Olvido

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Me temo que el joven Kageyama no podrá volver a recordar algunas cosas. El golpe en su cabeza ha sido de tal impacto que ha provocado pérdida de memoria, puede que recuerde cosas de a poco o puede que no. Es casi un milagro que esté vivo.

Aquellas palabras por parte del doctor habían dejado en shock a un Oikawa de tan solo quince años en ese tiempo. El chiquillo había sentido como si parte de él se hubiese desvanecido, después de todo su amigo no iba a poder recordarlo y creía que por su culpa. Estaba muy dolido con lo sucedido, solo deseaba que fuese una maldita pesadilla.

Oikawa no podía dejar de sentirse culpable por lo que le había ocurrido al chico.

"Siempre cuidaré de ti", resonaron sus propias palabras en su cabeza. No había podido cumplido con esa promesa, según él.

Lo único bueno y que agradecía de toda era que el menor estaba vivo. Gracias a los dioses.

Tras ello, Oikawa tomó algo de distancia con Kageyama, total, no tenía nada más que hacer junto a él, además de que le dolía en el alma que no le reconociese. Gran error del que años después iba a arrepentirse, jamás debió dejar solo a Kageyama, pues durante su rehabilitación sí que le había necesitado, a pesar de no saber quién era la persona que le acompañaría. Claro, de eso se daría cuenta años después.

El mayor jamás olvidó a Kageyama. Sus padres trabajaban en la casa de los Kageyama por lo que siempre le contaba cómo estaba el chico, cómo iba en su rehabilitación y en su vida en general. A veces su padre le insistía con que le fuese a ver, al menos por unos minutos, pero Tooru se rehusó cada vez que el hombre le proponía aquello. Nunca fue capaz de acercarse otra vez a Tobio o eso es lo que pretendía hacer, hasta que algo surgió.

La madre de Oikawa enfermó y no podía seguir trabajando debido a su delicado estado, por lo que su hijo debía de colocarse a trabajar para poder ayudar en el sustento de la casa y comprar los medicamentos para su mamá. No tenía muchas opciones, le rechazaron en todos los lugares a los cual postuló y solo le quedaba una opción: Trabajar como mayordomo en la casa de los Kageyama. Sí, así tal cual.

Le dolió el estómago al saber que volvería a estar cerca de Tobio, quien debía ya de tener unos dieciocho años. A la vez se sentía muy feliz, emocionado y nervioso por la situación. Era una maraña de sentimientos.

Aquella noche, luego de saber de su nuevo trabajo, comenzó a revisar unos álbumes de fotos antiguo. Con mucho cariño y nostalgia pasó cada página, observando las fotografías, todas ellas eran de él cual era más chico y junto a él salía Kageyama, su querido amigo. Por unos momentos sus ojos se llenaron de lágrimas, cayendo una de estas sobre una de las imágenes.

- Ay, Tobio-chan – murmuró mientras secaba el agua de sus ojos – no lo puedo creer...nos volveremos a ver, debes estar tan grande y lindo. Te prometo cuidar mucho de ti esta vez.

No me olvides || OiKageWhere stories live. Discover now