17- Ausencia y dolor

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El único sonido que había en aquel lugar era el del reloj cada vez que se movía en cada tortuoso Segundo que pasaba.

Eimi le había confesado a Toshinori que le fue infiel con Enji una que otra vez. Odió decir cada maldita palabra pero tenía que hacerlo, debía decirle la verdad a Toshinori. Que aunque lo amara más que a nada en el mundo de vez en cuando lo cambiaba por aquel horrible pasado que la destruyó en mil formas diferentes.

Entonces Toshinori se fue.

Como haría cualquier persona normal, se fue. Sin decir nada el simplemente se regresó a America sin chance de volver. Le había dejado unos quince mensajes de voz, que seguramente el borraría sin escuchar.

O tal vez no, porque Toshinori era un sol que no sería capaz de hacer algo como eso.

Eimi pasó el dorso de su mano por su nariz enrojecida por el llanto. Lloraba y tomaba haciéndole honor a su apellido, según decía Airi claro está.

Se puso de pie y se armó de valor para mirarse en el espejo. Su reflejo era horrible, su nariz enrojecida, los ojos hinchados y con enormes ojeras y su cabello enredado y grasoso. Lucia asquerosa y si Toshinori la viera así seguro que se preocuparía a horrores.

Oh, Toshinori. Había dejado una enorme ausencia que ella se había ganado a pulso por traicionar la confianza de la persona más pura que habitaba la tierra.

— ¡Maldita sea! — gritó al golpear el espejo, quebrandolo en muchos pedazos.

Vio su reflejo en todos esos pedazos, le dolía la ausencia de Toshinori. Le dolía a horrores. Años atrás, cuando Enji se casó con Rei le dolía el corazón, sentía horribles nauseas y un nudo en la garganta que le imposibilitaba hasta respirar. Pero ahora que no tenía a Toshinori el dolor era muy diferente. Le dolía todo el cuerpo, sentía que no podía respirar, las lágrimas de sus ojos no paraban y no tenía ningún tipo de fuerzas. Sin Toshinori estaba destrozada, destruida y muchas adjetivos dolorosos más.

Se acostó encima de los pedazos de espejo mientras continuaba llorando.

-.-.-.-.-

—No se como ayudar. — habló Saori antes de dar un sorbo de  su chocolate frío.

— Hay que dejarla sentir lo que siente. — contestó Shiori. Su chocolate no solo estaba frío sino que estaba congelado y lo comía como si fuese un helado.

— Yo quiero romperle la cara a Enji. — fue la resolución de Airi. Su chocolate hervía así que ella solo lo soplaba con ira.

— Está vez no sufre por Enji.

— Saori, Saori. Linda e inocente Saori. Todas las desgracias en la vida de mi hermanita son provocadas por alguien con el apellido Todoroki.

Y como si hubiesen llamado al hombre con el hecho de mencionarlo. Enji miró a las tres mujeres las cuales guardaron silencio ante su presencia.

— Eimi no ha ido a trabajar, Tampoco responde mis llamadas.

— Está sufriendo.

— ¿Quien murió? — cuestionó más molesto que preocupado.

— ¿Próximamente? Tú. — dijo Airi con una sonrisa.

— Mujer loca. Iré a hablar con Eimi.

Enji dio la espalda y emprendió camino a las escaleras.

— ¿Ahora si puedo golpearlo? — pidió y las hermanas Yukimura asintieron.

Airi sonrió como niña pequeña al ver eso y se colocó de pie y fue donde Enji para darle un puñetazo en el rostro. Le hizo sangrar la nariz a pesar de que no se la rompió.

— Ven, te mostrare algo.

Enji se quedó en silencio y la siguió. Subieron las escaleras hasta llegar al departamento de Eimi. Airi abrió la puerta en silencio y ambos vieron el lugar completamente oscuro. El dedo índice de Airi se posó en sus labios indicando que no hiciera ni el mínimo sonido. Lo guió por ese lugar oscuro hasta llegar al pasillo, Justo en la mitad del pasillo se escuchaba un sonido.

Conforme fueron acercándose Enji supo lo que eran esos sonidos. No eran simples sollozos sino que eran gritos de dolor.

Eimi lloraba. Eimi era quien soltaba todos esos gritos de dolor.

— Por favor... vuelve... — dijo entre sollozos y Enji sintió una opresión en su pecho, Eimi lloraba y el solo quería abrazarla para decirle que todo se encontraba bien.

Que no estaba sola y mil cosas más que quizás la reconfortarían. Pero no podía porque no se suponía que el estuviese ahí. Airi tomó su mano y lo sacó de ahí casi a rastras.

— ¡No puedo dejarla en ese estado! —dijo desesperado.

— Vas a dejarla así. Ella se repondrá en poco tiempo.

— ¡Es tu hermana! ¿Como puedes decir esto?

— Justo porque es mi hermana te digo que no te acerques. Déjala en paz ¡maldita sea! Cada vez que te acercas a ella la dañas.

— No quiero dañ.

Las palabras de Enji fueron cortadas por una raíz se había enredado en su cuello.

— Una vez me dijiste que la amabas con lágrimas en los ojos. Demuéstralo y deja de causarle dolor. Toshinori se fue, ella llora por el hombre que reparó su corazón cuando tú lo partiste en un millón de insignificantes pedacitos. — Enji tenía ganas de llorar. No quería herir más a Eimi. — Déjala en paz. Por favor.

Y con mucho dolor en su corazón Enji abrió la boca.— esta bien.



N/a

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Ardiente Veneno- Enji Todoroki / EndeavorWhere stories live. Discover now