Prólogo

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–Entonces, ¿Aceptando el trato?–les pregunto la persona.

–Si así salimos de ese infierno haremos lo que sea– dijo una de las personas.

–Bien, prepárense para irse. Y tú igual Athena.– en eso unas luces escarlatas se dirigieron a quienes estaban en frente a él.–Ahora, vayan por la cabeza de Athena o el caballero de Aries... Si me traen el segundos será perfecto.

–No lo decepcionaremos señor Eros– y en eso se fueron las personas hacía el Santuario.

En el Santuario se logró sentir un gran cosmos seguido de muchos más pero de la nada desaparecieron, el patriarca llamó a los caballeros dorados que se encontraban en el lugar para advertirles.

–Creo que se dieron cuenta del cosmos que apareció hace poco, será mejor estar alerta por sí quieren atacar, no estamos en condiciones pero hay que intentar– dijo el antiguo tauro–Me gustaría poder proteger la casa de tauro.

–Harbinger entendemos que esto de ser patriarca es difícil pero es tu deber dirigir todo mientras Athena no está, no sabríamos que hacer si te pasará algo– dijo la mujer en la sala.

–Confia en nosotros, daremos todo por el Santuario– le dijo el hindú.

–Bien, pueden retirarse, excepto Kiki– En eso los demás se fueron sin más– Kiki, ¿Crees estar bien? Has gastado mucha energía–le mencionó el patriarca.

–Estaré bien, no te preocupes Harbinger. Sin más que decir me retiro– Y salió de la sala, pero un escalofrío recorrió su espalda. Había sentido unos cosmos familiares pero luego nada.

Corazón de BorregoOnde histórias criam vida. Descubra agora