3 ━ stranger.

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EXTRAÑO.




. . .

18 horas antes.

Rose tiene grabaciones. – dijo él de lentes acercándose a su amigo rubio mientras que encendía un cigarro y lo colocó en sus labios, Billy se giró soltando el humo de sus pulmones, Tom tosió repetidamente pues el vicio de su amigo los terminaría por matar a los dos. – ¿No debemos preocuparnos, cierto? – el rubio guardó silencio haciéndo quejar con gestos y sonidos a su compañero.

– Puede que Casey me haya quitado la máscara al momento de morir. Pero con una muerte más se soluciona todo. – dijo tranquilo dando una calada a lo que quedaba de su cigarro mientras reía.

– Espera, amigo. Te la puedes ligar para después conseguir las cintas en donde aparezcas, no necesitamos más muertes, Bill

– ¿Es eso? ¿O no la quieres muerta a ella? – dijo aún con la sonrisa pero está vez más cínica de lo normal.

– Cómo sea, que ella no muera Billy.



Actualidad



Después que la castaña fuera a casa de su nueva amiga junto con Sidney, votaron por la idea de hacer una noche de chicas y ver un par de películas para tratar de aligerar el ambiente por lo sucedido anteriormente. Rose caminó hasta la puerta con las palomitas en mano intentado que el plato no de derrumbara por todo el pasillo, pero a su suerte, las tiró por las escaleras.

Tocó la puerta de las chicas entrando haciéndo una señal para salir y ver el desastre que había provocando en el poco tiempo de estar solas, ambas rieron dejando atrás la tensión que tenía Rose por su desastre.

— En la alacena tenemos más, tranqui — dijo la dueña de la casa dejando de reír después de varios segundos con una sonrisa y entrando con su amiga nuevamente a la habitación.

Rose limpió el desastre bajando por los escalones hasta llegar nuevamente al micro, colocó en el aparato recargando su cuerpo conta la pared del lavaderos de platos sobando su cabeza varias veces. Dió un salto al escuchar el teléfono entre tanto silencio que tenía la casa de los Riley.

– ¿Hola? preguntó apoyando su cuerpo en la mesa mientras tomaba una manzana en sus manos y mordía aquel fruto.

¡Hey! ¿Cómo la estás pasando está noche?

– Perdón, tomé una llamada que no era mía, ¿con quién quiere hablar? – dió una risilla incómoda pero apenada.

– Claro que es contigo.

– Entonces no lo conozco, perdón ¿quién es? – por unos segundos su semblante cambió drásticamente pues en su mente recordó las anécdotas que Sidney le había comentado por teléfono con el asesino.

– Pero si nos conocemos desde hace mucho, diría que almas gemelas – el desconocido soltó una risa que muy en el fondo, Rose estaba creyendo su historia de conocerse. – ¿Cuál es tú película de terror favorita?

– Bueno, diría que ¿carrie?

– Buena elección, aunque Rose, las palomitas se están quemando. – la castaña soltó un grito al igual que el teléfono que cayó al suelo y el alimento hizo una pequeña explosión detrás de ella.

Las dos chicas de arriba salieron rápidamente de la habitación corriendo por las escaleras hasta llegar con Rose quien estaba estática en su lugar respirando de manera irregular sintiendo el cuerpo pesado. Titum tomó el teléfono del suelo mientras que Sidney intentaba tranquilizar a la castaña.

— Rose, aún está en línea. — le pasó el aparato mientras que Sidney lo veía sin poder hacer nada, la castaña lo tomó cuidadosamente aclarando su garganta para después con las manos temblorosas colocarlo en su oreja nuevamente.

– Tranquila Rose, mí tarea es no dañarte.

– ¿Quién eres? – preguntó levantándose de su lugar mientras que Sidney la veía sin expresión

– Seguramente has escuchado hablar sobre mí en las noticias, ghostface o al menos así me llaman.

Rose colgó al mismo tiempo que la otra línea repartiendo miradas a las dos chicas quienes la veían angustiadas y con terror notablemente en sus gestos. El hermano mayor de Titum salió de su habitación con una arma terminando de revisar la casa dirigiéndose hasta las castañas y su hermana.

— ¿Te dijo algo? ¿Un dato que nos pueda ayudar? ¿Una amenaza? — preguntó el comisario viendo a la chica mientras que Sidney estaba dándole una tasa de café en sus manos a la castaña quien estaba enrollada entre las sábanas de el cuarto de la rubia. Negó tratando de recordar con los labios desplegados y la mirada perdida en su bebida.

— Solo me dijo que su tarea era no dañarme, junto con su nombre de asesino. — está vez giró su mirada aún llena de susto hasta los ojos de el alguacil dando un sorbo a su café.

— ¿No dañarte? — preguntó confundido el policía levantándose de el suelo en donde estaba la castaña, se tocó el puente de su nariz bajo la mirada de todas las chicas, Rose asintió con la cabeza haciéndo el mismo acto que el mayor.

— Estaba cerca, me lo aclaró cuando hizo referencia a las palomitas.

La rubia interrumpió las preguntas dando como pretexto que era de noche y seguramente Rose estaba agotada con todo lo sucedido en una sola noche. El alguacil accedió con la condición que mañana por el día irían temprano a la comisaría para declarar y contribuir los asesinatos que estuvieron pasando.

Sidney se despidió de las tres dándose vuelta en la misma cama al igual que Tatum dejando en medio de las dos a la castaña. La cual se quedó viendo el techo mientras que este se pintaba de diferentes colores por las linternas que estaban afuera de la casa.

. . .

— ¿Estás lista? — preguntó Dewey quitándose el sombrero mientras se sentaba a un lado de ella la cual estaba jugando con sus manos hasta que el tacto del policía la detuvo haciéndola girar asintiendo con la cabeza.

— Gracias por estar aquí — se levantó de la silla junto con el castaño dándole un leve abrazo que los hizo caminar hasta las oficinas en donde rendiría a su declaración de lo sucedido una noche antes.

La castaña salió de la comisaría topandose con sus nuevas amigas quienes la esperaban con una sonrisa en sus rostros, juntas se fueron hasta la casa de Tatum hablando de distintas cosas todo el camino tratando de olvidar todo y sacando varias risas por parte de las tres, finalmente Rose y Sidney se sentían bien. Solo les hacía falta que una rubia entrara a sus vidas.

— Rose, tienes una carta. — dijo la madre de Tatum señalando la mesa más cerca de ellas en donde efectivamente estaba una hoja envuelta en otro papel. Sidney se acercó a ella abriendo juntas el recibo y después verse entre sí acabando de leer lo que decía.

‘ el acceso a la casa de los Becker queda permitido después de examinar la escena de crímen ’

𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐘 𝐇𝐄𝐋𝐋 ⸺ 𝗕𝗜𝗟𝗟𝗬 𝗟𝗢𝗢𝗠𝗜𝗦Where stories live. Discover now