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— Mark, de verdad, gracias. —sonreí— Gracias por hacerme feliz estos dos últimos años.

— Cariño, aún puedo ir contigo —un lágrima rebelde recorrió su mejilla.

Con el paso del tiempo, aprendí a amar a Mark de la forma correcta, tanto que podría decir que no recordaba a Jaemin. Sólo supe que Yongsuk jugó muy feo con sus sentimientos y terminaron hace unos meses, así que por eso, él se había ido de la cuidad.

Te lo dije Na Jaemin, pero tú la preferiste.

Lastimosamente no soy la niña débil de aquél entonces, ya no te necesito, ya no eres nadie.

— Te amo, pero no puedo hacerte sufrir —limpié su mejilla— Se feliz por favor, y nunca me olvides. Volveré pronto, ya verás.

— No olvides llamarme, siempre estaré para ti.

Un cálido abrazo de Mark, alivió mi estrés y temor.

(...)

La tarde poco a poco se tornaba gris, los bonitos colores pastel habían desaparecido y trajeron en cambio una tenue lluvia. A través del gran ventanal, se podían ver a algunas personas corriendo en busca de un lugar seco, mientras que otras parecían disfrutar las pequeñas gotas de agua. Una que otra pareja pasaban por allí tomados de la mano, o simplemente abrazados para no sentir la arrolladora brisa.

En un movimiento brusco, un grupo de chicos intentaron abrir la puerta, provocando la miradas de todos.

Eran al rededor de 3 chicos, altos y de tez blanca, en un rango de edad igual al mio. Pero de entre todos, uno en especifico obtuvo mi atención, su físico solo me recordaba a alguien, alguien con quien no podía dar.

Su cabello rosa levemente mojado y su gran sonrisa, se llevaban los suspiros de las chicas presentes. Cabe recalcar que los otros dos chicos no se quedaban atrás, sus perfiles eran demasiado perfectos para ser reales.

Fue en ese momento cuando su mirada hizo contacto con la mía y miles de recuerdos volvieron a mi, eras él, Na Jaemin, el chico que solía ser mi mejor amigo.

Su particular sonrisa solo se desapareció al momento de aquella rara mirada, con el dolor mas grande supuse que no era él, lo dude, pero para mi parecer solo había sido una confusión, una muy tonta.

— Dios, ¿Qué tanto miras? —Jeong comenzó a hacer gestos raros para llamar mi atención. — Norim, te estoy hablando.

— Esos chicos, esos chicos... —moví mis manos— Uno de ellos es Jaemin.

— Norim, ya deja de hacerte ilusiones.

— Supongo que aún lo extraño —enterré mi cabeza en mis brazos— Y es por eso que lo confundo con cualquier chico.

— Es lo más obvio, ya te ha ocurrido un par de veces —revolvió mi cabello.— Creo que ya debo irme.

— ¿Irás a ver a Jeno?

— Se lo prometí, además ya estamos avanzando —rió.

— Sólo llevamos tres meses aquí y ya estás a punto de tener una relación, wow, te admiro.

— Sólo soy sociable —se levantó— Es algo que deberías poner en práctica.

Asentí y salió del pequeño local.
Yo por mi parte terminé mi café y comencé a andar sin rumbo fijo.

— No creo que seas tú —dudé, mientras hablaba en voz alta— ¿Qué tal que si?... No, es estúpido pensar eso.

Por la la oscura y solitaria calle, se escuchaban leves pasos aparte de los que mis zapatos producían.
El pulso de mi corazón comenzó a acelerarse, así que me aferré a la idea de que quizá era alguna persona que vivía por aquí.

— Ah, Na Jaemin —suspiré— Si tan sólo estuvieras aquí conmigo.

— Cubriendome del frío y diciéndome tonterías —sonreí tontamente— ¿Dónde estás, Na Jaemin?

— Estoy justo detrás de ti, Norim.

sky| na jaemin.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant