Angustía

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Aquella conversación con el menor le había reconfortado, también le hizo sentirse un tanto nostalgico, no podía sacarselo de la cabeza. Había sido un día realmente agotador, Oikawa se sentía cansado tanto física como mentalmente, solo deseaba poder descansar toda la noche. La familia Kageyama le había facilitado una pequeña habitación al joven debido a que su casa quedaba un poco lejos, debía de tomar el tren para poder llegar a esta, así que era mucho mejor que se quedase en la casa donde trabajaba, además no había problema con ello, la casa era enorme, habían habitaciones de sobra. Poco a poco la iría acomodando mejor con sus pertenencias, pensaba pasar un buen tiempo ahí.

Tras acabar con su jornada de trabajo decidió darse un relajante baño caliente, para poder relajarse un poco y para finalizar se prepararía una infusión de manzanilla, iba a dormir como un bebé. Se encontraba en la cocina con ropa casual y una toalla rodeando su cuello cuando de pronto entra Kageyama a la habitación, vistiendo tan solo una bata.

- Oh, Oikawa-san, pensé que ya estaba durmiendo, de seguro ha tenido un día agotador - dijo el joven de ojos azules mientras se acercaba hasta el refrigerador, sacando una cajita de leche con chocolate, la que pronto abrió y metió la pajilla en el orificio de la caja, comenzando a beber con calma.

Oikawa contempló a aquel muchacho que, hasta de la manera más simple, se veía realmente precioso.

- Sí, debería estar durmiendo, pero bajé para prepararme esto - dijo y le enseñó el té de manzanilla- solo estoy esperando que hierva el agua

Fue por un poco de azúcar y miró a Kageyama

- Bueno, a decir verdad tú también deberías de estar durmiendo, ¿No? Mañana tienes clases, ve a descansar - Tobio le miró con diversión y le enseñó su caja de leche

- Solo vine a buscar esto, no puedo dormirme sin antes haber bebido un poco de leche - aquellas palabras hicieron sonreír mucho a Oikawa, aun a pesar de haber pasado años, el azabache aun tenía aquel adorable habito, no había cambiado tanto.

- En ese caso debes volver a tu habitación- El agua ya había hervido por lo que el castaño vertió un poco de esta en una taza pequeña y luego colocó un poco de manzanilla, dejándolo reposar para que el agua estuviese impregnada de aquella planta. Minutos después endulzó este con miel y comenzó a beber con cuidado de no quemarse - Kageyama, ¿Te gustaría desayunar algo en especial mañana?

El chico de ojos azulados miró con una pequeña sonrisa a Oikawa, era la primera vez que le preguntaban si deseaba algo especial para comer, sus padres eran preocupados por él, pero ni sus gustos sabían.

- Oh, me gustarían unos hot cakes con miel y salsa de caramelo, y leche tibia también - fue lo que pidió Kageyama mientras observaba a su sirviente con una sonrisa.

- Será todo eso entonces, espero que te guste tu desayuno, ahora ve a dormir como un niño bueno, no sería bueno que durmieses pocas horas, no es bueno para tu salud -

- Ah, te preocupas mucho, Oikawa-san

- Debo hacerlo, tu ahora eres parte de mis responsabilidades y solo deseo lo mejor para ti, que estés bien y sano, eso es lo que me importa -La manera en que lo dijo era demasiado sincera que hizo que el corazón de Kageyama latiese algo acelerado, estaba impresionado con la determinación de su nuevo sirviente, él era diferente a todos quienes trabajaban en aquella casa, incluso muy diferente a sus propios padres.

Aquello le causaba curiosidad a Kageyama, ¿Como era posible que alguien que estaba recién conociendo y con quien no tiene ningún vinculo especial se preocupase tanto por su persona? Con aquella disyuntiva rondando en su cabeza se despidió del castaño y regresó a su habitación para poder dormir.

Aquella noche, Kageyama tuvo unos sueños extraños. No, mas bien eran recuerdos borrosos, recuerdos de Oikawa. En este el chico podía verse a si mismo de niño jugando con alguien más, alguien a quien no veía su rostro, se notaba que ambos disfrutaban mucho estando juntos. Kageyama no entendía porque estaba recordando algo así, algo tan simple como estar jugando con un niño que no conocía, ¿Por que recordaba eso? ¿Había sido algo importante que debía recordar? No lo comprendía.

Esa mañana amaneció con lágrimas en sus ojos y con una angustia alojada en su pecho, ¿Por que se sentía de esa manera? ¿Habría tenido un mal sueño? Porque en esos momentos no recordaba nada, solo podía pensar en que había tenido un mal sueño. Limpió su rostro con las mangas de su pijama y miró su teléfono acurrucado en su cama.

- ¿Por qué tengo tantas ganas de llorar hoy? - se preguntó a sí mismo mientras observaba los mensajes del grupo que tenía con sus compañeros y amigos. Habían planeado ir todos a beber, a Tobio le interesó aquello, así que iría por la noche a disfrutar con sus amigos, será divertido, pensó para acto seguido colocarse de pie y alistarse para ir a clases. Al bajar, en la cocina le esperaba Oikawa con todo lo que había pedido la noche anterior, la angustia que llegó a sentir fue reemplazada por un sentimiento cálido al ver la comida.

- Ah, en verdad no pensé que prepararías todo esto.

- ¿Eh? ¿Por qué pensaste en eso? Por cierto, buenos días.

- No lo sé, es solo que...nadie se hubiese despertado antes que yo para preparar esto y buenos días, Oikawa-san - Kageyama tomó asiento mientras el mayor vertía la leche en la taza de su amo.

- Bueno, eso me hace distinto de todos los demás - comentó Oikawa para servirse un poco de leche para el también - ¿Durmió bien?

- Uh, si, muy bien - Tobio se abstuvo de contarle como se había sentido aquella mañana, no quería preocupar a nadie por sueños estúpidos que le habían hecho sentir mal -¿Qué hay de ti? ¿Dormiste bien?

- Mejor que nunca -contestó el castaño tras probar la leche - no estoy acostumbrado a dormir en otras camas, pero esta estaba realmente perfecta.

- Me alegra oír eso - Kageyama olfateo del delicioso aroma del caramelo sobre sus hotcakes mientras sonreía con suavidad, en verdad todo se veían tan delicioso. Rápidamente se decidió por probar aquella deliciosa comida, cortó un trozo de los hotcakes llevándolo a su boca, su paladar se lo agradecía mucho, estaba perfecto, esponjoso y dulce - Oikawa-san, esto esta realmente delicioso.

La expresión en el rostro del peliazabache era realmente única, sus ojos brillaban de manera linda y aquella sonrisa hizo derretir el corazón de Oikawa, era demasiado puro. Se había quedado pegado viendo aquella preciosa reacción, luego de unos largos segundos volvió a la realidad.

- Que bien que te hayan gustado, ya temía haber cocido mal los hotcakes o que hubiesen quedado sin sabor.

- No, no, están perfectos.

Ambos compartieron un grato silencio mientras Tobio desayunaba, hasta que recordó algo.

- Oh, es probable que hoy llegue tarde a casa, saldré con unos amigos de la universidad a beber - le comentó el chico a su sirviente - es para que no te preocupes si no llego a la misma hora de ayer, todo estará bien, luego me vendrá a dejar alguien.

- Puedo ir a buscarte si lo deseas - dijo de pronto el chico. De alguna manera desconfió de aquella persona que le iba a traer, uno nunca sabe que podría pasar, sobretodo si Tobio iba a estar bebiendo.

- ¿Eh? ¿En verdad? ¿A la hora que sea? - Oikawa asintió ante las preguntas.

- Yo sirvo para usted, es mi trabajo, así que moléstame todo lo que desees.

- Muchas gracias, Oikawa-san, lo llamaré cuando deba ir a buscarme, ¿Si?

- De acuerdo, es un trato. Cuando estés en donde beberán me mandas tu ubicación y cuando me llames iré por ti.

Oikawa se quedó un poco más tranquilo cuando Kageyama accedió a que fuese por él, en verdad no quería que nadie se propasara con aquel inocente chico, no mientras el este ahí para protegerlo.

No me olvides || OiKageWhere stories live. Discover now