Capitulo 52.

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Le molestaba tener habitaciones por separado, Grace había tratado de convencerla al decirle que algunos matrimonios funcionaban mejor de esta manera, ella asintió con el fin de que la dejara tranquila mientras maquinaba algo para convencer a Christian de que lo que estaba haciendo era una completa tontería, Grace se marchó sonriendo creyendo que la había calmado, crédula estúpida. Si no fuera alguien realmente importante para su amado, se habría desecho de ella desde hace ya mucho tiempo.

Suspiro, agradecía a la divina providencia la enorme tormenta que no cesaba fuera, la familia de Christian había viajado a Aspen el fin de semana para relajarse, no volverían ese fin debido al mal clima, ellos no pudieron llevarlos debido a que prácticamente eran prófugos. Las cosas no pudieron haberle salido mejor ni aunque lo planeara. Se escabullo con cuidado a la habitación de Christian, aunque deseará entrar y solo meterse en su cama, tenía que tener paciencia. Actuar con cuidado, no queria que él se escabullera de sus manos después de todo su arduo trabajo para que bajara sus defensas frente a ella.
Toco la puerta esperando una reacción, en cuanto escucho el ruido de los pies arrastrándose por el piso de inmediato puso la cara la más asustadiza posible, tan pronto como Christian abrio su boca se le hizo agua, él portaba tan solo unos pantalones pijama que le quedaban sueltos a la cadera, sus ojos adormilados y su cabello despeinado lo hacían lucir aún mas apetecible.

Él parpadeo varias veces mientras la observaba de arriba abajo, lucia adorable pensó, pero temerosa eso lo hizo despertar por completo.

–¿Qué ocurre Ana?– pregunto notablemente preocupado.

Ella jugo con sus dedos, su cabeza estaba baja signo de que estaba avergonzada.

–Lo lamento, no puedo dormir– dijo haciendo una mueca de cansancio. Después de unos segundos de silencio volvio a hablar – Es algo tonto, mejor olvidalo.– Ella hizo el amago de irse.

Él la tomo con suavidad del brazo antes de que diera la vuelta. –No creo que sea tonto cuéntame ¿Qué pasa nena? –El que le dijera nena hacia que el corazón de Ana palpitara desbocado.

Dios, era tan sencillo manipular al chico que casi daba ternura.

-Me aterran las tormentas- aparento lucir tímida, incluso logro sonrojarse.

Él la observo con ternura unos segundos antes de hacerse de lado para dejarla pasar.

–Venga, puedes dormir conmigo, yo cuidare de ustedes.–

Din, Din, Din.

El acto habia terminado y ella era la campeona

FechoríasWhere stories live. Discover now