Capítulo 7.

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Estaba pensando demasiado después de que Megan me llevó a mi departamento. Quería indagar sobre mi vida privada y en cierto punto la entendía. Ese tipo de conversaciones se llevaban a cabo cuando deseas conocer a una persona, pero no podía dejar que ella supiera de la mía.

No era algo agradable de lo que me gustaría hablar, además me ponía incómodo y furioso. Aún así, no me arrepentía de haberla invitado a comer, era lo menos que podía hacer después de haber actuado como un idiota.

Derek había llegado al departamento, no perdimos el tiempo y fuimos a conseguir un auto. Aún me quedaba dinero de sobra, pero no tenía que gastarlo todo en un día. Tenía que mantener la cantidad al margen para los próximos meses. Llegamos a un lote y después de lo que me pareció una hora, decidí comprar un Ford mustang GT 1968 Negro.

Derek hizo una mueca y negó con la cabeza, en desacuerdo.

―Tienes el dinero suficiente para comprar algo mejor, ¿y eliges esto? ―se quejó, mirando el auto mientras el encargado me entregaba las llaves.

―Es mi dinero, no el tuyo ―espeté, frunciendo el ceño.

Subí a mi nuevo auto y conduje por la calle, disfrutando el rugido del motor cada vez que cambiaba las velocidades.

Por la noche llegué al gimnasio. El lugar estaba lleno como todos los fines de semana. Ya había empezado el espectáculo, un par de tipos estaban en el ring intercambiando golpes con movimientos ágiles y rápidos.

Encontré una mesa desocupada en el rincón y sin dudarlo me dirigí hacia ahí. Me senté justo cuando Derek se acercó, tomando asiento frente a mí.

―¿Qué hay? ―dijo, encendiendo un cigarrillo y fumándolo como si su vida dependiera de ello.

―¿Qué te ocurre? ―dije―. Te ves nervioso.

―Pelearé hoy ―se limitó a decir, dando otra calada.

Sabía que pelearía hoy, pero eso no respondía mi pregunta. Se veía ansioso e inseguro, las peleas eran lo suyo y jamás temía de sus contrincantes, por lo que me pareció sumamente extraño que actuara de esa manera.

―¿Qué demonios te pasa? ―exigí, con voz amenazante.

Miró a su alrededor y luego se volvió hacia a mí, dejando salir un suspiro.

―Tienes razón. Estoy nervioso.

―¿Por qué?

―Por dos cosas, la primera, porque la chica con la que pasé la noche estará aquí ―explicó, dejando salir el humo del tabaco―, y la segunda porque pelearé con Josh.

En cierto punto entendía su nerviosismo por enfrentarse a Josh. Sí, lo odiaba demasiado pero el maldito era realmente bueno con los golpes, así que esperaba que Derek pudiera vencerlo, a menos que terminara noqueado en la lona.

Lo que mi mente no podía comprender era que Cecy, la chica con la que había tenido un polvo, lo tuviera así.

―Estás jodido.

―Lo sé. ¿Qué pasa si Josh me gana? ―Gruñó―. No soportaré la humillación con ella aquí.

―Derek, eres una de las personas que le vale mierda la opinión de los demás. ¿Por qué diablos te preocupas por eso? Es sólo una chica, no tienes que impresionar a nadie.

Hizo una pausa antes de asentir.

―Tienes razón, no tengo por qué impresionar a nadie. Mierda, necesito un trago. Ahora vuelvo. ―Se levantó y se dirigió al bar.

Heridas Ocultas ✅ | editando |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora