Capitulo #5 Linaje

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CORREGIDO!



La castaña pudo notar en la voz de aquel hombre que era diferente. Quizás Sería más como Sirius y menos como Bellatrix, quien ahora para sorpresa de ella y pronto de muchos... era su madre.

-Hola... -Saludó Hermione con timidez.

-Acércate linda. Yo soy tu abuelo, Pollux –sostuvo ambas manos de la joven – ¿Mencione qué te pareces a mi madre?

Hermione asintió, sonriendo de buen agrado por lo afable que sin duda parecía ser el Mago.

-Srita. Hermione –Interrumpe, McGonagall –Debe saber, que al contar con la mayoría de edad, es su decisión si, desea o no llevar el apellido Black y autorizar el cambio y divulgación del mismo dentro de Hogwarts. Antes de que llegaran, el Señor Black mencionaba que Bellatrix Lestrange, como parte de su testamento le dejó una carta, con instrucciones de que si llegaba a morir cuidara de usted.

-Es así, como supe de ti, preciosa niña.

Hermione observó al Mago. La nueva vida que le esperaba no sería fácil considerando a los involucrados, pero pudo ver tanto cariño en los ojos del hombre que apenas la conocía de nada y realmente esperaba que no todo fuese tan horrible como vaticinaba, Porque resignada, Hermione solo esperaba. Más temprano que tarde, se dio cuenta que luchar, sería un esfuerzo perdido y estaba tan cansada de pelear.

-Sí, directora –se volvió hacia ella –Autorizo el cambio.

Los ojos de Draco se abrieron al escuchar que Granger había aceptado tan fácilmente, como si estuviera gustosa de portar su nuevo apellido.

"No era que le desagradaba todo lo que tuviera que ver con los Black. Quién la entiende" –pensaba el rubio, dando una mueca de inconformidad.

-Muy bien, entonces me retiro.

Aquellos tres ahora se encontraban solos en la confortable oficina, que una vez le perteneció a Dumbledore y que muy complacida ahora se encontraba a cargo de McGonagall.

Los ojos de Hermione, viraban a todos lados sin querer optar por un punto fijo.

-Perteneces a Gryffindor. –Curioso observó –Los Muggles que hoy llamas padres causaron ese efecto. Pero ahora que mi hija ha entrado en tu vida, la ecuación puede cambiar.

-¿Por qué, dice eso? –Hermione tratò de entender las extrañas palabras.

-Pero, a ver, ¿por qué me tratas de usted?, Por qué mejor no me llamas, abuelo... o crees que es muy pronto para eso.

-No, claro que no... Abuelo. –dijo la leona tímidamente. La verdad, si le parecía precipitado pero sin embargo creía acostumbrarse prontamente.

El Mago no contuvo la felicidad que su nueva nieta le daba y la abraza muy cariñosamente. Draco no soportó la escena tan conmovedora entre su abuelo y Granger y decide marcharse.

-¿A dónde vas, Draco?

-Voy a mi torre, abuelo –contesta con voz molesta –es un poco tarde.

-Tenemos que esperar a McGonagall, aun no nos ha dado la nueva contraseña de la torre ¿o piensas derribar el retrato? –habla la castaña, uniéndose a la conversación.

-No sería una mala idea, gracias traga libros.

-¡Draco! ¿Qué es esa manera de tratar a tu prima? -Reprendía el Mago –No quiero enterarme de que se estén tratando de esa manera, sobre todo tu Draco. Conozco muy bien tu temperamento. Hermione, soy tu representante porque tu madre esta "muerta" –decía Pollux, cosa que todos muy bien sabían era falso. Si alguien los escuchaba, no habría sospechas de lo contrario.

-Claro abuelo, no tendrás quejas de mí.

-Sé, que será así. –Llamó la atención de Hermione –La directora comentó que eres una alumna ejemplar. Felicidades a ambos, por la insignia a premio anual

-Gracias. –Dijeron al unísono.

-Ya es tarde, yo debo retirarme y ustedes deben descansar. Cuídense y aligeren las asperezas –despareció, a través de la Red Flu.

-Aligerar las asperezas, ¿contigo?... no lo creo. Contigo podía aligerar sería otra cosa –decía el rubio, que se acerca con notable aire  seductor hacia la castaña.

"¿pero que insinúa este idiota?"

-¡Aléjate, Malfoy!

-Señores, disculpen la tardanza –McGonagall entró, llegando directamente hasta su asiento.

Draco se separó lo más rápido que pudo de Granger, evitando que la directora se percatara de lo que estaba pasando.

-Y ¿el Sr. Black?

-Se acaba de retirar, directora –contestó la Gryffindor.

-Bien. La contraseña de su torre es, unidad –dijo sin más –puede retirarse señor Malfoy, hay algo que debo tratar con la Srita. Granger.

Hermione ignoró la mirada de molestia de Malfoy y prestó atención a la directora que continúa inmediatamente después de la puerta cerrarse.

-Hermione, realmente estas a favor de seguir con todo. Porque una vez que el cambio se realice, no habrá vuelta atrás. –suspiro, suavizando la voz –aun no puedo creer lo que el sr. Black me ha dicho. Si no lo tomara por un Mago honorable, pensaría que pretende crear un engaño.

-Pero es la verdad –aseguró con una leve sonrisa –todo va estar bien, directora.

Minerva McGonagall, no parecía muy segura de las palabras de su alumna y aunque no interferiría, mantendría los ojos bien abiertos.

-Si es así, no me queda más que desearle suerte, Srita. Black.

-Buena noche, directora.

Al cerrar la puerta tras de ella, la invadió el sobresalto. Porque no contaba, que Malfoy se encontrara todavía fuera de la oficina y al parecer en la espera de ella.

-¿Se te extravió el camino de vuelta a la torre, Malfoy?

-Camina. –demandó.

-¿Por qué no solo finges vigilarme y continúas tu camino?

-Muy tentador, pero déjame advertirte que no solo yo te vigilare. Ella sabrá cada movimiento que des. Si llegas hacer algo indebido me pedirá cuenta de tus actos y no quiero problemas, pero si me fastidio de ti, créeme que te tomaré la palabra, pero por el momento, camina –reiteró.

-¡Bien! solo evita mirarme de la manera en la que lo hiciste antes y no tendremos problemas.

-¿Acaso es temor, lo que detecto?

-No me hagas reír, Malfoy... jamás te he temido y no comenzare hoy.

-Como digas –restó importancia –entonces no te molestará si me acerco... -y con pasos peligrosamente lentos, termina por acorralarla y sin el menor interés en dejarla ir tan fácilmente – Si no me temes... por qué tiemblas, Granger.

-Malfoy, por última vez ¡aléjate! porque si no...

-Porque si no... ¿qué? –La interrumpe y sin darle tiempo a responder, continúa –Sabes, creo que no estaría mal aceptar la sugerencia de mi tía.

-¿Qué dices? –Logra articular. Perdida en aquellos ojos grises que se encontraban cada vez más cerca, alarmantemente muy cerca, no dejándola pensar con claridad.

-Conservar nuestro linaje.

-Jamás me casaría contigo, Malfoy. –replica absorta.

-Baja la voz –reprende sin apartarse –nos pueden oír.

-Y qué importa si nos escuchan, Malfoy –cuestiona casi en susurro –pretendes algo más –nunca lo admitiría, pero toda la situación la hacía temblar y no precisamente de miedo.

Una rápida mirada a los labios de la castaña y un relamido de los propios, fue suficiente. Draco da el primer paso, atrapando los labios de Hermione, quien al inicio titubeante, dudosa de que lo sucedía, termina cediendo por completo. Y en una danza deliciosa y rítmica de sus lenguas rosando a la otra, explorando cada recoveco, una barrida de reconocimiento que asustaba. 

D&H juntos - la magia no es tan asombrosa.Where stories live. Discover now