Me encontraba en mi auto, a punto de ir al restaurante al que me citó Jungkook para hablar seriamente. Salí del vehículo para dirigirme dentro de la construcción. El olor a comida de buena calidad inundó mis fosas nasales. Fuí hacia la recepción a preguntar donde se encontraba nuestra mesa, pero el ruido de la gran puerta de madera me estremeció. Era Jungkook, con una camisa blanca y su jean negro.
-¿Te hice esperar?
-No, de hecho acabo de entrar, no te preocupes Jungkook.
-¡Hola! ¿Tienen una reservación? -habló la recepcionista.
-Sí, está a nombre de Jeon Jungkook.
-Bien, síganme. -La chica nos guió hasta una mesa -Ahora les traigo el menú. -Nos avisó, haciendo que nosotros nos sentaramos.
[...]
La cena fué bastante tranquila a pesar de toda la gente que se encontraba cenando alrededor de nosotros. Noté a Jungkook un poco distante, casi que no me había dirigido la palabra en toda la cena.
-Jungkook ¿Te encuentras bien?
-SungHee, tengo que decirte algo...
-¿Qué pasa, Jungkook? -mi mirada de preocupación hasta ese punto ya era muy notoria.
-No quiero que sigamos siendo novios -las lágrimas no tardaron en salir, todo esto debería tener una explicación ¿No?.
-Dime que no es verdad, Jungkook, -una mirada de confusión se hizo presente en la cara del chico -¡Todos los momentos que pasamos juntos! ¿Qué significaron para tí, eh? Entiendo que no sea perfecta, pero yo te amo, y si quieres terminar conmigo, puedes hacerlo porque quiero verte feliz, pero dime la razón.
-SungHee estás muy equivocada. -La risa del chico se hizo presente haciendo que quede confundida.
-No te cité aquí porque quería terminar contigo, mi amor, eres una de las personas más importantes en mi vida a la que no dejaría nunca, eres mi luz, todo lo hice por tí, te amo y nunca me cansaré de repetirlo porque es la verdad, te amo con todo mi corazón. La verdadera razón por la que te cité aquí es porque no quiero que nos separemos nunca. -se levantó de su asiento y extendió su mano -Toma mi mano, SungHee, por favor...
Me rendí y la tomé, ahora mis lágrimas son de felicidad. Me arrastró por los pasillos del restaurante para salir por una puerta de madera. Un camino que se veía por la luz de las velas nos llevó hasta una playa.
-SungHee, nunca te vayas de mi vida, eres perfecta para mí y no quiero que me dejes. ¿Aceptarías tener el corazón de este apuesto caballero, aunque ya lo tienes, y casarte con él?
-S-sí -el chico saltó hacia mis brazos para darme un corto beso en mis labios.
-Todavía no puedo creer que pensaste que iba a dejarte, Hee.
Dos años más tarde
-Jungkook, tengo que hablarte de algo muy importante.
-¿Qué pasó bebé?
-Perdóname por lo que te diré, pero encontré a alguien más en mi vida y amo a esa persona.
-¿Qué dices? ¡Prometiste no separarte de mí! Te dí todo mi amor ¿Y esto es lo que me das a cambio? ¡Dime quién es de una maldita vez!
Sacaste un sobre de color café y se lo entregaste.
-¿Qué son? ¿Los papeles de divorcio?
-¡Ábrelo de una vez, Jungkook!
El castaño no podía procesar bien la información luego de abrir el sobre. Sus lágrimas de dolor se habían convertido en unas de alegría y emoción al saber que sería padre. Luego de esto, la risa de la chica no se podía hacer esperar y resonó por todo el cuarto.
