Capítulo 1

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El reloj inicio su acostumbrado tocar en cuanto sus manecillas indicaron las ocho de la mañana. Dejó entonces el periódico que leía en ese momento, prestando atención al desayuno que las mucamas ponían frente suyo.

JiHoon estaba quizá un poco harto ya de leer historias sobre suicidios y muertes luego de que las personas se encontraran con que aquello de las almas gemelas no era un tema tan dulce y hermoso como todos hacía creer antes. Probablemente en un tiempo encontrar a tu destinado sería una bendición, un logro que todos deseaban alcanzar tarde o temprano en la vida, pero esa no era la realidad en que vivía.

En el presente existía una crisis increíble de personas que preferían renunciar a sus vidas antes que permanecer junto a su alma gemela, era como una enfermedad que consumía de a poco a las personas. Le parecía curioso el que los humanos parecieran verse reducidos a simples juguetes de los dioses, como si ellos sólo los usaran para su diversión, haciéndoles vivir un infierno por no poder obtener lo que deseaban, y en cambio tener que conformarse con aquello que les era ofrecido. JiHoon no podría imaginarse jamás viviendo junto a un desconocido, pero tampoco contemplaba la posibilidad de morir sólo por esa aversión. Y realmente esperaba nunca tener que tomar una decisión de esa magnitud.

—¿Cuál es la noticia de hoy? ¿Asesinato, suicidio o protesta?

La voz de su padre interrumpió sus pensamientos mientras se acercaba a la mesa, sosteniendo ya su clásica taza de café matutina, que muy seguramente no sería la única del día.

—Un suicidio —respondió él, dejando el montón de hojas a un lado y sin levantar la vista—. Una mujer se ahorcó luego de que su esposo decidiera divorciarse de ella cuando su luz se encendió. Dijeron que él tendría pocos días, así que debía apresurarse en su búsqueda, y ella no pudo soportarlo.

JiHoon dirigió su mirada hacia su madre, quien tomaba el periódico para alejarlo de la mesa, pues siempre había expresado el disgusto que esa clase de sucesos le provocaban, antes de ocupar su sitio en la mesa y tomar los cubiertos para comenzar a comer.

—Cariño, deberías dejar de leer esas noticias. No te traerán nada bueno y tienes que ocupar tu mente en cosas más productivas —dijo ella con suavidad, intentando ocultar lo mejor posible el desagrado que le causaba saber lo que ocurría en el mundo a causa de los destinados.

—Pero no puedo ignorarlo —replicó JiHoon—. Después de todo, ¿no es eso por lo que tú y papá han trabajado tantos años?

Los señores Lee no pudieron hacer más que sonreír ligeramente, antes de mirarlo a él, listos para compartir la primera comida del día.

Aquellas dos personas a su lado, ambos profesionales de la salud, eran los encargados de investigar y desarrollar una cura para aquel desastre que suponían las almas gemelas. La tarea no era precisamente un trabajo fácil y años habían transcurrido desde su inicio, pero parecía que no tardarían mucho más en finalizarla.

El padre de JiHoon siempre había sentido curiosidad, y algo de aversión, sobre el hecho de tener que pasar su vida junto a alguien a quien no amaba sólo para evitar morir. La idea de que su luz se encendiera era una de sus mayores preocupaciones, pues no quería limitar su vida por una persona que probablemente no compartiría sus gustos y pasiones, así como sus metas. Fue él quien encontró que el cuerpo liberaba sustancias tóxicas en el organismo una vez La Luz se encendía, y que sólo la persona destinada podía suprimirlas, como si de un antídoto se tratara. Y que entonces, desde que los caminos de dos almas gemelas se cruzaban, tenían cierto tiempo para hallarse y estar juntos.

Sin embargo, el caso de la familia de JiHoon fue diferente. La Luz de su padre se encendió sin más una tarde mientras caminaba por el centro de la ciudad. Contrario a lo que todos pensarían, él no decidió iniciar su búsqueda inmediatamente. Primero, porque se encontraba en uno de los sitios turísticos más grandes de Seúl, y sabía que era posible que su alma gemela no hubiera nacido en la misma nación que él, y después porque encontrar un punto que conviniera tanto a él como a su destinada sería difícil.

Red lightsWhere stories live. Discover now