18. Recuerdos rotos

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Eris Morgan

- ¡Escapen por los conductos de ventilación! 

No pude evitar soltar una gran carcajada. -Se supone que esta película debería dar miedo, no puedo tomármela en serio cuando les gritas a los protagonistas. 

Un hombre aparece con una sierra eléctrica matando a dos de los últimos chicos que quedaban vivos.-¡Ay ya se los echaron! Yo se los advertí- reclamó Alec.

Mis pesadillas/ visiones de la mansión en llamas habían vuelto, así que Alec se ofreció en quedarse a dormir durante esta semana en mi casa. Era jueves, mañana seria mi cumpleaños, y me alegraba que él estuviera aquí conmigo. No habíamos tocado el tema sobre el casi beso, y sinceramente prefería que siguiera siendo así. 

Faltaban unos 20 minutos para que terminara la película. Me acosté en el sillón para estar más cómoda, colocando mi cabeza sobre su regazo. No podía evitar sonreír al ver sus reacciones ante la película. Como su mandíbula se tensa un poco, sus espesas cejas se alzan, o cuando frunce los labios.  

Junto a él me siento segura, protegida, y esto me brinda cierta paz. Él estuvo apoyándome en mis peores momentos cuando nadie más lo hizo. Fue mi hombro para llorar, el que me hizo sonreír aunque no tuviera motivos para ello y por momentos me ayuda a olvidarme de todo lo malo a mi alrededor. 

Como la culpa que me carcome a diario de ese día.

8 de septiembre del 2013

4 heridos, 2 desaparecidos. 

Mi hermana una de esos desaparecidos. 

Habían asaltado la tiendo de ropa donde mi hermana trabajaba hace unas horas. Mi padre caminaba hacia los lados impaciente. No se había separado del teléfono ni un solo segundo. Esperaba el aviso de la policía o una llamada de rescate de parte de los secuestradores que se la habían llevado.

Mi madre estaba a la par mía, acariciando mi espalda, tratando de mantener la calma, pequeños sollozos salían de mi.  

Después de varias horas ella se quedo dormida. Mi padre estaba cabeceando, el teléfono de la casa en su regazo, y el celular en la mano. Eran las 4 de la madrugada y Alisson aún no aparecía.

Caminé hacia mi cuarto, revisé debajo de mi cama, viendo que las llaves que había escondido ahi ya no estaban. Era mi culpa, si las hubiera escondido bien, nada de esto hubiera pasado.

Corri hacia mi habitación, cogiendo un gran unicornio de pelpa que ella me  había ganado para mi en una feria. Para luego ir a la cama de mi hermana y aferrándome a el. 

Unos minutos después llamaron a papá. Avisando que habían encontrado a los desaparecidos. Ambos habían sido torturados, uno estaba vivo y el otro, no había tenido suerte. 

Ella no tuvo suerte. 

No me dejaron ver el cuerpo, no me dejaron siquiera despedirme de ella. Me dijeron que la encontraron en muy malas condiciones. Y que tendría que recordarla como antes. 

Al ver como metían tu ataúd a varios metros bajo el suelo. Mi conciencia  me repetía una y otra vez:

Todo es tu culpa. 

¿Ves como desconsoladamente llora tu madre?

¿Como tu padre grita de dolor?

Tu causaste todo esto. 

Fuiste advertida.

Era tan simple esconder bien unas estúpidas llaves.

Hidden Souls ©️Where stories live. Discover now