Un sonido fuerte se escuchó en el segundo piso, más concretamente en la habitación de Happy. Natsu subió rápidamente y se detuvo frente a una puerta azul con un pescado plateado en ella, él pensó que solo debió haber sido su imaginación, él desde hace siete años que no entraba a esa habitación, la única que lo hacía era Sorano, que solo entraba a limpiar y nada más, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó un grito dentro de ella.
-Nooooo!, Dónde están, mis amados pescados?- Happy buscaba por toda la habitación.
Natsu abrió la puerta, y una lágrima bajo por su mejilla cuando vió al pequeño gato azul en medio de la habitación -Happy?- Natsu sin dudarlo abrazó a su amigo felino -te extrañé mucho, mi querido amigo- dijo mientras abrazaba a su amigo.
-Yo también te extrañé Natsu, sabes, estuve a punto de morir muchas veces, si tú hubieras estado allí estoy seguro que les hubieras pateado el trasero a nuestros enemigos- luego Happy vió a Natsu con seriedad y dijo -por cierto, ¿Dónde están mis pescados?-
Eso causó que Natsu comenzara a reírse, no había duda, Happy era el único que después de estar cerca de la muerte, se preocupara por sus pescados, -Han pasado siete años, creíste que seguirían aquí- dijo mientras sonreía.
-Cierto, cierto, tienes toda la razón- Happy voló hasta posarse en el hombro de Natsu -cuando venía hacia aquí, vi que Sorano seguía a un niño- dijo de manera pensativa.
-Oh cierto, es mi hijo, deberíamos ir al gremio, quiero presentartelo- acto seguido, ambos se dirigieron al gremio, mientras Natsu le preguntaba a Happy, sobre lo que había sucedió y como estaban sus demás amigos.
En el gremio seguían con la fiesta, Yukino había llegado y se había presentado a los que para ella eran desconocidos y que creía que habían muerto hace siete años, ella solo había escuchado hablar de ellos, ella comenzó a hablar con Lucy, ya que desde el momento que se conocieron parecían llevarse bien, y todo fue porque ambas usaban el mismo tipo de magia, pero todo fue interrumpido cuando las puertas se abrieron de golpe.
-Tía Yukino!- Hiryū corrió hacia su tía y se aferró a ella -nesesito que me escondas- dijo con preocupación.
-Estas tratando de evitar tu medicamento?, Sabes que nee-san va a encontrarte de todas maneras- dijo Yukino, mientras le acariciaba el cabello.
-Tienes razón, nesesito esconderme en otro lado- Hiryū se quedó pensando durante unos segundos, luego sonrió y se dirigió hacia Macao -hey viejo, me voy a esconder en tu oficina- después de decir esas palabras se dispuso a correr, pero Macao lo agarro de la parte trasera del cuello de la camisa y lo levantó, haciendo que el pequeño moviera sus pies en el aire.
-Ni se te ocurra, la última vez quemaste los documentos, sabes lo difícil que fue que el consejo me enviara una copia de cada uno- dijo Macao, mientras lo sostenía en el aire.
Los que habían regresado de Tenrou, vieron con curiosidad al pequeño, hasta que Bisca, quién ya les había presentado a su hija, le dijo -Ese es el hijo de Natsu-
Todos se quedaron sorprendidos, aunque por su manera de actuar y expresarse, se les hizo lógico, y se pusieron pálidos luego de que Macao dijo sobre haber incendiado la oficina, se imaginaron que el pequeño era igual de destructivo que su padre.
-Asi que tú eres el hijo de Natsu, te pareces mucho a él, aunque tú color de cabello es diferente- dijo el maestro Makarov.
-Si, es igual a Natsu, hasta en lo destructivo- dijo Macao, haciendo que los pensamientos de los demás fueran afirmados.
-Los documentos están hechos de papel y yo que culpa tengo de que el papel se queme fácilmente- dijo Hiryū encogiéndose de hombros, a todos les cayó una gota de sudor por la sien al escuchar las palabras del niño, y todos tuvieron el mismo pensamiento "sin lugar a dudas es el hijo de Natsu", pero de pronto, la expresión del pequeño cambió a una de preocupación y comenzó a correr en círculos mientras se agarraba la cabeza y gritaba -Mi mamá está aquí, ahora ya no me puedo ocultar-
