Epílogo

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Esperábamos nuestro vuelo, nos dijeron que se retrasaría debido a que el piloto se accidentó y buscarían un reemplazo.

Sting tenía todos los papeles, o sea los documentos que serían necesarios para viajar, los revisaba una y otra vez para comprobar que no haga falta ninguno.

- Me da mucha ternura como duerme - Yukino observó a Catalina mientras ella dormía en mis brazos envuelta en una cobija para protegerla del frío.

- Catalina en realidad duerme de una forma extraña - Le comenté.

- ¿Cómo?

- En posiciones raras.

- Pero aún es muy pequeña.

- Lo digo en serio - Sonreí - Hace algunos días la quise poner en su cuna para dormirla, pero ella empezó a llorar porque quería estar boca abajo.

- ¡¿Y la dejaste?!

- ¡Por supuesto que no! - Con mi grito mi pequeña se despertó y me miró con sus ojitos flojitos - No sé de donde saca esas manías, yo duermo decentemente y ella quiere hacerlo de una forma totalmente opuesta.

- Pues mi niño es muy tranquilito - Yo miré al pequeño Yamil - Es un amor, siempre me obedece.

- Pues mi hija es todo lo contrario.

Nosotras continuamos hablando de los niños cuando de pronto oímos que nuestro vuelo ya estaba por partir, por eso fuimos a la fila para ingresar al avión.

No sé si la vida estaba en mi contra o si simplemente tenía mala suerte, pues Catalina empezó a llorar descontroladamente y no se calmaba con nada.

Se me cruzó por la cabeza que tal vez tenía hambre, pero ahí no la podía amamantar, tenía que esperar hasta estar dentro del avión. 

Una vez que subimos me emocioné y me senté junto a la ventana con mi amiga, Sting también quería ventana por lo que se sentó delante de nosotras.

Al parecer faltaban pasajeros que suban por lo que no perdí tiempo y alimente a la escandalosa de mi niña que seguía llorando, de esa forma solo lograría que me bajen del avión por alteración al orden público.

Mentira. 

Poco a poco el avión se empezó a llenar y yo miré por la ventana el aeropuerto.

Iba a extrañar mi país, después de todo crecí en él y ahí viví muchas cosas que marcaron mi vida, tanto buenas como malas.

Malas como mi encarcelamiento, y buenas como el nacimiento de Catalina que a pesar de haber sido inesperada su aparición en mi vida, fue la única cosa realmente hermosa que me pudo pasar.

Amaba a mi hija y no me arrepiento de haberla tenido, de haberme negado a renunciar a ella a pesar de que todo parecía estar en mi contra.

- Lucy, ¿Le has cambiado el pañal? - Sting se giró a verme por sobre su asiento.

- Sí, está limpia - Dije, y pues antes de subir me asegure que Catalina tuviera el pañal limpio.  

- ¿Entonces de donde proviene ese olor? - Empezó a oler en el aire hasta que se topó con su hijo.

Mi sobrino sonrió inocente y Yukino se golpeó la cara con la palma de la mano.

Al parecer el travieso Yamil no se aguantó.

- Y ahora que haré - Mi amiga de seguro quería tirarse por la ventana.

- ¡Eh! ¡Qué pasa! - Escuché a un pasajero - ¡Vamos media hora sentados y teníamos que haber partido hace quince minutos!

"Cuando el peligro está en casa"  |Fanfic_FT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora