🄲🄰🄿🄸🅃🅄🄻🄾 🄳🄸🄴🅉

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El padre de Jin va saliendo de la casa, cierra la puerta detrás de él, baja las escaleras y observa a Namjoon y SeokJin llegar por el muelle, el doncel tiene puesta una chamarra azul con la imagen de un perrito.

Él ya está más seco, aunque su cabello sigue mojado. Seokjin va detrás de él; Jaebum se acerca al muelle, cuando estos observan al mayor, éste habla.

—Quiero hablar con ustedes dos.

Ambos le miran con una leve expresión de sorpresa en sus rostros, no entienden para qué Jaebum los necesita, sin embargo, no les queda más que ir detrás del hombre.

Le siguen hasta una casita un poco apartada de la principal, paredes pintadas de azul y hecha a base de madera, la puerta es de un azul más fuerte. Antes de Jaebum abrir la puerta, vuelve a dirigirse a ellos.

—Tu mamá no debe enterarse de esto —le dice a Seokjin.

NamJoon voltea a ver a Jin, pero éste no le dirige la mirada, se encoge de hombros. JaeBum abre la puerta y los tres entran.

Por dentro esa casita es distinta, tiene dentro herramientas de trabajo y parece más un establecimiento, o un pequeño cobertizo. Cuando estos se adentran, alcanzan a ver a una persona que nunca creyeron mirar por ahí.

Es Min YoonGi, quien va caminando lentamente con una sonrisa en el rostro y apagando una grabadora de voz.

—Les dije que los iba a vigilar —dice él.

SeokJin, quien se encuentra sorprendido —pero no de buena manera— voltea a mirar a su padre, con seriedad en su voz. NamJoon no puede creer lo que está viendo.

—¿Qué hiciste? —Pregunta el de hombros anchos.

—El señor Min me llamó y me dijo que si estabas mintiendo, y él está convencido de que así es, te iba a mandar a prisión. Así que lo traje en avión.
YoonGi vuelve a sonreír.

—Papá… —Pero SeokJin es interrumpido.

—Por suerte para usted, su papá negoció un trato en su nombre —dice Min—. Esta oferta va a durar veinte segundos, así que escuche bien. —SeokJin puede sentir la mirada de JaeBum sobre él—. Usted declarará que este matrimonio es un fraude o se irá a prisión. Si dice la verdad, quedará absuelto y él regresará a Corea del Sur.

JaeBum observa a NamJoon, ambos se miran con seriedad, luego ve a su hijo, esperando a que éste diga algo.

—Acepta el trato —menciona el hombre.

—No lo voy a aceptar.

—No seas estúpido Jin.

NamJoon le observa con los ojos llorosos, no creyéndose lo que escucha, aunque por fuera no lo demuestre tanto.

—¿Quiere una declaración? Hace tres años que trabajo para NamJoon. Hace seis meses salimos, nos enamoramos. Le propuse matrimonio y aceptó. Nos vemos en la boda.

Jin dice lo último hacia su padre, da media vuelta y camina hacia la puerta, la abre y espera a que NamJoon salga primeramente para después él ir detrás. Los otros dos hombres les observan, el doncel da la vuelta también y sale. SeokJin azota la puerta.

JaeBum observa a YoonGi.

—Bueno, ya sabe.

—Bueno, ya sabe

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