So I'm Gonna Give All My Secrets Away

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Luego del desastroso viernes en la noche Sherlock regresó a pie a su casa, no tenía ánimos de pedir un taxi o buscar a Irene para decirle que lo llevara a su casa. No quería estar ni ver a nadie, sólo quería poder despejar un poco su mente.

Al llegar a casa subió las escaleras saltando los escalones de dos en dos, seguramente hizo mucho ruido pero no le importó demasiado; entró en su cuarto y cerró la puerta y le puse seguro. Sin siquiera encender la luz se arrojó sobre la cama boca abajo, pensando en todo lo ocurrido. Tomó un cojín y lo abrazó contra su pecho. Quizás estaba exagerando, al menos él lo pensaba así, pero él quería llorar; y no lo hacía, después de todo fue un fracaso total y se sentía más confundido. Pero una parte de él decía que ésto iba a pasar.

No quería seguir pensando en eso, deseo en ese momento tener con él un cigarro. Pero en éste momento lo único que podía hacer era dormir; tomó una píldora de valeriana y al poco rato el sueño lo venció.

.  .  .

Sherlock despertó el sábado a eso de las dos de la tarde; pasó el resto del día metido en su habitación, a veces para distraerse leía cualquier libro que estuviera tirado en el piso. Por supuesto eso no lo distraía por mucho tiempo. De cuando en cuando salía de su habitación para  no preocupar a sus padres; era común que el se encerrara en su cuarto por horas, claro que de vez en cuando salía por algo que necesitara o por cualquier otra cosa.

Recordaba que alguna vez había leído o escuchado algo parecido a "Puede que nuestros caminos se hayan cruzado; pero nunca se unieron". Le pareció estúpido en aquél entonces, y ahora se sentía estúpido por estar recordando frases estúpidas, cómo si todo aquél asunto fuera el fin del mundo.

Sólo eres un idiota exagerado, no puedes ser capaz de pasar por una "decepción amorosa". Si es que a esto se le puede llamar así, eres patético.

Una voz sonaba en su cabeza con aquellas palabras, y Sherlock la reconoció cómo la suya propia.

. . .

Domingo por la tarde.

Quizás eran las tres de la tarde, Sherlock aún dormía. Se acostó hasta ya entrada la madrugada, el tema no abandonaba su mente. Por eso decidió tomar algo ligeramente más fuerte para dormir.

Unos golpes en su puerta se escucharon, pero el siguió plácidamente dormido. Entonces las dos chicas entraron a ver cómo se encontraba.

- Quizás haya muerto, debemos asegurarnos.

- P-pero no deberíamos entrar así de repente -Dijo Molly.

La pelinegra se acercó en dónde Sherlock estaba tumbado, parecía inconsciente.

- Hey... ¡Sherlock! -Irene movió un poco el hombro del azabache.

Sherlock despertó, pegando un salto en la cama. Irene se asustó y se hizo hacia atrás, Molly pegó un chillido bastante agudo, llevándose una mano al pecho.

- ¡Joder, Sherlock! ¡Vas a matarnos de un infarto!

- ¡Ustedes son las que van a matarme a mí! Entrando en mi habitación de la nada -Sherlock exclamó, luego notó que Molly había dicho una mala palabra, algo realmente raro, por no decir nulo.

- Sí, ehm... bueno -Continúo Irene luego de unos segundos, quién también había notado lo anterior- Venimos a ver cómo le fue a nuestro chico favorito en su cita.

Love Me Like You Do [Teenlock]Where stories live. Discover now