22- Hola dulzura

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6 horas habían pasado y Toshinori caminaba de un lado a otro en el pasillo. Eimi estaba en una sala llena de doctores y a él no lo dejaban pasar y tampoco le daban ninguna respuesta. Las hermanas Yukimura estaban sentadas atragantándose de café por los nervios y Airi amenzaba a cada enfermera que veía.

Rabiosa por no tener respuestas.

— Si no me dicen nada voy a entrar ahí y voy a envenenarlos a todos. O mejor les pondré ácido en las venas. — murmuró la de ojos negro y sus tres amigos la miraron con algo de terror.

— Suerte que está de nuestro lado. — comentó Saori viendo a la mujer frente a la máquina expendedora que estaba casi vacía ya que ellos habían devorado todo en el tiempo que tenían ahí.

Airi miró su teléfono y los mensajes de Enji no dejaban de llegar, el no estaba ahí ya que la mujer amenzo con matarlo si se atrevía a presentar su mugroso trasero, pero no dejaba de molestarla con constantes preguntas a las cuales Airi no poseía las respuestas.

Toshinori estaba comiéndose las uñas y las Yukimura con la fría expresión que caracterizaba a esas mujeres. La de ojos negros suspiró y vio a una enfermera salir del pasillo que dirigía al quirófano y la siguió.

Quizás retiraran su licencia pero le daba igual, la chica de cabello rubio casi soltó un grito cuando una raíz salió de la pared y la atrapó.

— Tienes cinco segundos para decirme el estado de Hayashi Eimi y su bebé. — dijo Airi en voz baja para que sus amigos no llegaran a detenerla.

— Ella...

— Te quedan dos.

— Esta envenenada.

Entonces Airi soltó a la chica.

Su hermana estaba envenenada, eso no era posible.

Toshinori la vio pálida.

— ¿Que sucede? — preguntó Shiori viendo a su mejor amiga.

— Eimi está envenenada.

— Es imposible. — dijo Toshinori. El Kosei de las Hayashi era un Kosei único y bastante peligroso, tanto que eran inmunes a el.

— Una Hayashi puede envenenar a otra... — Dijo Shiori recordando los entrenamientos que los padres de Airi la obligaban a hacer con su particularidad.

— Tengo que entrar ahí.

Y sin que nadie dijera nada Airi cruzo la puerta corriendo, una alerta sonó y ellos aprovecharon el hecho de ser héroes activos para seguirla y la encontraron tocando la puerta del quirófano como si fuese la puerta de una casa, salió un doctor y ella lo tomó por el cuello.

— Tengo que entrar ahí o a lo próximo que tú entrarás será a una morgue y no precisamente  de pie.

El doctor asintió lentamente y Airi sonrió. Era claro que ya le habían hecho una cesárea a su hermana para extirpar al bebé como si fuera un tumor, miró a su hermana menor. Sudaba y su piel estaba tornándose gris, como si fuese un insecto rociado con insecticida.

Demasiado potente.

Tomó el bisturí y se cortó la muñeca, la sangre caía en la boca de Eimi y eso ayudaría hasta que se pusiera bien, lo bueno de su sangre era que podía ser antídoto a cualquier veneno.

-.-.-.-.-.-.-.

Seis horas más tardes y Eimi abrió los ojos, tenía un sabor metálico en la boca, le dolía todo el cuerpo y sentía como si el mundo la aplastara.

—Hola dulzura. — le susurró a Toshinori el que tenía su cabeza recostada en la cama, estaba dormido hasta que ella habló.

— Me tenía preocupado.

— ¿Donde está nuestro bebe?

— ahí. — señaló a una esquina junto a Airi quien dormía junto a la vitrina donde había una especie de huevo color verde

— ¿Mi hijo está en un huevo?

— Airi dijo que es corteza y que se caerá sola. Fuiste envenenada por nuestro bebé y Airi dijo que debías decirme algo importante.

Eimi sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas, las cosas se tornaban entre borrosas y violetas indicando que eran venenosas, estaba tan débil que no podía controlar su particularidad.

— la particularidad de Veneno qué hay en la sangre Hayashi es muy peligrosa... también es algo que solo poseen las mujeres Hayashi.

— ¿Eso significa...

—Es una niña.

Se abrazaron.

Tendrían una niña y eso era la cosa más maravillosa del mundo, debían pensar en un nombre femenino, algo lindo que la hiciera sentir orgullosa al crecer. Jamás contemplaron la posibilidad de que fuese niña y ahí estaba, en un huevo de corteza.

Los sollozos de ambos despertaron a los presentes y lo primero que escucharon fue un re porche de Airi.

— Si te revientas las suturas voy a golpearte. — dijo su hermana mayor y Eimi solo sonrió.

— ¿Como te sientes? — Dijo Saori de rodilla junto a la cama y tomando la mano de su mejor amiga, Eimi sonrió y con ese simple gesto la albina comprendió que su amiga estaba destruida pero feliz.

— Es una nena:

— Debe tener mi nombre.

Días después Eimi podía caminar, lento pero seguro, con ayuda de Toshinori llegó a donde estaba su bebe envuelta en aquella especie de crisálida que le recordó a cuando Airi se rompió un hueso, como su particularidad sin que ella lo controlase hizo que en toda la zona creciera corteza hasta que sanó. Su hipótesis era que su nena tenía esa misma particularidad mutante y como era prematura había formado ese capullo hasta ser fuerte para el exterior.

Eimi sonrió y apretó más la mano de Toshinori. Con la mano libre tocó la corteza.

— Hola dulzura.


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Ardiente Veneno- Enji Todoroki / EndeavorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora