CHAPTER TWO

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Como todas las mañanas, desperté muy temprano, me arreglé y bajé a la cocina a tomar el desayuno

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Como todas las mañanas, desperté muy temprano, me arreglé y bajé a la cocina a tomar el desayuno. Era una rutina mí día a día desde hacía cuatro años. Tenía demasiadas cosas por hacer tanto en la casa como en la oficina, haciéndome cargo de los negocios de Santino.

Durante tres años soporté los abusos, los maltratos y las humillaciones de Santino. Era muy tonta en ese tiempo, una mujer inmadura y sin apoyo de nadie. Tenía mucho miedo de mi marido, él trató de cerrarme la boca con regalos, joyas y muchos lujos. Las ingenuas damas de sociedad que en ocasiones me visitaban o yo frecuentaba, solían decir que mi vida era un cuento de hadas. Pensaban que Santino era la dulzura personificada, ya que mientras estábamos en público o con gente que no era de confianza, él se transformaba, convirtiéndose en el más manso de los corderos y atendía a todos mis caprichos.

¡Yo lo detestaba! Odiaba su hipocresía y sus mentiras, además de sus desesperados intentos por mantener las apariencias. El día que me rebelé en silencio fue después de una tremenda golpiza que me envió al hospital. Estaba molesto conmigo porque después de tres años de matrimonio, yo no le había dado un hijo. Discutimos porque le eché en cara sus malos tratos y sus abusos a mi cuerpo. Le dije que prefería no engendrar marranos y terminé medio muerta en medio de un charco de sangre.

Cuando me recuperé, me di cuenta de algo, cuando mi marido bebía, se perdía en su borrachera y dormía por varias horas consecutivas. Durante esos breves momentos yo me convertía en una mujer libre de andar por la casa sin que él me persiguiera para abusar de mí. Así que decidí ofrecerle alcohol desde la mañana hasta la noche. ¡Lo embriagaba hasta hacerlo perder la razón! Y él caí en la cama, durmiendo con unos pavorosos ronquidos. De esta manera convertí a Santino en un alcohólico, su vicio para mí era una especie de escudo.

Como mi padre era un hombre perezoso y mantenido al que no le interesaba en lo más mínimo los negocios, no había varón capaz de llevar las riendas de esos asuntos, cosa que también tomé bajo mi cuidado, al final de cuentas, ¡eran los negocios de mi esposo! Y la mano derecha de Santino, un anciano amable y de bueno sentimientos me tendió la mano, ayudándome y enseñándome todo lo que yo debía saber al respecto. Fue gracias a esto y a que soborné a los abogados de mi marido que me convertí en la dueña absoluta de la fortuna de "Lord Dankworth".

Entré en la alcoba de Santino y abrí las ventanas, ¡apestaba a alcohol! Además de sus olores corporales, la peste era muy intensa y por poco vomito. Me acerqué a la cama y lo toque levemente, tratando de despertarlo.

-Tu desayuno, querido – Murmuré cuando abrió los ojos y me miró – Recuerda que hoy es el derby – Le sonreí – Sleipnir participará – Murmuré entregándole una copa de brandy y colocando en una pequeña mesa el resto del desayuno – Espero que te asees y estés listo para la competencia – Dije antes de salir de su habitación.

Lo escuché llamarme, pero lo ignoré completamente. No deseaba que Santino arruinara mí mañana en la que, extrañamente, me encontraba de un buen humor. Me alisté para el derby, elegí un vestido sencillo y muy pocas joyas, pero completé mi atuendo con un elegante abrigo de piel. Me miré en el espejo y coloqué un sombrero de ala ancha, en realidad no tenía ganas de asistir a la competencia, pero tenía curiosidad en ver como Sleipnir se comportaba en una carrera de verdad y deseaba verlo antes de que comenzara la competencia.

NEVER TEAR US APART (Alfie Solomons Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora