「Capítulo 1」

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Un bolso, unas esposas y un callejón oscuro.

Caminar sola por las calles de Seúl en plena noche nunca fue algo que Abigail Steele creyera capaz de hacer, miedosa por naturaleza como era, y prudente hasta resultar tediosa para muchos. La vida nocturna no era para ella; prefería la luz de la mañana, la vida diurna, los paseos por la tarde cerca del río Han, los picnics en prados verdosos llenos de margaritas hermosas... Prefería la seguridad, lo que pudiera controlar sin problema. Por eso se limitaba a vivir en su zona de confort, rodeada de aquello que conociera perfectamente. Y las calles nocturnas de la gran ciudad no lo eran.

Sin embargo, ese viernes de primavera hizo una sorprendente excepción. Una de la que se arrepentiría en el momento exacto en el que el alcohol dejara de circular por su organismo. Alcochol... Otro punto del que se arrepentiría al día siguiente, pues no era propio de ella salir a emborracharse. De hecho, las bebidas alcohólicas nunca le sentaron demasiado bien. El etanol que contenía le hacia efecto en el primer sorbo e inmediatamente se convertía en una persona totalmente diferente. Y Abby, que no podía permitirse arruinar su imagen de chica perfecta y formal, supo desde el primer cubata que se tomó en su adolescencia que esas bebidas debían quedar lejos de su vida. 

Eso sumaba dos normas quebrantadas. Dos normas que ella misma se había impuesto y que formaban parte de una lista personal que había ido construyendo a lo largo de su vida. Salir sola por la noche quedaba en el número siete, y emborracharse en el número cinco.

Sí, lo de la lista iba en serio.

La cuestión era: ¿Qué había hecho que Abby se saltara sus tan preciadas normas? 

Un cúmulo de cosas sería la causa, y lo suyo sería empezar desde el principio; el día en el que abandonó su hogar, su ciudad natal, y a sus padres para perseguir su sueño de ser una gran escritora. Sueño que la guió hasta la gran ciudad. 

Hace años que se marchó, pese a la negativa de sus padres. De hecho, la relación que mantenía con ellos era, cuanto menos, inexistente. Y a pesar de lo mal que la trataron (una de las razones por las que también se marchó), Abby se sentía terriblemente mal. Pese al tiempo que había pasado, aún dudaba de su decisión y se replanteaba si hizo bien. Sus padres querían obligarla a abandonar ese absurdo sueño. A pesar de no haber querido nunca leer ninguno de sus escritos le decían que no servía para ello, que acabaría muriendo de hambre, que no era un trabajo. Y ella sabía que era, simple y llanamente, porque querían que siguiera sus pasos; que fuera abogada. 

Le costó muchísimo imponerse, porque jamás les había llevada la contraria. Era, como decía su hermana mayor, la niñita de sus ojos; la esperanza de la familia. Abril siempre le decía eso para burlarse de ella, porque en su caso, y en una familia tan conservadora y, en apariencia, perfecta, lo peor que te podía pasar era que tus padres pretendieran amoldarte a sus gustos, y no darte la libertad que anhelabas. Abby siempre estuvo bien con eso, solo quería contentarlos. Hasta que se dio cuenta de que querían cortarle las alas e implantarle un sueño que no era el propio. 

Fue entonces cuando decidió irse a vivir con su hermana mayor a Seúl, quien se marchó de casa mucho antes y por razones similares. En su caso, no aceptaban su amor por la música rock, ni que tocara en una banda. De hecho, su madre llegó a romperle el bajo en un arrebato. Al darse cuenta de lo que había hecho, se arrepintió, porque no era un monstruo, pero sí era demasiado estricta. Abril se marchó esa misma semana de casa, y una vez que estuvo instalada en un pequeño piso de Seúl, le mandaron un nuevo bajo como muestra de arrepentimiento.

Una vez en Seúl, Abby empezó a trabajar en pequeñas editoriales para conseguir dinero, y así poder pagar el piso. Siguió escribiendo, publicando artículos y editando historias de muchos otros que querían conseguir lo mismo que ella. Y frente a tantas historias y grandes escritores y escritoras, empezó a perder la esperanza que siempre la había acompañado. Sin embargo, y gracias al apoyo de su hermana Abril, siguió luchando. Y pronto vio que mereció la pena.

Esposados ✦ jjkWhere stories live. Discover now