✅Capitulo 2. La lluvia no silencia la música.

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Ambos jóvenes llegaron a su salón, donde cada uno saco su pincel favorito y seleccionando las pinturas para su nueva obra.

-Muy bien Chicos- Habló la profesora de arte contemporánea y creatividad. -Hoy haremos algo diferente. Como pueden ver he traído para ustedes unos trozos de tela blanca, donde usaremos nuestra creatividad para transformar ese trozo de tela en una obra de arte.

La profesora extendió los brazos de forma muy expresiva y animada, observando como sus alumnos levantaban el puño en modo de aprobación. Solo eso bastaba para que todos se pusieran manos a la obra.

Roxas y Sora ya estaban acostumbrados a la rutina, conversaban de cosas casuales mientras sus manos se movían por si solas, como si tuvieran vida propia.

-Y bien... ¿Hablaste con tus padres sobre la medicina? -Cambio de tema el rubio repentinamente. -La reacción alérgica a los supresores no es normal. Ya sabes.

-Si, ya hablé sobre eso con ellos... pienso que la dosis no era la que realmente debía tomar. -Suspiro el castaño mientras trazaba los pétalos de una Hortensia con colores cálidos y pasteles en la tela blanca. -Me llevaran a otro medico probablemente.

-Debe ser difícil lidiar con esto... como soy Beta no conozco sobre estos temas, imagínate... que ya no puedas usar supresores, deberás faltar a clases en semanas de calor.

-Ni me lo recuerdes... Vanitas fue el primero en mencionarlo.

Sora bajó la cabeza agobiado por el tema. Últimamente estaba presentado problemas con sus medicamentos. Era un Omega puro y los supresores le ayudaban a mantener la temporada de celo a raya, como también controlar los efectos que esto le traían. Su hermano mayor, Vanitas fue el que se dio cuenta de los problemas que estaba presentando Sora con los medicamentos. No le estaban haciendo efecto, siendo medicado con unos mas fuertes y constantes, trayendo consecuencias en su salud. Dormía con más frecuencia, presentaba días de fiebre o simplemente perdida del apetito, bajando mas su peso.

Roxas y Sora siguieron hablando del tema hasta que las horas de clases terminaron. Viendo como los alumnos mostraban orgullosos sus trabajos ya finalizados.

-¡Esta perfecto! -Dijo una chica apoyando ambas manos en los hombros de Sora detrás de él, elogiando su maravilloso trabajo.

-Sigue así y quizás seas el ganador de este año en el evento anual de arte- Se sumó otro chico. - Escuché rumores de que es muy difícil que uno de primer año gane el gran premio.

Sus compañeros animaban al moreno con sus obras cada día, sacándole una gran sonrisa y a veces avergonzandolo, sabían que el chico tenia un don con el arte, la calidez de sus pinturas y la alegría que trasmitía cada cosa que pintaba. Y no había nadie más orgulloso que su mejor amigo Roxas.

-Nunca imaginé que un ramo de hortensias se verían muy bien hechas con tus manos Sora, me impresionas- Hablo Roxas mientra dejaba su trabajo a secar con el resto de sus compañeros.

-Lo mismo digo, dibujando una niña pequeña bajo la lluvia. Quien lo diría, ese lado tan melancólico tuyo.

-Ya, calla de una vez -Roxas empujo a su amigo con una sonrisa. -Me avergüenzas.

Las clases habían terminado y junto a la campana de salida también anunciaba la llegada de la lluvia. Cosa que a muchos estudiantes los pilló desprevenidos y mas de una cara larga se podía ver a la salida de la universidad.

-¿Te iras ahora? -Preguntó el rubio mientras ayudaba a guardar los materiales en sus respectivas cajas.

-Debo esperar a mi hermano, de todas formas no traje nada para cubrirme de la lluvia.

-Hum... esta bien, si necesitas algo puedes llamarme. -Se despidió el rubio con un ligero movimiento de mano, desapareciendo entre los estudiantes.

Sora simplemente se quedó parado en el pasillo mirando por la ventana del segundo piso. La lluvia era fina y el viento sonaba entre las paredes del recinto. Después de unos minutos solo había silencio.
El castaño miró su teléfono, que marcaban las 16:50 PM. Aun faltaba casi una hora antes de que su hermano mayor viniera por él.

-Será mejor volver al salón- Suspiro al ver que la lluvia comenzaba a caer con más fuerza.

Caminó por el pasillo hasta que una voz llamo su atención. Un ligero canto que hacia eco en las paredes, acompañado con el sonido de una guitarra.
Sora sabia que debía ser algún estudiante del área de Música, no era primera vez que se encontraba con las practicas de otras secciones. De hecho, era bastante común. Pero en esta ocasión algo era diferente... lo atraía.

"El cielo reflejaba mi debilidad. Tan yo.
Tan seguro.
Tan inesperado como un susurro"

Esa voz a la lejanía era tan atractiva, y a la vez sonora que Sora caminó casi por inercia hasta donde provenía la voz. Como si esa voz lo estuviera llamando con su canto y la letra estuviera dirigida directamente a él.

"No esperaba este sufrimiento al esperar tanto por tí.
Que me hacia tan feliz.
Tan en lo cierto.
Tan fuera de sí mismo.
Caí enamorado a los pies del cielo."

Hasta toparse con una puerta cerrada.

-Sala de Música... - Susurró dentro de su cabeza mientras leía el cartel de la pared.

Se quedó en frente de ella, sin moverse, apenas respirando. No tenia el valor suficiente como para abrir la puerta y ver quien era el dueño de esa voz que lo tenia tan inquieto. Sus mejillas estaba rojas y sentía una gran presión en el estomago. Cada vez que la voz detrás de la puerta formaba una frase el corazón de Sora latía con más fuerza.

"Y te encontré ese día, tan fugaz dentro de mi mente. Que podía jurar que fuiste creado para estar conmigo.
Tan elocuente.
Tan hermoso."

-¿Que me sucede? ... - Se dijo así mismo llevando ambas manos a su cabeza intentando controlar su respiración.

"Como el azul del mismo cielo.
Puedo decirte sin miedo que te amo"

Sora no pudo aguantar más y dejó salir un ligero jadeo. La guitarra se detuvo, igual que la voz que provenía del otro lado de la puerta. Sora reaccionó al escuchar murmullos, esa persona no estaba sola y de seguro lo habían escuchado.
Su primera reacción fue apretar su mochila con fuerza y correr, correr tan rápido como le fuera posible.
Su corazón latía tan fuerte que podía jurar que se saldría en cualquier momento de su pecho, sentía todo su cuerpo arder. No le gustaba esa extraña sensación.
Solo quería escapar del responsable de esa voz o terminaría derrotado. Para su mala suerte, ya era demasiado tarde para él.

El arte de Amar [Soriku] OmegaverseWhere stories live. Discover now