Capítulo 18 - Este maestro es... por no decirlo todo el tiempo, un idiota

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—¿Y bien? ¿Qué opinas?

William carraspeó después de oír a Darien. Se removió incómodo sobre su sillón aterciopelado. Gelida lo miraba con orgullo, sabía que a pesar de no mostrar todo su potencial, Darien estaba haciendo su mejor esfuerzo por controlar las notas altas. Había logrado en tan solo un mes hacer de su voz más gruesa para notas bajas, pero aún le hacía falta practicar para llegar a su verdadera esencia respecto al canto.

—Bueno, realmente no importa lo que opines... no eres el experto en esto después de todo —dijo Gelida sonriente. —sé que lo hará mejor, es cuestión de práctica y paciencia... además de disciplina

—¿Le gustó? —dijo Darien, algo ansioso

—Pues-

—¡No, no, no! Mejor no lo diga, espere a que me presente en Sheldonian, una vez ahí ¡Realmente quiero escucharlo!

—Lo único que-

—¡No lo diga! Me esforzaré más, lo prometo

William suspiró.

—Siempre tan... modesto

Darien asintió.

—Puedes retirarte... —replicó William. —no diré más, toma un descanso

Darien esbozó una sonrisa y salió casi disparado hacia el jardín, como era de esperarse, a jugar con las mariposas multicolores. Su intención, además de eso era ver a las buganvilias, qué tanto habían crecido en su ausencia. Gelida extendió la mano hasta su taza de porcelana y sopló un par de veces antes de tomar el té.

—¿Cómo has estado estos días William?

—¿Ah?

—Por favor, tú solo... esta mansión gigante y sin Darien, no me dirás que no la has aprovechado

William soltó una pequeña risa.

—Si le preocupa, no me he acostado con alguien... al menos no aquí

Gelida tosió, casi se ahogaba de no ser porque inspiró profundo.

—¿Respondí correctamente, maestro?

—¿¡De qué hablas!? ¡Ja! Tu vida sexual me importa un comino, me refiero más bien a ¿no te has sentido muy solo estos días? Ve el comedor, es inmenso... y mira esta sala, ¡Ni se diga! Tan solo ese piano... —dijo al señalarlo con la mirada. —debería estar cuidado por alguien más además de ti...

—Tonterías...

—Sabes a lo que me refiero, Will...

—No discutiré eso, no está a discusión

Gelida suspiró, dejando la taza sobre la pequeña mesa.

—No lo digo para molestarte Will... es que... simplemente, me preocupo por ti... eres como mi hijo y quiero lo mejor para ti

Sin embargo, William prefirió mantenerse callado. Acariciaba el borde de su anillo tratando de esfumar las palabras de Gelida. Ese tipo de comportamiento es lo que provocaba en Gelida preocupación, William era muy evitativo en cuanto a sentimientos, pero ese cambio había surgido tras la muerte de Angie.

—William... —musitó Gelida. —no pediré que realmente hagas caso a mis palabras, porque sé perfectamente que harás de todo por mantenerlas alejadas... pero... hijo, mira esta gran mansión y mírate. Eres demasiado joven como para renunciar a un buen amor, o siquiera a una buena compañía en quién apoyarte... no digo que renuncies a tus recuerdos con Angie, sé cuán importante era ella para ti, pero... tan solo quiero que comprendas... que en algún punto habrás de ver por ti antes que por el pasado. Ella ya se ha ido y tú sigues aquí, ¿realmente-

Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]Where stories live. Discover now