Capítulo 26 - Nadie ama a las personas rotas

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—Podría esperar de todo, menos que Lysandro se comportara como un borrego frente a Rose Mary, ya se lo digo maestro Wilder... temo más de él cuando es buena gente que cuando no lo es. Incluso ahora, le doy las gracias a ella porque Lysandro prefiere dormir en su habitación que en la nuestra

William rio, desabotonando su camisa mientras miraba por el reflejo del espejo a Darien, quien se quitaba de manera brusca sus zapatos. Numerosas arrugas se formaron sobre su frente y cada vez que pronunciaba el nombre de Lysandro sus dientes se contraían entre sí, como si lo que dijera fuera una blasfemia. Mantenía un ceño tan fruncido que a duras penas podían percibirse sus pestañas y ante aquel rostro William no pudo evitar mirarlo con algo de desaprobación. Insistía "¿Por qué jamás me mostró esa cara? Siento que es más honesto ahora". Pero se limitaba a guardar sus palabras y deslizar los tirantes sobre sus hombros.

—No entiendo de qué te quejas, si parecías pasarla muy bien con él —dijo burlesco. —de hecho, casi podría decirles amantes, ¡Amantes ardidos de pasión!

Darien alzó la mirada completamente estupefacto y señaló su propio cuello, formando una línea que lo atravesaba.

—Me rajo, ¿Me oye? ¡Me rajo antes de ser algo suyo!

—Baaaah Darien, tanto intentas repelerlo que un día sin darte cuenta te va a caer bien, yo podría apoyar su matrimonio, ¡Es más! yo sería el cura y diría ¡Que vivan los novios! Ya oíste lo que dijo Rose Mary, apoyo todo sin prejuicios

—No me sorprende de alguien con complejo de Calígula

William alzó la ceja.

—¿¡Ahhhhh!? ¿¡Cómo te atreves a hablarle así a tu maestro!? ¡Eres un rebelde!

—Niéguemelo

Y calló en seco, frunciendo el ceño.

—Darien... después de muerto vengo a conocerte mejor, en serio ¿qué tanto cambiaste en mi ausencia? ¿O es que ya eras así?

—Maestro Wilder, yo lo dije y lo repito... en esta vida ya no me quedaré callado, así que tampoco espere que lance flores a alguien tan desagradable como Lysandro. Si él me tira mierda yo le tiro rocas, ¿Usted quién cree que quede peor?

—Pues tú, por cagado

—...

—¡JA, JA, JA, JA, JA!

Darien alzó la ceja, pero inevitablemente la curva de su sonrisa se alzó, tanto como la curva de la espalda de William muerto de la risa. Elevando sus mofletes. Para William, aquel momento solo era eso, pero para Darien era un recuerdo significativo y un tanto nostálgico, de hecho, lo mejor que había visto en mucho tiempo. En el pasado William rara vez reía, especialmente a carcajadas, pero cuando lo hacía las pupilas de Darien se engrandecían y se volvían vidriosas, como si no hubiera cosa más emotiva ni melodía más armoniosa que la risa contagiosa de su maestro. Por un momento, y solo un pequeño momento William abría las puertas de su corazón y bajaba las paredes para compartir su felicidad con el resto. Y si bien para William no era gran cosa, para Darien lo era todo.

Tal y como ahora.

—Ya, ¿Por qué me trata así maestro?

—¡Reconócelo! Es un buen chiste ¡Un muy buen chiste! ¡Ja, ja, ja!

—Esperaría que me apoyara contra Lysandro, ¿de verdad cree que no puedo causarle daño con piedras?

—¿Qué caso tiene? Si ya nació con la mollera sumida

Darien rio, pero cubrió su boca con la almohada y estalló en carcajadas. No podía arriesgarse a ser escuchado.

—EH, ¿Qué veo ahí? ¿Mi alumno por fin aprecia mi buen humor? Este maestro tuyo sabe lo que dice, Lysandro se compondría con una pedrada... eso te lo aseguro

Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]Where stories live. Discover now