Capítulo 15

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Las lágrimas de Nala caían por sus mejillas, el dolor en su pata era inmenso, pero aún más inmenso, era el dolor de su corazón.
Simba se olvidó de ella durante 3 días, aunque el parecía estar totalmente interesado en ella, pero se olvidó por completo de darle algo que la ayudaría durante 3 días. Parece algo insignificante, pero para Nala es como si Simba se hubiera olvidado de ella.
— ¿Porqué Simba? ¿Porqué?—Se preguntaba Nala.
P.O.V NALA
No lo entiendo, el parecía preocuparse por mí, sin embargo, aunque solo fueron unas plantas, se olvidó de eso, los demás pensarían que soy demasiado sentimental, pero si el en verdad de hubiera preocupado, el me habría dado las plantas en el momento que me despertara después de una noche de mi accidente.
Esto es desepcionante.
FIN DEL P.O.V
Kiara estaba sentada afuera de la cueva, estaba esperando a que todo se resolviera, pero algo llamó su atención. Su oreja derecha se movió hacia atrás, parecía a alguien llorando...parecía su madre.
Kiara se levantó y se dirijió hacia dentro de la cueva.
Al llegar, observó a Nala llorando.
—Mamá, ¿Estás bien?—Preguntó intentado atraer la atención de Nala.
Nala la volteó a ver.
—Oh... Kiara, ¿Qué sucede?—Preguntó Nala limpiado sus lágrimas.
Kiara se acercó a Nala, ella colocó sus patas encima de una de sus patas de Nala.
— Mamá, estás llorando—dijo Kiara con una expresión de preocupación
Nala soltó un suspiro de tristeza.
—Lo siento hija, no me siento muy bien—dijo Nala observando el suelo.
La cachorra le lanzó una mirada de preocupación a Nala, sus ojos demostraban mucha incertidumbre.
—Mamá por favor, ¿Qué pasó allá afuera con papá?—Preguntó buscando el rostro de su madre.
Nala se sentía demasiado dolída, pero debía decirle el porque a Kiara, ella debe contarle la verdad.
—Está bien—dijo Nala.
Ella volteó a ver a Kiara, sus ojos estaban llorosos. Nala sentía un nudo en su garganta.
Tu padre olvidó darme unas plantas curativas durante tres días—dijo Nala
— ¿Por eso estabas llorando?—Preguntó arqueado una ceja
—Si, ciertamente si, el se olvidó de darme esas plantas, me ayudarían a sanar mucho más rápido—dijo Nala
— ¿El lo olvidó?—Preguntó Kiara
—Si hija, me dolió mucho que lo olvidara—dijo Nala
Kiara soltó un suspiro.
—No creo que sea algo tan grave—dijo Kiara
—La verdad, siento que se olvidó de mí pensando en cualquier otra cosa—dijo Nala
—Mamá—dijo Kiara
Nala la volteó ver.
—El no te ha olvidado, el te ama y se preocupa por tí—dijo Kiara
— ¿Cómo puedes estar tan segura de eso?—Preguntó Nala
Porque el me dijo cuando tú estabas desmayada, que el y yo te íbamos a cuidar, pude ver la expresión en su rostro, el realmente estaba preocupado por tí—dijo Kiara
— ¿Tu crees?—Preguntó Nala
— Estoy totalmente segura de que él estaba preocupado por tí mamá, es papá, lo conoces casi desde que naciste—dijo Kiara
Nala asintió.
—El te ama, como no tienes idea, tanto como yo te amo a tí, y sabes que no es poco—mencionó Kiara
Nala soltó una pequeña risa.
Finalmente comprendió que solamente fue un simple error por parte de Simba.
—Gracias hija, me has ayudado mucho—dijo Nala
—Siempre hay que ayudar si tenemos la oportunidad—dijo Kiara
Esa frase, esa frase le hizo recordar muchas cosas a Nala, le recordó tantas veces que pudo ayudar a Tama y que no lo hizo. Fue el peor error de si vida.
Rafiki entró a la cueva con su bastón haciendo ruido, eso llamó la atención de Nala y Kiara.
—Hola de nuevo Nala y hola a tí también princesa Kiara—dijo Rafiki
—Vamos, solo soy Kiara—dijo con algo de molestia
— ¿Qué haces aquí Rafiki?—Preguntó Nala
—Solo vengo a revisar como está tu pata—respondió
Nala con la ayuda de Kiara intentó levantar su pata.
Rafiki se acercó y observó detenidamente.
—Esto te dolerá un poco, pero me ayudará a saber como está tu pata—dijo Rafiki
—Está bien, pero hazlo rápido—dijo Nala cerrando los ojos.
El mandril empezó a tocar la pata de Nala, buscando los puntos de los huesos, para verificar que no haya una anomalía.
—Au...ooh.....eso duele—dijo Nala
—Resiste un poco mamá—dijo Kiara
—Aaah...ooh....au—gemía Nala por el dolor.
Finalmente Rafiki dejó la pata de Nala.
La leona estaba jadeando.
—Bien, aunque ya lo sabía, ahora estóy totalmente seguro—dijo Rafiki
—Uuuf....gracias, ¿Cuánto tardaré en mejorar—Preguntó Nala
—Antes creía que serían tres semanas, pero en realidad serán solo dos—dijo Rafiki
Nala soltó un suspiro, ella volteó a ver a Kiara.
—No te preocupes mamá, te recuperarás—dijo Kiara—papá y yo te cuidaremos.
— ¿Y...dónde está Simba?—Preguntó Nala
—El se sintió tan mal porque olvidó darte las plantas, y aparte perderlas, así que decidió ir a buscarlas—dijo Rafiki
— ¿En serio? Que considerado—dijo Nala sonriendo
—El enserio quiere enmendar su error—dijo Rafiki
—Con el simple hecho de que salga por mí, es razón para que me enamore más de él—dijo Nala
—Eso está perfecto joven Nala—dijo Rafiki
—Muy bien—dijo Kiara sonriendo
En la noche, estaba lloviendo, era una tormenta muy fuerte, solo un loco estaría afuera en ese momento.
Pero sí había alguien que peleaba entre esa lluvia, para demostrar que su amor por una persona existe en verdad.
Simba se estaba mojando, había mucho viento. Cuando finalmente encontró las plantas, de un mordisco tomó 5 de esas plantas y rápidamente se fue corriendo hacia la Roca del Rey.
Estaba muy feliz de poder regresar por fin, casi era de madrugada.
Con el corazón agitado, su residencia hasta los pies, su voluntad casi deshecha.
Simba entró a la cueva, no podía sentirse peor, estaba cansado, temía que ni siquiera eso lograra hacer que Nala lo perdonara.
El amor de su vida, su mejor amiga y quien lo apoyó toda su vida, Nala, ella dormía con Kiara.
Simba se acercó a su familia, con la mente saturada de suposiciones que solo lo hacían temer.
El león dejó las plantas curativas al lado de Nala.
—Espero que puedas perdonarme, si supieras cuanto te amo—susurró Simba al lado de Nala.
Ciertamente ese susurro llegó a los oídos de Nala y ella logró escuchar todo.
—Simba—dijo Nala
Simba se asustó por tan repentina llamada.
—Eeh....Nala, lo siento, se que debí ser más atento a tí, lo lamento mucho, te he desepcionado y entenderé si no estás dispuesta a perdonarme—dijo Simba con los ojos cerrados
—Vamos, acércate a mí—susurró Nala
Simba hizo caso y se acercó a la leona.
Ella se volteó.
—Yo también te amo, estás totalmente perdonado—dijo Nala
Simba se acercó a ella, Nala lamió en el rostro a Simba.
— ¿En serio me perdonas?—Preguntó
—Por supuesto, nunca debí enfadarme contigo, solo fue un descuido—respondió Nala
—Te lo agradezco, en serio estaba muy preocupado—dijo Simba
—Sabes que mi amor por tí es inquebrantable—dijo
—Al igual que el mío por tí—mencionó Nala
—Papá, mamá, se que se aman, pero ¿podrían intentar demostrarlo en la mañana?—Preguntó Kiara
Nala y Simba rieron un poco.
—Está bien hija—dijo Nala
—Ahora mismo iremos a dormir—agregó Simba
—Bien—dijo Kiara
Simba se acostó al lado de Nala.
—Te amaré para siempre—dijo Nala
—Te amaré para siempre yo también—dijo Simba
Así los dos con sus mentes en paz, entraron en un profundo sueño.
Después de eso, pasaron 2 semanas.
Nala por fin podía caminar de nuevo.
En la mañana después de las dos semanas.
Nala despertó y soltó un bostezo, cuando apoyó su pata al suelo, le sorprendió mucho darse cuenta de que dolía casi nada.
Ella se intentó levantar y ciertamente logró caminar.
—Esto es genial, ya había olvidado como se sentía caminar—dijo Nala
Kiara abrió los ojos y observó parada a su madre.
—Mamá, ¡Estás parada!—Gritó Kiara
Nala sonrió, Kiara corrió hacia ella.
—Ya estoy bien hija—dijo Nala
Ella se agachó y recibió el abrazo de Kiara.
—Me alegra demasiado verte parada, extrañé mucho verte así—dijo Kiara
— A mí también—mencionó Nala
—Nala, estás levantada—dijo Simba
—Lo sé, ya estóy curada—dijo Nala
—Me alegra mucho—dijo Simba
Nala caminó hacia afuera de la cueva junto a Simba y a Kiara.
—Ustedes me ayudaron a mejorar, se lo agradezco demasiado—dijo Nala
—No te preocupes—dijo Simba
—No es nada—dijo Kiara
Así los tres se quedaron observando hacía las praderas, ese hermoso panorama.
En las lejanías.
Tama estaba sentada con el grupo de leonas de Zira.
—Debemos entrenar para no perder la próxima batalla—dijo una leona
—Espero que Zira sepa que hacer la próxima vez—dijo otra leona
—Debo asesinar a Nala—dijo Tama
—Si, lo sabemos—dijo la leona
Zira apareció de entre una cueva.
—Hola chicas, tengo información que darles—dijo Zira sonriendo
Todas la voltearon a ver.
—Lamento decirles que nuestra batalla contra Simba y las praderas tendrá que esperar—dijo Zira
— ¿Por qué?—Preguntaron las leonas
—Necesito mucho tiempo para entrenarlas a ustedes y a mi hijo adoptivo—dijo Zira
— ¿Quién es tu hijo adoptivo?—Preguntó Tama
—El se llama Kovu, fue elegido por Scar para que tomara el trono—dijo Zira—el será mi arma principal, sin embargo, aún es un cachorro, por lo tanto tendremos que esperar a que sea mayor.
Todas soltaron un suspiro.
— ¡No se preocupen, el reinado de Simba terminará más rápido de lo que creen!—Gritó Zira
—Tendré mucho tiempo para tener la fuerza para derrotarte Nala—dijo Tama
Tama ya no estaba enamorada de Simba, el odio y la ira es lo único que hay en su corazón ahora.

 

El Rey León 2: La Historia de NalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora