veintinueve

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De la dramática escena,Shin era un espectador que no entendía mucho. El señor Bills lo contactó y cuando iba a pedirle que lo llevará a un lugar, ese ki surgió en el universo. Era imposible que alguien no lo advirtiera hasta en la tierra lo sintieron. En silencio observó a la muchacha que sostenía un bebé en sus brazos y comenzó a darse una idea de lo que estaba pasando.

Whis se giró hacia él, con su rostro serio y algo sombrío. Bills no bajo la mano,la alzó un poco más incluso y el ángel sostuvo la feroz mirada de su señor. Sus labios se fueron abriendo lentamente para decir algo al dios cuando esté exclamó:

-Lárgate Whis...El niño es un mortal y tú no destruyes a los mortales...Soy yo quien lo hace.

-¿Tengo que recordarle que es lo que pasará con usted cuando el Gran Sacerdote se enteré de esto?

-Ese es mi problema Whis ¡No te metas!

Durante unos minutos se miraron y permanecieron  espectantes,hasta que Whis desistió moviéndose a un lado para que su señor viera a la mujer y al niño. Había algo diferente en el díos,algo que Whis nunca había visto en él antes y que no pensó ver en un individuo como ese. Cambió de alguna de forma,en el algún momento y él no lo noto.Ahora estaba era algo irreversible. No,ese ya no era el Bills que él conocía,aunque para todos los demás siguiera siendo el mismo.

-¿Qué esperas? ¡Lárgate de una vez! ¡Ve con el Gran Sacerdote o con quién quieras!-le dijo en dios y el ángel se retiró

La mirada de Bills le dijo a Shin que hiciera lo mismo. Finalmente estaba a solas con Fai,que estaba aferrado al bebé que no dejaba de llorar. La miró nada más y se cruzó de brazos para tras unos minutos preguntarle:

-¿Estas bien?

-Sí...No me hizo daño y a él tampoco-le dijo señalando con su mirada al niño.

Bills lo miraba de reojo, ella sólo se sonreía divertida con la pretenciosa actitud del dios. Se veía exhausta. Fai sabía que Bills estaba en conocimiento de que ese era su hijo. No sabía ni le importaba como lo averiguó,sólo quería que lo viera y le preguntó:

-¿Quieres cargarlo? 

Bills se giró por entero a ella e hizo el ademán de bajar los brazos sin llegar a hacerlo. Esos ojos soberbios y profundos se suavisaron un poco,pero no se aproximó.

-¿No quieres verla?-dijo Fai sonriendo.

-¿Es una niña?-preguntó Bills, con interés.

-No,es un niño...

Bills abrió un poco los ojos al oír aquello,pero se quedó en su lugar.

-¿Por qué no me lo dijiste?-le cuestionó el dios.

-Estaba en la cárcel cuando lo descubrí y después de lo que Whis hizo pensé que estaba mejor lejos de tí-le respondió mientras mecía al niño en sus brazos con ternura.

-Claro yo solo causó dolor en tu vida...-le dijo el dios y volvió el rostro hacia un costado cerrando los ojos.

Aquella actitud no le duró mucho,pues las piernas de Fai se doblaron y ella cayó sobre sus rodillas para evitar hacerlo sobre el niño. Sintió que iba a perder el sentido y lo hizo. Por suerte para ella su cabeza no golpeó el suelo,
pues Bills la sostuvo. Así termino cargando a ambos hasta la cama dónde depositó a la mujer,pero el niño estaba despierto y lo aporto de sus madre con cuidado.

Fai había tenido un parto natural,sin anestesia o fármaco. Whis llegó a ponerla tensa al máximo;era obvio que con todo eso acabaría por colapsar y lo hizo. Debía descansar y Bills la dejó en el lecho para que lo hiciera. Se sentó en el borde de la cama con el niño en brazos,aun no lo miraba.Cuando lo vio lo hizo con cuidado, bajando las pupilas despacio como si temiera algo y al fin,cuando lo tuvo a la vista sintió una suave descarga eléctrica que bajo por su espalda y lo sacudió por completo.

Se sentía tan frágil entre sus amplias manos;tan pequeño y tibio como cargar un suspiro; como sostener el aliento de vida. Sus pequeñas manos se agitaban en movimientos que parecían los de un muñequito a cuerda. Sus tiernos y débiles balbuceos;sus redondos ojos llenos de curiosidad y asombro,que parecían devorar todo lo que veían se pasaron en los suyos. Lo sostuvo con una sola mano, con cuidado,para con la otra hacerle una leve caricia en las suaves y redondas  mejillas de tersa piel de aquel ser, tan diminuto y que parecía tan inmenso a la vez. Tenía cierto parecido a él y a Fai también;era una mezcla perfecta de ambos que llegaba a desafiar tantas cosas que él veía con desdén o menospreciaba. Un hijo,un hijo suyo;él era padre. Que incompatible era con él esa idea, pero ahí estaba y seguía sin creer lo que acababa de hacer por ese ser. Había desafiado a Whis y sentía que podía incluso desafiar a Daishinkan sólo para evitar que esa criatura sufriera algún daño. Un hijo,sangre y carne de la suya que lo miraba inocente y puro a él que era un ser repudiado, temido y con una conducta que muchos le reprochaban,que tantos detractores le acarreaba era capaz de,apartir de su ser, formar una criatura tan pura.

Algo dentro de él se agitaba al sostener a ese recién nacido al que volvió a sujetar con ambas manos para aproximarlo a su rostro y respirar sobre él. Tenía un aroma muy distinto a cualquiera que hubiera respirado antes y ver que el pequeño hacia lo mismo le saco una sonrisa. Lo vio bostezar y miro atrás a Fai. Le dejó en bebé sobre el pecho y allí este,se quedó muy quieto, pronto termino dormido sobre su madre y con la mano de su padre en la espalda. Bills acabó recostados sobre ellos.

Pocas eran las razones que tenía para vivir y además de pocas sumamente egoístas,mientras los veía y analizaba su actitud hacia Whis descubrió que ahora tenía una razón para dar gustoso la vida y eran esos dos seres que descansaban a su lado. Por ellos estaba dispuesto a enfrentar a quien sea y por su hijo estaba dispuesto a morir. Muchas son las razones por las cuales estamos dispuestos a seguir viviendo,muchas son las causas que nos aferran a la vida,pero si encontraste una por la que sin vacilar serias capaz de entregarla es porque tu vida no la has vivido en vano. Eso descubrió Bills ese día.

La mano de Fai se puso sobre la suya y se sonrió. Desde cuando estás conciente era lo de menos, que se girará hacia él poniendo al bebé entre ambos fue lo importante.

-Gracias por venir...-le dijo Fai y cerro los ojos para dormir en paz porque él estaba ahí.

Corazón de VerdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora