Mi nombre es Christian Grey, tengo 27 años y soy el reconocido multimillonario y soltero de todo Seattle. En la actualidad, me considero un hombre frío, solitario y amargado. Esto es por dos razones: mi desconfianza hacia las mujeres, y lo otro es...
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'POV' CHRISTIAN.
Anastasia... que nombre más bonito para una mujer tan hermosa como ella. ¡Joder! No llevo ni siquiera media hora de conocerla, y aquella mujer ya me tiene hechizado. Se me hace difícil a partir la mirada de esos lindos ojitos azules que pareciera que puede ver a través de los míos y lo que ha de esconder mi alma triste y solitaria. Todo lo contrario con Ana, pues con sólo observarla, puedo darme cuenta que es una criatura sumamente hermosa, su timidez provoca ternura; su tacto una calidez, que por muy extraño que parezca es como un imán que me arrastra con fuerza hacia ella. Sin duda alguna, todo ese pequeño y hermoso cuerpo desborda inocencia que con solo tenerla cerca mío me transmite paz, que hace mucho que deje de sentir.
Sólo espero no estarme equivocando con todo lo que estoy percibiendo; de la que a simple vista, parece un... Ángel.
En este momento, estoy fascinado con dos bellezas. Anastasia y una niña muy bonita, parece ser que no tiene más de cuatro años; son casi como dos gotas de agua. ¿Será su hija?.
《Qué mala suerte tienes, Grey, a lo mejor es casada y tu estas como un idiota babeando por ella.》- callate jodido subconsciente.
Ese pensamiento me hierve la sangre y ni siquiera entiendo el por qué; tal vez sea porque Anastasia es muy joven, parece tener la misma edad de Mía. Lo que trato de entender, no es exactamente lo joven que se ve, mucho menos que tenga una hija, lo que me sorprende pero no me afecta tanto. Sin embargo, el imaginarla casada, extrañamente tan sólo el pensamiento me desagrada.
— Mira Christian, te presento a Amy, ella es mi... — joder, si es su hija.— hermanita — Ana toma en sus brazos a ¿su qué...?
《Su hermana, Grey. Estas sordo o que jaja》- Eso quiere decir que... ¡no es casada!.
— ¿Tu hermanita? — le pregunto incrédulo. Asiente ligeramente y agacha la mirada un tanto nerviosa. ¡Mierda! No quiero hacerla sentir mal. — Pensé que era tu hija, lo siento — susurro apenado. Siento la mirada de todos en nuestra pequeña interacción.
— Tranquilo, no pasa nada. En parte tienes razón, es como si lo fuera — comenta Ana encogiéndose de hombros y me sonríe, pero puedo percibir tristeza en su tono de voz. — Bebé, él es Christian, es hermano del tío Lelliot — está vez se dirige hacia la pequeña niña con un amor inigualable que provocaría ternura a cualquiera.
— ¡Que guapo! —escucho exclamar a Amy y es cuando notó que me está mirándo con lo que parece absoluta fascinación. Ana y yo nos hemos quedado sorprendidos. —¡Ups! Se me salió... Mucho gusto, Chlistian — dice toda sonrojada. ¡Que niña más linda!
— Encantado de conocerte princesa — le digo con ternura. Se acerca lentamente hacia mi, y no entiendo que es lo que me está pidiendo con esos hermosos ojazos azules. Me besa en la mejilla y estira sus bracitos hacia mí. Ok, creo que ahora entiendo que es lo quiere, y eso hago. Sonriendo, la levantó sentandola en mi regazo y es cuando me doy cuenta de mi cruda realidad... Estoy postrado en una silla de ruedas.
