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La noche se quebró desde la llegada de BaekHyun, YoonGi desde ese momento se tornó serio y formal y Jimin no iba a decir nada. Se despidió casi a las 10 de la noche.

—Min, si te parece mañana proseguimos con esto, hoy ya es muy tarde y aunque mi horario es veinticuatro siete me siento cansado...—Se estiró y masajeó su cuello—Por favor, procura que nada nos retrase. 

Jimin guardó sus cosas y se dirigió a la salida.  YoonGi estaba alterado, de verdad que solo Jimin lograba ponerlo de esa forma.

Si tan solo Baek no hubiera entrado de esa forma de seguro ya hubiera roto su promesa, una parte le decía que matara a Baek y luego lo tirara al río por haber interrumpido, pero su lado racional le decía que eso era lo mejor, que no debía volver a molestar a Jimin nunca más. 

Se quedó por unos minutos pensando en los viejos tiempos donde Jimin y él eran felices juntos, donde no existía nadie mas aparte de ellos. 

Recordaba al bonito Jimin con el que habló la vez de su cumpleaños número veintiséis, con el que bailó descaradamente pero que disfrutó con todo su ser. 

Nunca lo dejaría de amar, era imposible olvidarlo y aunque lo intentara con miles de mujeres y hombres, Jimin era para él la única persona dueña de su corazón.  

Era mejor dejar las cosas como estaban y si algo se llegaba a dar entonces no forzaría nada.

Sinceramente esperaba que Jimin fuera feliz.  

Cuando bajó, en la salida oscura de la empresa pudo ver a Jimin con una enorme bufanda y frotándose las manos para evitar el frío que colaba en esa pesada noche, sonrió porque Jimin se le hacía demasiado tierno y no había nada que lo hiciera cambiar de opinión. 

Quiso acercarse hasta donde estaba el peligris, desbloqueó el auto para cuando Jimin llegara hasta allá no tuviera complicaciones para entrar y encendió la calefacción del auto. Caminó desde el parqueo hasta la silenciosa calle, pero antes de llegar hasta donde Jimin un auto desconocido se había parado frente al delgado muchacho, el peligris le sonrió y le dio un fuerte abrazo. 

YoonGi retrocedió sin saber que mas hacer, había reconocido ese rostro como el novio de Jimin.

Jimin se adentró al auto y cuando estuvo dentro besó los labios de Kai, eso se sintió fatal para YoonGi, algo dentro de él se había quebrado un poco más. Se sentía impotente y con unas inmensas ganas de llorar. ¿Cómo podía competir contra el hombre que ayudó a Jimin?

Simplemente no podía ayudar en nada el hombre que lo había traicionado de la manera más cruel. 

Lo dejó marcharse porque eso era lo correcto, él regresó con sus piernas pesadas y sus ojos cargados de lágrimas que pretendía retener hasta llegar a su casa, para llorar en paz. 

Llegó a su casa con la radio sonando músicas reprochadoras, entró directo a su casa llevándose la grata sorpresa de tener a BaekHyun junto con Tzuyu descansando como que estuvieran en su propia casa, podía entender que Tzuyu se quedara por la lejanía de su casa pero BaekHyun ¿por qué debía quedarse si su casa estaba a media cuadra?. 

—¡Hasta que llegas YoonGi!—Dijo BaekHyun levantándose del sillón mas grande.—¿Donde estabas? Tenemos horas de estar esperando. 

YoonGi se hizo oídos sordos y fue directo a la muchacha, le saludo con un beso en la mejilla. 

—¿Cómo estás?—Le dijo después del beso.—No quiero ser grosero pero ¿Qué haces aquí? 

BaekHyun carraspeó incómodo, claro que había sonado muy grosero.

Te compro a tu novio | YoonMin Where stories live. Discover now