𝕳𝖚𝖒𝖆𝖓𝖔𝖘♦(전정국) TERMINADA | BOOK 1Where stories live. Discover now