—Lena... —gimió cogiendo la almohada y tapándose el rostro—. Te he preparado el desayuno, lo tienes encima de la mesa. Si se enfría, lo calientas —me acerqué quitándole la almohada y le di un beso en la sien y ella volvió a gemir soñolienta—, cuando termines pon los cubiertos en el fregadero. Cierra la puerta antes de salir, te dejo las llaves encima de la mesa de la entrada.
—¿Acabas de pasar una noche fantástica con tu amada y ya te vas? —me cogió del brazo antes de que pudiera irme—, ¿qué hora es? —miró el reloj que estaba encima de la mesita de noche—. Por Dios, Kara, son las seis de la mañana. Y te has acostado hace dos horas y el examen lo tienes a partir de las nueve, ¿qué te pasa por la cabeza? —gruñó mientras se inclinaba.
—Buenos días a ti también.
—No lo son, no —alzó la voz divertida que me alivió porque pensaba que estaba molesta de verdad—, anda, quédate un rato más.
—No puedo, Lena... quiero llegar pronto y ya hablamos ayer sobre las sospechas y esas cosas. Que mejor que me vaya ya mientras tú...
No me dejó terminar cuando me cogió del cuello de la camisa y me besó con ferocidad. Mi mente intentaba resistirse, pero mi cuerpo estaba hechizado y no pude contenerme.
—Déjame tocarte y a lo mejor pienso en quedarme... —musité mordiendo sus labios.
Puede que anoche fuese una de las mejores noches de mi vida. He sentido más placer que nunca y jamás pensé que una mujer me haría gritar tanto, pero había algo injusto en todo esto: ella no me dejó tocar ninguna parte de sus debilidades. Me repitió que lo que más le ponía era que la otra persona disfrutara y gimiera su nombre, y con eso le bastaba. Y también me suplicó que fuera en otro momento cuando no tuviera que madrugar para un examen y me ordenó que descansara.
—Eres una chantajista... —volvió a besarme.
—Si así obtengo lo que quiero, llámame lo que quieras —me incliné hacia ella para tumbarme, pero ella volvió a frenarme.
—Tienes un examen, te ibas a ir ahora... —dijo entre besos—. Si no fuera porque te hubiera besado...
—Déjame hacerte el amor, maldita sea —supliqué mientras mordía su cuello.
—Lo haremos, te lo prometo... —puso sus manos en mi pecho para volver a frenarme—, pero no ahora —la miré con el ceño fruncido—. No me mires así, no dudo en que me deseas, pero yo sí soy de las que duran y duran... y no quiero que llegues tarde al examen —y me besó nuevamente.
—Son las —miré el reloj nuevamente—, siete menos cuarto. Un examen a las nueve... —encogí de hombros mientras me acercaba a besarla, pero ella me rechazó nuevamente.
Asentí derrotada. Le repetí de nuevo las instrucciones y ella asintió con la cabeza. Me despedí dando el último beso y me acerqué a la puerta, pero antes de cerrarla, Lena me llamó.
—¿Qué pasa? —pregunté sujetando el pomo.
—¿Qué somos? —preguntó con timidez y alcé la ceja.
—Somos dos personas que se gustan, tienen sentimientos una hacia la otra, se besan, se desean... ¿no? —respondí un tanto confundida.
—Sí, pero...
—No eres un capricho ni un experimento ni una aventura si es lo que estás pensando —interrumpí—, no eres una conocida ni una buena amiga.
—¿En conclusión? —preguntó sonriente.
—Quieres que lo diga, ¿verdad? —dejé de sujetar el pomo y crucé de brazos con una sonrisa burlona y ella asintió a mi pregunta—. Eres lo que siempre quise tener —confesé suavemente—. Una compañera, confidente, socia, tándem y, por primero, mi pareja.

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The Rookie | Supercorp AD
FanfictionKara Danvers es una chica normal con una vida normal en una ciudad normal. Conforme va creciendo, va madurando con cada paso, pero algo trágico le sucede que hizo cambiar su vida por completo. Decide dejar su vida y perseguir su sueño de convertirse...