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—Es mentira.

Me quedo mirando a Namjoon con el ceño fruncido. Él está, claramente, acusándome de algo que me he perdido.

—¿Qué es mentira?

He venido a buscar a Jungkook como le prometí y, aunque podría haberme quedado fuera y esperarle, he decidido llamar por si acaso Namjoon ya había salido. Fallo mío.

—Que Jungkook está saliendo con Ahn. Vamos, es que es imposible.

—No está ahí dentro, ¿verdad?

No me ha hecho entrar todavía, en parte porque está muy ocupado lanzándome sus suposiciones, por eso miro por encima de su hombro. Namjoon no hablaría tan libremente de él si estuviese ahí dentro; no es tan descarado.

—Le he dicho que fuese a por café porque SABÍA que vendrías. Y no ha puesto ninguna queja, así que supongo que te va a traer otro a ti porque SABÍA que ibas a venir.

—¿Y eso lo dices por....?

—Porque ayer Jungkook vino con una sonrisa en la cara más grande que Rusia y solo la pone cuando ha salido contigo. ¿Estuviste con él por la tarde?

Mi amigo es muy inteligente, claro. Y era perfectamente consciente de que se iba a dar cuenta, más pronto que tarde, de que entre Jungkook y yo ha pasado algo.

—Si hubiese sido así te hubiese dicho algo, ¿no? Sois amigos.

—Tú también eres mi amiga y me das las mismas largas que él.

—A lo mejor no son largas y solo es que no hay nada que contar. He venido a darle un trabajo, ya te lo dije ayer.

En realidad, mientras veo cómo Namjoon me escruta con la mirada, esperando encontrar la respuesta que quiere averiguar en mis ojos, me doy cuenta de que me gustaría decírselo. Pero, como siempre, el miedo me impide hacerlo. Porque tengo la sensación de que, en cuanto la gente se empiece a enterar, lo que sea que hayamos empezado Jungkook y yo va a empezar a desmoronarse. Como con Yoongi.

Porque en cuanto la gente se dé cuenta de que he visto algo especial en Jungkook, de que es especial para mí, van a darse cuenta también de lo que vale. Y que yo, a su lado, no soy tanto.

—¿De qué es el trabajo?

—Hye —susurra un emocionado Jungkook. No puedo evitar girarme para poder ver con todo lujo de detalles la sonrisa que me dedica—. ¿Qué haces aquí?

Intenta poner cara de desconcierto, aunque sabía perfectamente que iba a venir. Y casi sonrío al darme cuenta de que lo está haciendo por mí, porque se lo pedí. Más mono.

Lleva dos cafés en la mano y, mientras me pregunta, se acerca un poco a mí para poder ver a Namjoon, que sigue en el umbral de la puerta observándonos, como si pudiese descubrir nuestro secreto profundizando en nuestra piel con la mirada.

—Por el trabajo, ya sabes.

Me gustaría poder disimular tan bien como él, pero verle tan guapo, con una sudadera blanca y unos pantalones vaqueros anchos con muchos bolsillos, me deja sin la capacidad de pensar en cosas más elaboradas. Tampoco es una mala tapadera: Namjoon ya sabe que me gusta.

—Ah sí. Casi se me olvida que me lo dejé en tu habitación —suelta, despreocupado, aunque casi no me mira—. Toma Nam, tu café con hielo.

Namjoon le mira como si fuese un insecto y coge el café. Bebe de la pajita sin dejar de observar cómo Jungkook da un sorbo del otro café que lleva en la mano.

—¿Me esperas un segundo que cojo la mochila? Y me das el trabajo por el camino. ¿Te parece bien?

Yo asiento y él desaparece en la habitación. Nam se ve obligado a dejarle espacio, pero me sigue mirando desde detrás de la puerta. Niega con la cabeza mientras bebe de su pajita.

The ghost of it - jjk, myg, pjmWhere stories live. Discover now