Capítulo 25

1.8K 133 9
                                    

¡Como adoro las uvas con leche condensada!

Es todo un manjar para mi paladar y mi antojo más grande. No paso un día sin mis uvas con leche condensada; es que son deliciosas. Tienen el equilibrio perfecto entre dulce y ácido.

—¿Y eso qué es? —preguntó Seleny cuando me subí al auto y me senté a su lado. Los dos hombres ya estaban sentados al frente de nosotras: Adam recostado en el asiento y con la mirada a la ventana, sin prestarnos atención; Joshua observándonos en silencio.

—Uvas—contesté.

—¿Traes uvas a la ópera? —preguntó con vergüenza ajena, pero yo decidida a no dejarme ridiculizar por esta princesita, le respondí con una sonrisa y llena de seguridad.

—Sí, y también llevo sandías al cine. Igual que todos.

—¿Qué? —espetó, confundida.

—Es algo que todas las mujeres de clase alta hacen, ¿cómo? ¿Tú no?

Mis palabras salieron con tanta naturalidad de mi boca que, con toda ingenuidad, Seleny no pudo descifrar si hablaba en serio. Podía notar en su expresión lo apenada que estaba de no saber nada de tal costumbre.

—¿Hablas en serio?

Adam ahogó una risita sin apartar su mirada de la ventana.

Al parecer, si nos estaba escuchando. Y yo era graciosa. Solo él entiende mi sentido de humor.

Joshua si se rió y luego Seleny por no quedar como tonta. Aclaró que ella sabía que era una broma mientras me fulminaba con la mirada. Al menos después de eso no me volvió a molestar.

Cuando llegamos, tuve que usar unas gafas y sombrero para cubrir mi rostro de los paparazzis mientras los guardaespaldas nos respaldaban al caminar. Agaché la mirada y solo la levanté cuando estuve dentro del teatro. Ahí un señor nos recibió y nos indicó el camino a la vez que Seleny se colgaba del brazo de Adam como si no pudiese caminar por ella misma.

<<Un doctor debería revisarle las piernas a esa chica>>

Caminé un rato detrás de ellos hasta que Joshua se detuvo para ofrecer su brazo y acompañarme. Al conocerlo mejor, podía entender por qué era amigo de Adam. No era un estirado como otros nobles; parecía alguien simple, desapegado a lo material, con una actitud positiva y amable. La clase de persona calmada y paciente que Adam busca tener a su lado.

Acepté su gesto y seguimos detrás de la parejita. Aprovechando este momento no pude evitar comentar:

—Su hermana y el rey se llevan muy bien.

—Lo sé. Es fabuloso.

—¿Es que ya son novios o algo así?

—¿Novios? No. Aunque no creo que falte mucho para eso. Nuestros padres siempre planearon una boda entre ellos dos. No es nada oficial aún, pero no podría haber mejor unión que esta para ambos reinos.

—Entonces solo es algo político.

—Sí, pero mi hermana está muy interesada en él como te podrás haber dado cuenta.

—¿Y crees que su alteza también esté interesado en ella?

—Conociendo a mi amigo, yo diría que sí. Le gusta.

¿Qué si está interesado en ella? ¿qué clase de pregunta fue esa? Es una princesa: es bella, joven y culta ¡claro que está interesado en Seleny! Así como Joshua, yo tampoco era ciega a las atenciones que Adam tenía con ella. Le sonreía seguido, caminaba junto a ella, la miraba constantemente, hablaban bastante, la hacía reír, ¿Dónde había visto eso antes? ¡Ah, claro! Conmigo doña facilota.

PLEBEYA (Actualmente en edición para mejora la experiencia de la lectura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora