El Mundo de una Revelación

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- Emma, soy Margaret. – digo cuando ella coge el teléfono.

Es jueves por la mañana y estoy sentada en uno de los sillones de la oficina de Terry, comiendo palomitas de maíz de microondas. Una de las ventajas de Terry es que tiene hasta el mínimo artículo en este lugar. Desde las pasadas serpientes de hule, hasta microondas, incluso una ducha.

El día de hoy, Terry ha ido a atender asuntos personales con Candice y Amber. No quiso que me involucrara en dónde no me quieren, así que heme aquí, perdiendo el tiempo, pero al fin he encontrado una actividad en la que puedo aprovecharlo. Y he decido telefonear a Emma.

- ¡Maggy! Creí que me habías olvidado. – ella está realmente feliz.

Y qué tal, tengo otro apodo.

- Tengo al doctor. – Informo. - Lo he llamado ayer y quedamos en tener la cita hoy.

- ¿Hoy? –podría jurar que ha tartamudeado.

- Hoy. –confirmo con naturalidad.

El sonido de las palomitas de maíz en mi boca me ha relajado.

- Buscaré una excusa... - toma un momento para continuar. - ¿Te molesta venir al hotel de Jared? También me hospedo aquí.

- Levantarás sospechas, Ems. –canto.

Y qué tal, ya tengo un apodo para ella también.

¿Es peculiar, poco ordinario, extraño o estoy de un buen maldito humor? Si una parte de él proviene de las palomitas, me pregunto de dónde ha salido el resto. Para empezar esta mañana me hice tarde para llegar al trabajo y por obra de Dios, Terry me ofreció un desayuno a base de frutas. Adoro las frutas, cada una de ellas, entonces supongo que ese resumen responde a mi pregunta.

- Somos amigas e iremos de compras. – propone Emma en un tono de voz que presume ser poco mandón. Y mis suposiciones indican que es Jared quien está cerca.

- Yo no voy de compras, Emma. – aclaro, algo amenazante que digamos.

- ... Yo tampoco. – Ahora está riendo. Y no saben lo mucho que eso me tranquiliza.

- Bueno, ahí te veo entonces.

Me toma alrededor de una hora llegar al Hotel Four Seasons, subir al último piso encerrada en la cárcel de metal con el miedo de morir asfixiada. Cinco minutos dentro de la esclavitud momentánea que es el elevador es igual a una catástrofe en mi sistema nervioso. Traigo los auriculares puestos, Was it a Dream hace su mejor intento por relajarme, pero lo único que puedo pensar al escucharla es en la famosa fotografía a la que se refiere en el coro.

Camino por el pasillo envuelto en papel tapiz hasta la habitación 3077, según dijo Emma. Tiemblo por el delicioso olor de limpieza y jabones en cantidades inimaginables. La última vez que me hospedé en un hotel tan lujoso ha sido jamás. Me pregunto qué se siente ordenar centenares de platos de comida, tener personas cargando tus maletas, solo con el suave desliz de tu tarjeta de crédito.

Estoy aquí, golpeando en la puerta blanca con los números metálicos puestos encima.

Él abre la puerta. Se sorprende. Yo, por el contrario, no. Está usando ésta sudadera azul claro que hace de sus ojos dos lámparas incandescentes que lo único que quieren hacer con el resto de la humanidad es exterminarla.

- ¿Y Emma? – Le pregunto.

Horribles modales, Margaret.

- ¿Es que ahora son amigas? – Esos dientes otra vez.

- Hum... si. – Soy cortante.

- ¡Excelente! – Abre más la puerta y se hace a un lado para dejarme pasar. – Emma no tiene muchas amigas que digamos. – Habla usando las manos, explicando algo que obviamente ya sé. – Yo soy su amiga, su confidente, su hermano, y su tío favorito.

Abre los Ojos |jared leto|Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang